La guerra del 'narco' en M¨¦xico pone en riesgo el turismo
EE UU ordena retirar del norte del pa¨ªs vecino el personal no imprescindible
M¨¦xico arde por los cuatro costados. El asesinato de una joven pareja estadounidense en Ciudad Ju¨¢rez, ametrallada en presencia de su hija peque?a minutos despu¨¦s de entrar en territorio mexicano procedente de El Paso, se sum¨® a las decenas de muertes violentas registradas en todo el pa¨ªs, sobre todo en el Estado de Guerrero, donde la pugna de los carteles de la droga dej¨® sembrada de cad¨¢veres la tur¨ªstica Acapulco.
El presidente Barack Obama, a trav¨¦s de un comunicado, expres¨® su indignaci¨®n por los "brutales asesinatos" de la joven pareja y de un mexicano tambi¨¦n vinculado al consulado de EE UU en Ciudad Ju¨¢rez. Obama ofreci¨® su apoyo al presidente mexicano, Felipe Calder¨®n, que hoy tiene previsto regresar a la ciudad fronteriza, donde miles de polic¨ªas y soldados no logran frenar la matanza.
Obama condena los "brutales asesinatos" de dos estadounidenses
Los peri¨®dicos mexicanos no disponen de papel para contar tantas muertes. Los del fin de semana tuvieron que recurrir a la f¨®rmula m¨¢s r¨¢pida para dar fe del horror que vivi¨®, por ejemplo, el Estado de Guerrero y su ciudad m¨¢s tur¨ªstica, Acapulco: "Madrugada del s¨¢bado. A las 4.42, a la altura del poblado de Tres Palos, se encuentran los cuerpos de cinco personas ejecutadas. Dos de las v¨ªctimas est¨¢n decapitadas. A las 4.50, a la altura del mirador de las Brisas del Marqu¨¦s, en plena zona tur¨ªstica, son localizados dos cuerpos. Estaban atados de manos, con huellas de tortura y hab¨ªan sido decapitados. A las 6.33...". As¨ª hasta contabilizar 43 muertes en apenas dos d¨ªas.
Pero, a las 14.30 de ese mismo s¨¢bado, la polic¨ªa es avisada de que una camioneta blanca marca Toyota y con matr¨ªculas de Tejas acaba de ser ametrallada en Ciudad Ju¨¢rez. Sus dos ocupantes, una joven pareja estadounidense, han muerto en el acto. En el asiento de atr¨¢s, una ni?a de siete meses llora. Mientras una mujer polic¨ªa acuna al beb¨¦, sus compa?eros identifican a las v¨ªctimas. La mujer se llama Lesley Ann Enr¨ªquez Catton y es empleada del consulado de EE UU en Ciudad Ju¨¢rez. Su marido, Arthur H. Redelf, trabaja en la prisi¨®n de El Paso. Unos minutos despu¨¦s, la polic¨ªa recibe otro aviso. Apenas a unas cuadras de all¨ª, un hombre identificado como Jorge Alberto Salcido acaba de ser asesinado al volante de su veh¨ªculo. Est¨¢ casado con otra empleada de la Embajada. Sus hijos, de cuatro y siete a?os, han resultado heridos en la emboscada.
Un portavoz de Obama no tarda en difundir un comunicado de condena. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, va m¨¢s all¨¢: "Haremos lo necesario para proteger a nuestra gente". El Departamento de Estado autoriza a los empleados de sus seis consulados del norte de M¨¦xico a que saquen a sus familias. Hac¨ªa tiempo que el narcotr¨¢fico no se atrev¨ªa a atentar de forma tan directa contra sus vecinos del norte. Hay que remontarse a 1985, cuando un agente encubierto de la DEA llamado Enrique Camarena fue asesinado.
Pero la violencia desaforada ya no s¨®lo es patrimonio de esa ciudad sin ley. Los carteles se est¨¢n disputando a tiro limpio Oaxaca, Veracruz, Tamaulipas y hasta en las calles del Distrito Federal est¨¢n empezando a descubrirse cuerpos degollados. La sensaci¨®n de inseguridad se extiende y plazas que estaban en calma se han convertido estos d¨ªas en escenario de una batalla campal entre el Ej¨¦rcito y los sicarios de los distintos carteles del narcotr¨¢fico que pelean entre s¨ª. Un ejemplo es Reynosa, la ciudad m¨¢s poblada del norte?o Estado de Tamaulipas. Los muchachos tienen que acudir a la escuela escoltados por los militares y el secuestro de ocho periodistas ha provocado el enmudecimiento de toda la prensa local. Los ciudadanos tienen que avisarse entre s¨ª del lugar donde se est¨¢n produciendo tiroteos y qu¨¦ calle ha sido cortada por tal o cual banda de narcotraficantes.
Ante la falta de una explicaci¨®n oficial, empiezan a aparecer informaciones period¨ªsticas que hablan de una cacer¨ªa generalizada contra sicarios del cartel de Los Zetas, auspiciada o al menos tolerada por las autoridades.
Por si fuera poco, la econom¨ªa ha empezado a resentirse por el clima de inseguridad. Las visitas de estadounidenses -en su mayor¨ªa empresarios- a M¨¦xico se han reducido ostensiblemente, en algunos casos hasta en un 60% con relaci¨®n al a?o anterior. La explosi¨®n de violencia coincide adem¨¢s con la visita a Acapulco y a las playas del Caribe, principalmente, de los springbreakers, j¨®venes norteamericanos que aprovechan su periodo vacacional para divertirse y tostarse al sol de M¨¦xico. Ellos suponen en este momento el 70% de la ocupaci¨®n hotelera de Canc¨²n, que empezaba a recuperarse del desastre provocado el a?o pasado por la epidemia de gripe. Pero el Gobierno de Barack Obama acaba de emitir una nueva alerta en la que desaconseja a sus ciudadanos viajar a M¨¦xico. El miedo a las balas del narco, temen los empresarios, puede resultar m¨¢s devastador para el turismo que el miedo a la gripe.
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