El testamento de McQueen
La semana de la moda de Par¨ªs presenta el desfile p¨®stumo del dise?ador brit¨¢nico
Hoy se cumple un mes de la muerte de Alexander McQueen. Un tiempo en el que su trabajo, no siempre comprendido mientras viv¨ªa, se ha radiografiado y magnificado. S¨®lo quedaba por conocer el ¨²ltimo cap¨ªtulo. Leer el testamento de una de las voces m¨¢s originales de la moda contempor¨¢nea. Durante dos d¨ªas y ante peque?os grupos de invitados, se han presentado las 15 piezas p¨®stumas que componen su colecci¨®n para el pr¨®ximo oto?o. Estaban casi terminadas cuando McQueen se colg¨®, la v¨ªspera del funeral de su madre, a los 40 a?os. Su mano derecha desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, Sarah Burton, las ha rematado.
Tras la aventura tecnol¨®gica y futurista de su ¨²ltimo desfile, el dise?ador brit¨¢nico quiso volver a la artesan¨ªa de su oficio. En lugar de viajar a universos de fantas¨ªa, recuper¨® su obsesi¨®n por el arte bizantino, la pintura del Renacimiento y lo medieval. En sus ¨²ltimas obras abundan los s¨ªmbolos religiosos. Su equipo explica que viaj¨® a la m¨¢s oscura iconograf¨ªa de la fe, pero que de ella extrajo un mensaje luminoso. Lo que resulta escalofriante y conmovedor.
En sus ¨²ltimos d¨ªas, estuvo m¨¢s cerca que nunca de lograr un viejo sue?o
Esta mirada atr¨¢s no fue, sin embargo, una capitulaci¨®n en su defensa de la innovaci¨®n. Quiso que los cuadros ti?eran la ropa, pero no imprimirlos convencionalmente. Un programa inform¨¢tico los reproduce con hilos y bordados. El resultado es exquisito en un cuerpo que muestra el tercer panel del tr¨ªptico El jard¨ªn de las delicias de El Bosco. Esa misteriosa representaci¨®n del infierno adquiere una textura in¨¦dita al cambiar las pinceladas por puntadas.
En sus ¨²ltimos d¨ªas, McQueen estuvo m¨¢s cerca que nunca de alcanzar un viejo sue?o. Construir trajes de una sola pieza, sin costuras, tan complejos en su arquitectura como ligeros a la vista. Los vol¨²menes suspendidos de sus vestidos cortos son el mejor testamento de su talento. Fueron sus manos las que, siempre sobre el cuerpo, crearon estas intrincadas y org¨¢nicas formas.
En la semana de la moda que ayer termin¨® en Par¨ªs, varios colegas le han homenajeado. Stella McCartney le dedic¨® su colecci¨®n y Hussein Chalayan abri¨® su desfile con unas palabras sobre ¨¦l. Pero el tributo profesional que su equipo le rend¨ªa con esta sentida presentaci¨®n era dif¨ªcil de superar. Al ritmo de la banda sonora de sus ¨²ltimos meses, las modelos caminaban despacio por un lujoso, si bien recogido, sal¨®n. Un largo vestido de organza y seda jugaba con la reproducci¨®n entre sombras de una virgen. Los pliegues de su traje se confund¨ªan con los del real y la espalda revelaba dos p¨¢jaros blancos en pleno vuelo. Guardianes de los omoplatos que transmit¨ªan una extra?a calma y placidez.
La primera colecci¨®n de alta costura de McQueen vio la luz en 1997. Entonces, era un turbulento veintea?ero, lleno de furia y pasi¨®n. Llam¨® ?caro a aquel primer v¨¢stago. Porque los p¨¢jaros siempre revolotearon por su imaginaci¨®n. Pero los que pueblan su ¨²ltimo trabajo son inusualmente serenos. Al menos sobre la tela, se imponen a los demonios. Una prodigiosa chaqueta cubre el cuerpo de plumas doradas y cede paso a una falda de tul blanco. Con su mezcla de metal y romanticismo, esta ave final es al mismo tiempo resistente y fr¨¢gil.
Una paradoja que en realidad resume el sentido de la colecci¨®n. Subidas sobre plataformas de ¨¢ngeles y calaveras, vestidas de rojo y oro y tocadas por crestas de plumas doradas, las ¨²ltimas mujeres que McQueen imagin¨® son hero¨ªnas tan combativas como so?adoras.
Y Vuitton cre¨®...
Estrat¨¦gicamente colocado en el ¨²ltimo d¨ªa de la semana de la moda de Par¨ªs, el desfile de Louis Vuitton sella el mensaje de la temporada. Tras los riesgos de colecciones precedentes, Marc Jacobs consigui¨® destilar una idea clara, concisa y simple. Era dif¨ªcil no comprender lo que Jacobs quer¨ªa decir al ver a Laetitia Casta pasear alrededor de una fuente enfundada en un vestido negro de escandaloso escote, al ritmo del tema de la pel¨ªcula Sabrina. Su refinada (si bien poco original) revisi¨®n de la elegancia y las curvas de las estrellas de los a?os cincuenta continu¨® en una colecci¨®n de talles finos y florecientes faldas y bustos. F¨ªsica cu¨¢ntica, no es. Pero, por si hab¨ªa alguna duda, la colecci¨®n se titula Y Dios cre¨® a la mujer. Para darle sustancia, modelos poco habituales en las pasarelas como Bar Rafaeli, Elle McPherson, Adriana Lima o Karolina Kurkova. As¨ª, los pechos se convierten en los protagonistas m¨¢s inesperados de la temporada.
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