Paul Shirley: El coraz¨®n y el alma de Dallas
El equipo al que llamamos Mavericks de Dallas hizo su debut en 1998. El colectivo al que llamamos Uni¨®n Europea empez¨® su andadura un a?o m¨¢s tarde, en 1999. En el origen de ambos, alemanes.
Los Mavericks de Dallas no se fundaron en 1998, de la misma manera que la Uni¨®n Europea no se formaliz¨® en 1999. Pero la opini¨®n que tenemos de ambas entidades se gest¨® en ese lapso de dos a?os. Los Mavericks de hoy son una prolongaci¨®n de Dirk Nowitzki. El equipo se construy¨® alrededor de ¨¦l: es su coraz¨®n y su alma. Cuando los de fuera piensan en los Mavericks, piensan en Nowitzki.
De forma parecida, la adopci¨®n de una moneda com¨²n convirti¨® a la Uni¨®n Europea en lo que es hoy en d¨ªa. S¨¦ que se fund¨® en 1993 y que surgi¨® de la Comunidad Econ¨®mica Europea, que se constituy¨® unas d¨¦cadas antes. Pero cuando la gente de fuera de Europa piensa en la UE piensa en el euro.
Los Mavericks de hoy son una prolongaci¨®n de Nowitzki: si lo hacen bien, es por ¨¦l. Si lo hacen mal, tambi¨¦n
Los Mavericks de Dallas llevan una buena racha que podr¨ªa atribuirse al juego oportuno de Jason Kidd o a las incorporaciones de Caron Butler y Brendan Haywood. Pero, en ¨²ltima instancia, la mano de Nowitzki es la que decide su destino. Determinar si la importancia de una estrella es buena o mala para el baloncesto bien merece un debate, pero para otro d¨ªa. Para los espectadores de toda la vida de la NBA, los hechos hablan por s¨ª solos: los Mavericks dependen en gran medida del alem¨¢n, de 2,13 metros de estatura. Si lo hacen bien, es debido a ¨¦l. Si lo hacen mal, tambi¨¦n es debido a ¨¦l.
Se puede exponer un argumento similar para la Uni¨®n Europea. Aunque uno deseara que en el colectivo continental todo el mundo tuviera la misma influencia sobre el futuro de ese colectivo, no es as¨ª. O, en todo caso, no todav¨ªa. Es la pura verdad, estoy seguro; especialmente, para el p¨²blico al que me dirijo. De hecho, estoy dispuesto a apostar a que mi nivel de popularidad caer¨¢ en picado despu¨¦s de esta columna.
Despellejarme por ser honrado no cambiar¨¢ las cosas. El experimento de la unidad europea se encuentra en su momento crucial, puesto a prueba por la crisis econ¨®mica. Pruebas como ¨¦sta no son necesariamente algo malo. Dallas tendr¨¢ pronto su propia prueba. Mientras leen estas l¨ªneas, los Mavericks son la UE en 2006: optimistas, triunfantes y serenamente seguros de s¨ª mismos. Pero les llegar¨¢ el d¨ªa en que tendr¨¢n que rendir cuentas. Al final, los playoffs empezar¨¢n y el DeLorean que es la temporada de la NBA convertir¨¢ a los Mavericks en la UE de 2010. Otra fuerza les pondr¨¢ a prueba y, ahora que lo pienso, posiblemente involucre a un espa?ol.
El resultado de esa prueba baloncest¨ªstica, como el resultado de la prueba social de la Uni¨®n Europea, depender¨¢ de un alem¨¢n.
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