"Tenemos un p¨¢jaro que colocar"
Al Qaeda elige a los mediadores para resolver sus secuestros en Mal¨ª - Los terroristas les piden que viajen miles de kil¨®metros a trav¨¦s del desierto
A Amadou Toumani Tour¨¦, el presidente de Mal¨ª, le irrit¨® sobremanera que, el 26 de noviembre, Al Qaeda volviera a secuestrar en el Sahel y adem¨¢s lo hiciera en Menaka, en su propio pa¨ªs. Hasta entonces hab¨ªa apresado a occidentales en N¨ªger y en Argelia, a los que trasladaba a Mal¨ª. En Menaka, en el noreste de Mal¨ª, hab¨ªa capturado a un franc¨¦s, Pierre Camatte, un bot¨¢nico de 61 a?os.
Uno tras otro, los Ministerios de Exteriores de varios pa¨ªses europeos, empezando por Francia y Espa?a, desaconsejaron a sus ciudadanos viajar a gran parte de Mal¨ª. Tour¨¦ se preocupaba por la repercusi¨®n econ¨®mica del secuestro en un pa¨ªs que figura entre los m¨¢s pobres del mundo.
A unos 1.300 kil¨®metros de Bamako, la capital, el alcalde de Tarkint, un ¨¢rabe maliense, recibi¨® esos d¨ªas una llamada en su tel¨¦fono v¨ªa sat¨¦lite. "Tenemos un p¨¢jaro que colocar", le dijo su interlocutor. Comprendi¨® de inmediato que Abdelhamid Abou Zeid, el jefe argelino de una de las c¨¦lulas de Al Qaeda que opera en el Sahel, hab¨ªa perpetrado un secuestro y solicitaba sus servicios.
El terrorista Belmokhtar rehus¨® a un mediador propuesto por Mal¨ª
Intermediar en los secuestros es una labor dura, seg¨²n un negociador
Alicia G¨¢mez no se crey¨® que estaba libre hasta ver a su hermano, Germ¨¢n
La cooperante ha sido la primera reh¨¦n liberada en Burkina Faso
El alcalde ten¨ªa experiencia. Directa o indirectamente particip¨® en varias mediaciones desde que un primer grupo de 32 turistas europeos fueron secuestrados en 2003 en el sur de Argelia. La mitad del grupo fue liberado en Mal¨ª a cambio de un rescate.
Este ex jefe del Frente Isl¨¢mico ?rabe de Azawad, que luch¨® por defender a la minor¨ªa ¨¢rabe de Mal¨ª, es el alcalde de un pueblo de algo m¨¢s de 4.000 habitantes, pero cuya superficie alcanza los 23.000 kil¨®metros cuadrados. Es m¨¢s extenso que Badajoz, la mayor de las provincias espa?olas
A Tour¨¦ le inquiet¨® en un primer momento que el alcalde volviera a estar en la brecha. A principios de noviembre aterriz¨®, no muy lejos de su pueblo, un Boeing procedente de Venezuela cargado con diez toneladas de coca¨ªna, seg¨²n revel¨® Alexandre Schmidt, director en Dakar de la ONUDC, el organismo de la ONU que lucha contra la droga y el crimen organizado. Tras ser descargado, el avi¨®n fue quemado. Un par de rotativos de Mal¨ª cuya imaginaci¨®n es desbordante, dejaron caer que el alcalde y algunos de sus concejales hab¨ªan desbrozado horas antes del aterrizaje esa pista improvisada en la que tom¨® tierra el Boeing. El primer edil lo desminti¨®.
Tour¨¦ respir¨® con alivio cuando desde el cuartelillo de la Gendarmer¨ªa de Tarkint, el pueblo del desierto, le informaron de que el alcalde no parec¨ªa involucrado en el tr¨¢fico de coca¨ªna. Pod¨ªa desarrollar la tarea que le hab¨ªa solicitado el terrorista Abou Zeid. La concluy¨® con ¨¦xito el 23 de febrero. Ese d¨ªa Camatte fue liberado.
El presidente maliense no tard¨®, sin embargo, en ponerse de nuevo nervioso. El 29 de noviembre, tres d¨ªas despu¨¦s del franc¨¦s, fueron apresados tres espa?oles -Alicia G¨¢mez, Roque Pascual y Albert Vilalta- en Mauritania. Sospech¨® de inmediato que acabar¨ªan siendo trasladados al norte de Mal¨ª. Se abr¨ªa un segundo frente, al que despu¨¦s se a?adi¨® un tercero con el secuestro, el 18 de diciembre, de un matrimonio italiano al sureste de Mauritania.
Tour¨¦ pens¨® que el alcalde de Tarkint no dar¨ªa abasto. Ech¨® mano de un segundo mediador, el ex l¨ªder de la rebeli¨®n tuareg, el gran pueblo bereber del S¨¢hara, que en 2003 y 2007 ayud¨® a resolver secuestros. Para agradec¨¦rselo le hab¨ªa nombrado ese mismo a?o agente consular en Yed¨¢ (Arabia Saud¨ª).
El notable tuareg regres¨® a Bamako a petici¨®n del presidente, pero he aqu¨ª que Mokhtar Belmokhtar, el argelino que secuestr¨® a los tres cooperantes catalanes, le recus¨® como mediador.
