Cuba-Espa?a-UE
Sacrificar la exigencia sobre derechos humanos no favorece, sino retrasa, la transici¨®n
Las reacciones suscitadas por la muerte en huelga de hambre del disidente Orlando Zapata han puesto en evidencia las dudas en el seno del partido socialista sobre la pol¨ªtica a seguir en relaci¨®n con Cuba. Mientras desde el grupo socialista en el Parlamento Europeo se suscrib¨ªa una resoluci¨®n de condena al castrismo, desde el Gobierno se insist¨ªa en la voluntad de impulsar la revisi¨®n de la posici¨®n com¨²n de los Veintisiete durante el semestre de presidencia espa?ola.
No se ha tratado s¨®lo de un nuevo episodio de descoordinaci¨®n, tan frecuentes en este Ejecutivo; la disparidad de criterios en este caso ha obedecido, adem¨¢s, a la existencia de distintos puntos de vista sobre c¨®mo conducir las relaciones con La Habana, tanto bilaterales como europeas, en la expectativa de un pronto fin de la dictadura castrista. No es una decisi¨®n sencilla, dado que el propio r¨¦gimen cubano se halla divido acerca de c¨®mo afrontar el futuro inmediato. Pero el ministro Moratinos se equivoca al seguir defendiendo la revisi¨®n de la pol¨ªtica com¨²n en las actuales circunstancias y tambi¨¦n en aspectos cruciales de la estrategia alternativa que promueve.
La muerte de Zapata no s¨®lo aconseja aplazar por el momento cualquier decisi¨®n que el r¨¦gimen cubano pueda interpretar como una normalizaci¨®n diplom¨¢tica con la UE, por m¨¢s que, en efecto, la vigente posici¨®n com¨²n de los Veintisiete haya llevado las relaciones a un callej¨®n sin salida, que ni alivia la situaci¨®n de los cubanos ni estimula la transici¨®n. Tampoco desde el punto de vista de la pol¨ªtica europea parece razonable que la presidencia espa?ola insista en la revisi¨®n de la posici¨®n com¨²n: el voluntarismo de Moratinos corre el riesgo de traducirse en un estrepitoso fracaso, dado que no existe unanimidad entre los socios para revisar la posici¨®n com¨²n. Y mucho menos despu¨¦s de la muerte de Zapata.
La estrategia de poner en sordina las exigencias pol¨ªticas al r¨¦gimen cubano para arrancarle concesiones humanitarias, seg¨²n ha hecho el ministro en sus ¨²ltimos viajes a la isla, y seg¨²n parece sugerir como nueva pol¨ªtica com¨²n de la UE, conduce a un c¨ªrculo vicioso, del que s¨®lo resulta un mayor deterioro de los derechos humanos. A fin de evitar las exigencias pol¨ªticas, el r¨¦gimen siempre necesitar¨¢ disponer de presos sobre los que negociar, con lo que las relaciones se condenan a un ciclo espasm¨®dico de represi¨®n y concesiones humanitarias bajo presi¨®n internacional. Ni Espa?a ni la UE pueden convertirse en parte de este mecanismo.
Est¨¦ o no en los planes de los actuales dirigentes cubanos, la necesidad de desmantelar la dictadura llegar¨¢ tarde o temprano. Para la comunidad internacional, por su parte, el principal problema radica en gestionar la espera. Minimizar o, incluso, sacrificar las exigencias sobre derechos humanos en nombre de la transici¨®n que ha de venir no es s¨®lo moralmente inaceptable; es contribuir, adem¨¢s, a que esa transici¨®n no llegue.
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