La resistencia de los Quero
Un libro cuenta las andanzas de cuatro hermanos perseguidos por la dictadura
El 4 de agosto de 1944, en la calle Maestro Alonso de Granada, los cuatro hermanos Quero, l¨ªderes de un destacado grupo guerrillero antifranquista, entraron en el domicilio de Pedro Segura, juez de la Auditor¨ªa Militar de Granada. Quer¨ªan presentarle sus respetos y una carta de amenaza en mano. "Somos los hermanos Quero", dijeron al juez, que pudo ver sus rostros. "A nosotros es a quien tiene que perseguir". El motivo de la visita no era otro que conseguir la libertad de dos j¨®venes inocentes que hab¨ªan sido detenidos acusados de tener relaci¨®n con ellos.
As¨ª actuaban los hermanos Quero (Antonio, Jos¨¦, Pedro y Francisco), con contundencia y descaro, con lealtad y firmeza. Sus acciones corrieron como la p¨®lvora por los portales y las escaleras de una ciudad de provincias en plena posguerra que trataba de sobrevivir a la oscuridad. "Para las autoridades franquistas los hermanos Quero eran delincuentes pol¨ªticos, como todos los guerrilleros antifranquistas que luchaban en las sierras espa?olas. Para un importante sector de la sociedad, en cambio, eran h¨¦roes", explica Jorge Marco, autor del libro Hijos de la guerra: los hermanos Quero y la resistencia antifranquista, que acaba de ser publicado por la editorial Comares.
Los maquis granadinos llegaron a recaudar 475.000 pesetas en un d¨ªa
La historia de los Quero ara?a el mito hasta gastar las u?as. Tras alistarse en la 78 Brigada Mixta, una brigada del ej¨¦rcito regular que apenas entr¨® en combate y que estuvo destacada en Diezma y en Guadix, tuvieron que comenzar a malvivir en una ciudad hostil, en un pa¨ªs que ya no era el suyo. Aunque antes de la guerra no tuvieron ning¨²n tipo de militancia pol¨ªtica, la tragedia trajo consigo su politizaci¨®n, que los uni¨® definitivamente a la causa republicana.
Una vez derrotado el ej¨¦rcito, tras unos a?os de supervivencia, comenzaron a guerrear contra el r¨¦gimen con acciones espectaculares que buscaban desprestigiar a las autoridades, mostrar su debilidad y obtener fondos para las familias represaliadas de republicanos. El 20 de agosto de 1941 secuestraron al general Eduardo Entrala R¨ªos en la calle Alcantarilla, meti¨¦ndolo en un coche. Lo mantuvieron oculto durante tres d¨ªas y cobraron una recompensa de 500.000 pesetas, una cantidad desorbitada en la ¨¦poca.
El 3 de mayo de 1944, d¨ªa de la Cruz en Granada, propiciaron un tiroteo sin precedentes en el Paseo del Sal¨®n, cuando trataban de recoger el dinero de un atraco ante una multitud de personas. Tres meses despu¨¦s, se produjo la famosa visita al juez militar. Esa misma noche, secuestraron al m¨¦dico Baldomero Bueno L¨®pez, al que retuvieron varios d¨ªas. Una nota en un peri¨®dico local en la que puede leerse "vendo radio gramola nuevo. Raz¨®n: Natalio Rivas 46 a 50" fue la se?al de que iba a pagarse el rescate.
El 6 de julio de 1945, los Quero realizaron dos acciones. Por la ma?ana secuestraron al banquero Manuel Rodr¨ªguez-Acosta en su propia casa. El secuestro se resolvi¨® en unas horas y consiguieron 250.000 pesetas. Esa misma tarde secuestraron en la calle Gran V¨ªa al empresario Andr¨¦s S¨¢nchez Montes. Por la noche, ya ten¨ªan 250.000 pesetas m¨¢s. En un d¨ªa recaudaron 475.000 pesetas para la resistencia.
Al parecer, el propio Franco se interes¨® por el caso de los Quero, que empezaba a ser tan sonado como molesto. Aquellos guerrilleros que bajaban a la ciudad para sembrar el p¨¢nico y regresaban a las monta?as, donde eran tratados como h¨¦roes. En su despacho, el Caudillo guardaba en un caj¨®n los expedientes de seis maquis. Dos de ellos eran Quero.
"Su espacio de acci¨®n fue el urbano, algo poco com¨²n en la resistencia antifranquista espa?ola, y, adem¨¢s, la espectacularidad y osad¨ªa de sus acciones no ten¨ªa parang¨®n en Espa?a", explica Jorge Marco.
Los hermanos, ya convertidos en leyenda, hicieron un pacto: No iban a dejarse coger vivos, se suicidar¨ªan antes de que esto ocurriera. Y as¨ª parece que ocurri¨®.
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