Censura en el museo
Nunca la exposici¨®n anual de los fot¨®grafos valencianos hab¨ªa obtenido tanta repercusi¨®n. Despu¨¦s de tres a?os de cooperaci¨®n sin contratiempos, la Uni¨® de Periodistes Valencians ha visto reflejada parte de su ¨²ltima exposici¨®n, Fragments d'un any, en casi toda la prensa nacional. Todo empez¨® el jueves 4 de marzo, cuando los responsables de la muestra la dejaron acabada. Se trataba de medio centenar de im¨¢genes publicadas en distintos medios que aportaban una especie de resumen de lo acaecido durante el a?o 2009. El problema es que el pasado fue el annus horribilis de los pol¨ªticos valencianos del PP y muy especialmente de su m¨¢ximo jefe, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, a cuenta del caso G¨¹rtel. Menos mal que un fiel correligionario, un diputado de Econom¨ªa y Hacienda llamado M¨¢ximo Caturla, se dio cuenta a tiempo. Su gente lo explic¨® a los periodistas: no es adecuado colgar de las paredes de un museo las estampas de Camps entrando a declarar como imputado del Tribunal Superior de Justicia o de El Bigotes con V¨ªctor Campos. As¨ª que Caturla avis¨® al responsable de Cultura y las 10 fotos que ofend¨ªan a los castos ojos de los populares fueron eliminadas al d¨ªa siguiente.
La Uni¨® de Periodistes Valencians respondi¨® a la intolerable censura ejercida por la Diputaci¨®n, propietaria del museo, retirando la muestra completa, que se puede ver en Internet (www.unioperiodistes.org), y el director del museo, Rom¨¤ de la Calle, catedr¨¢tico y presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, ha dimitido.
El lugar se sigue llamando Museu Valenci¨¤ de la Il¡¤lustraci¨® i la Modernitat, aunque seguramente sus estructuras se est¨¢n resintiendo de tal afrenta a los valores a que alude su t¨ªtulo. La maniobra es tan burda que hasta la alcaldesa Rita Barber¨¢ la ha criticado. Pero ah¨ª queda. Como quedan los silencios de Canal 9 sobre el caso G¨¹rtel, que s¨®lo suele informar del mismo cuando hay buenas noticias para el jefe Camps. ?ste, mientras tanto, adornado de sus trajes a medida y su ser¨¢fica sonrisa, empieza a parecerse cada vez m¨¢s al rey desnudo.
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