Este jefe terrorista de 39 a?os, apodado Mister Marlboro por su dedicaci¨®n al contrabando con tabaco para poder comprar armas, tuvo en 2009 una buena experiencia con otro intermediario, un consejero del presidente Blaise Compaor¨¦, de Burkina Faso. Quer¨ªa volver a "trabajar" con ¨¦l.
Belmokhtar captur¨®, en diciembre de 2007, en el este de N¨ªger, a los canadienses Robert Fowler, enviado especial para ese pa¨ªs del secretario general de la ONU, y a su adjunto, Louis Guay. Su mediador fue ya ese consejero presidencial de Burkina Faso, lo que provoc¨® algunos roces con Mal¨ª, que oblig¨® a esos dos funcionarios de la ONU a pasar por Bamako, en abril, para ser fotografiados junto con Tour¨¦.
Esa intermediaci¨®n le report¨®, al final, a Belmokhtar un rescate de 3,7 millones de euros, seg¨²n la prensa de Canad¨¢, y la puesta en libertad de cuatro presos islamistas encarcelados en Kati, cerca de Bamako. Entre ellos figuraba Osama el Merdaci, reputado por su habilidad para fabricar bombas.
A diferencia de los otros mediadores, el consejero presidencial no tiene un pasado rebelde en defensa de una comunidad, ¨¢rabe o tuareg, sino una trayectoria de oposici¨®n a cuantas dictaduras han gobernado Mauritania, su pa¨ªs de origen. Est¨¢ ahora enfrentado con el actual presidente, el general Mohamed Ould Abdelaziz, que en 2008 acab¨® con un a?o de r¨¦gimen democr¨¢tico.
Hace a?os que el consejero no regresa a Nuakchot, la ciudad en la que naci¨® hace medio siglo. La prensa oficialista mauritana le describe como "consejero para la desestabilizaci¨®n" de los vecinos de Burkina Faso. ?l responde con entrevistas en las que critica a Abdelaziz y tambi¨¦n a aquellos que recurren a la violencia so pretextos religiosos. A¨²n as¨ª, Belmokhtar le eligi¨® como intermediario. Se puso enseguida manos a la obra.
Es un trabajo duro, seg¨²n cont¨®, en octubre, el alcalde de Tarkint, ¨¦l mismo ex mediador, a la Agencia France-Presse. Hay que conducir a veces durante d¨ªas un todoterreno por pistas, acudir a una cita en medio del desierto cuyas coordenadas GPS los terroristas comunican al negociador, esperar all¨ª, bajo un sol abrasador, a que lleguen o a que indiquen un nuevo lugar de encuentro.
En una de esas reuniones, el consejero se empe?¨® en arrancar la liberaci¨®n de un reh¨¦n sin pagar a¨²n el rescate. En anteriores secuestros, las mujeres fueron puestas primero en libertad, pero ¨¦l pidi¨® a Belmokhtar que soltase a Vilalta, que estaba lesionado.
No est¨¢ claro si fue porque sus heridas curaron r¨¢pidamente o porque los terroristas prefer¨ªan deshacerse de la mujer, cuya presencia les incomodaba, pero lo cierto es que optaron por liberar, el domingo, a Alicia G¨¢mez.
Recuper¨® la libertad de forma at¨ªpica. Tres veh¨ªculos todoterreno la fueron a buscar, probablemente al ¨¢rea de Tassalit, en el norte de Mal¨ª, no lejos del conf¨ªn argelino. A bordo estaba el consejero y agentes del servicio secreto maliense. Recorrieron cerca de 2.000 kil¨®metros, cruzando el pa¨ªs, pero evitando n¨²cleos urbanos.
G¨¢mez es la ¨²nica reh¨¦n cuya puesta en libertad no incluy¨® una obligada estancia de horas en la residencia del gobernador de Gao, en el norte de Mal¨ª, y un breve paso por Bamako. A primera hora del mi¨¦rcoles, el convoy lleg¨®, por fin, a la frontera con Burkina Faso. Un helic¨®ptero militar la recogi¨® para trasladarla a Uagadug¨² junto al consejero. La mujer no se fiaba de ¨¦l. Pese a las palabras amables que pronunciaba sospechaba que pod¨ªa estar conchabado con los terroristas.
S¨®lo cuando a media ma?ana se abraz¨® a su hermano, Germ¨¢n, y la secretaria de Estado de Cooperaci¨®n, Soraya Rodr¨ªguez, le anunci¨®: "?Alicia, est¨¢ acabado!". La funcionaria judicial de l'Hospitalet de Llobregat se crey¨® entonces que estaba libre. En una residencia puesta a su disposici¨®n por el presidente de Burkina Faso se dio su primer ba?o en tres meses, se quit¨® el vestido tuareg y se puso la ropa que le trajo Germ¨¢n.
Soraya Rodr¨ªguez dio las gracias efusivamente al mediador, pero a continuaci¨®n le lanz¨®: "Por favor, monsieur, los otros dos, los otros dos cuanto antes". Para que as¨ª sea Belmokhtar deber¨ªa renunciar a seguir reivindicando la excarcelaci¨®n de 14 de los 67 presos que est¨¢n detr¨¢s de los barrotes de la prisi¨®n central de Nuakchot. El rescate pecuniario no constituye, en cambio, un problema.
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