Sin disciplina orquestal
"Ni mando a necios, ni obedezco a p¨ªcaros", era uno de los lemas de los que se serv¨ªa nuestro Arturo Soria y Espinosa para iniciar su autobiograf¨ªa, tan bien reflejada en el exquisito prontuario de aforismos titulado Labrador del aire. Si lo hicieran suyo los l¨ªderes pol¨ªticos con aspiraciones nacionales, si excluyeran de su amigable compa?¨ªa a necios y a p¨ªcaros, habr¨ªamos conseguido un avance notable en la gobernaci¨®n del pa¨ªs. Soria tambi¨¦n propugnaba frente a la disciplina militar, la disciplina orquestal, que tanto se echa a faltar en el momento presente tanto en el Gabinete del presidente Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez Zapatero como en la directiva que acompa?a al presidente del PP, Mariano Rajoy.
La crisis reclama medidas y las respuestas generadas se retiran para desconcierto del personal
Viajeros llegados de La Moncloa cuentan de las desavenencias afloradas en esta segunda legislatura, de los litigios surgidos en torno a las aguas jurisdiccionales propias de cada miembro del Gobierno, de las competencias e incompetencias que les incumben o les desbordan. A distancia, desde fuera, se cobra a veces la impresi¨®n de que hubiera sonado la voz de rompan filas y abandonada la formaci¨®n hubiera cundido la decisi¨®n de andar por libre y ponerse a salvo conforme a intereses estrictamente personales. La crisis reclama medidas y las respuestas generadas en distintos departamentos se lanzan y se retiran una y otra vez para desconcierto del personal de a pie y de los observadores internacionales, que luego califican la solvencia de nuestra deuda.
Se dir¨ªa que este modelo ha sido adoptado mim¨¦ticamente en G¨¦nova, la sede nacional del Partido Popular. Porque despu¨¦s de tantas afirmaciones de incompatibilidad con la corrupci¨®n, estalla el caso G¨¹rtel y nadie reacciona. El tesorero nacional del partido Luis B¨¢rcenas hace una fortuna inexplicable de la que sigue sin rendir cuentas. Queda en suspenso provisionalmente pero conserva despacho y accesorios en la central. En Valencia, despu¨¦s de la inundaci¨®n informativa de graves irregularidades s¨®lo ha sido relevado Ricardo Costa que, enseguida, ha encontrado nuevo acomodo en el grupo parlamentario de Las Corts.
En Castell¨®n, sigue campando por sus respetos el presidente de la Diputaci¨®n, Carlos Fabra, ese cuentachistes fant¨¢stico que hac¨ªa las delicias de ?nsar cuando los veraneos en Oropesa de los azulejeros, perd¨®n de los mares. En la Galicia de Manuel Fraga aparece otra ramificaci¨®n de Correa para la financiaci¨®n del PP, sin que se registren consecuencias y suma y sigue. En Madrid, la presidenta de la Comunidad celebra haberle quitado un consejero de la Caja "al hijoputa", naturalmente compa?ero de partido, sin que nadie rechiste. Al final, entra en funciones el Comit¨¦ de Derechos y Garant¨ªas para empurar a Manuel Cobo, el vicealcalde de Madrid, por unas declaraciones a cara descubierta a prop¨®sito del espionaje sufrido por cuenta de los servicios de la CAM.
Prevalece el parecer del consejero ¨¢ulico, Pedro Arriola, seg¨²n el cual lo mejor es no hacer nada y esperar el desmoronamiento del adversario socialista. Claro que la consigna, que de modo tan escrupuloso sigue Mariano Rajoy, encuentra eco menor en otras figuras. As¨ª, por ejemplo, Esperanza Aguirre, que cada d¨ªa ensaya un lanzamiento. Tan pronto solicita un gobierno de coalici¨®n para aceptar el pacto buscado por La Moncloa, en el que el PP tendr¨ªa las carteras de Econom¨ªa e Interior, como pide elecciones anticipadas, llama a la rebeli¨®n en torno a la anunciada subida del IVA o exige la desaparici¨®n de los ministerios que considera in¨²tiles. Propuestas sin duda interesantes pero por completo ajenas al ¨¢mbito auton¨®mico de sus competencias. De ah¨ª la sorpresa al observar c¨®mo el presidente del PP asiste imp¨¢vido a semejante festival como si para nada le afectara.
As¨ª caminamos presurosos por la senda de la crisis hacia las urnas, primero catalanas, luego auton¨®micas y municipales y ya en 2012 legislativas. Pero podemos encontrarnos en la situaci¨®n que describe Martin Wolf en su columna del pasado d¨ªa 12 en el Financial Times titulada The British election that both sides deserve to lose, para que nos entendamos en ingl¨¦s, "las elecciones brit¨¢nicas que ambos contendientes
[laboristas y conservadores] merecen perder". Como escribe Wislawa Szymborska en Lecturas no obligatorias (Ediciones Alfabia. Barcelona, 2009) la cuesti¨®n reside en percibir la diferencia entre un pesimista man¨ªaco y un profeta que tiene raz¨®n ya desde el principio. Porque entre ese instante en el que hacer sonar la alarma puede parecer precipitado y rid¨ªculo y ese otro en el que ya es demasiado tarde para todo debe haber un momento perfecto, oportuno, especialmente indicado para impedir la desgracia. ?Qu¨¦ momento es ese? ?Y c¨®mo reconocerlo? Veremos.
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