?Qui¨¦n escucha a Otegi?
"Hoy, con la perspectiva que da el tiempo, podemos decir que el proceso de paz, tan denostado, hizo mucho da?o a ETA y mucho bien a la democracia", dijo Zapatero en su entrevista por televisi¨®n del d¨ªa 8; y a?adi¨®: "ETA ya no tiene quien le escuche". La conclusi¨®n era que estamos mejor ahora que antes de ese proceso, y m¨¢s cerca que nunca del final de la banda.
Esto es cierto, pero conviene precisar que ello es consecuencia no s¨®lo del proceso de paz, sino de la combinaci¨®n entre ese proceso (que rompi¨® ETA) y lo que sigui¨® despu¨¦s: 465 detenciones hasta ayer. Y de algo m¨¢s: la negativa del Gobierno, con el apoyo de la oposici¨®n, a reemprender, o a no dar por definitivamente cerrada, la v¨ªa de la negociaci¨®n pol¨ªtica, como le reclaman peri¨®dicamente mediadores varios.
El asesinato del polic¨ªa es la oportunidad de los radicales de decirle a ETA que renuncie a la violencia
Las detenciones han debilitado a ETA, pero el efecto no es, como se vio anteayer cerca de Par¨ªs, que no pueda matar, sino que hacerlo ya no le sirve para hacer avanzar sus objetivos: ni para que la izquierda abertzale recupere la legalidad ni para configurar un polo soberanista a trav¨¦s del cual participar en las elecciones ni, sobre todo, para forzar una negociaci¨®n pol¨ªtica, eje de su estrategia desde hace 30 a?os.
Sobre esto ¨²ltimo hay declaraciones de pol¨ªticos de todos los colores, incluyendo los de sus propias filas. Txema Matanzas, abogado en prisi¨®n por su pertenencia a Ekin, columna vertebral del entramado, advert¨ªa a los suyos en una carta intervenida por la polic¨ªa el pasado verano de que "el Estado no va a volver a negociar"; les recomendaba abandonar la ilusi¨®n de pensar que "eso dicen, pero por debajo est¨¢n deseando que les llamemos a la puerta"; y a?ad¨ªa: "No es que yo lo intuya, es que Rubalcaba y compa?¨ªa lo tienen m¨¢s claro que el agua".
De revelaciones conocidas estos ¨²ltimos d¨ªas se deduce que durante la vigencia del alto el fuego de 2006 el Gobierno trataba de convencer a ETA y a Batasuna de su buena disposici¨®n para llegar a un acuerdo: que intentar¨ªa evitar detenciones, aminorar los efectos de sumarios abiertos contra su rama juvenil, facilitar la legalizaci¨®n y participaci¨®n de la izquierda abertzale en las elecciones de 2007. A partir de un momento dado, cuando hab¨ªa ya fuertes evidencias de las intenciones de ETA, el Gobierno pareci¨® interesado en dejar claro que si hab¨ªa ruptura no ser¨ªa por su culpa.
Ese objetivo fue alcanzado, aunque pagando un cierto precio. Con el resultado de que todos los partidos, incluyendo los nacionalistas, asumieron que la v¨ªa de la tregua hab¨ªa quedado invalidada para el futuro por la propia ETA. De ah¨ª que, inversamente a lo ocurrido en 2006, ahora parezca ser Otegi quien intenta convencer al Gobierno (y a los nacionalistas) de que va en serio. Inicialmente, tambi¨¦n de que contaba con el asentimiento de ETA. En diciembre se filtr¨® al diario Deia una carta suya a otro preso en la que afirmaba que quien rechaza el planteamiento de la ponencia oficial de Batasuna, plasmada en la declaraci¨®n de Alsasua (en la que no se nombra para nada a ETA, aunque se habla de "proceso sin violencia ni injerencias"), o no est¨¢ en sus cabales o "trabaja para el enemigo".
La carta no fue tomada muy en serio (sobre todo por las evidencias de que ETA estaba en otra cosa), como tampoco tuvo mayor eco la difusi¨®n, en febrero, de la resoluci¨®n basada en esa ponencia, cuyo planteamiento de fondo viene a ser que la condici¨®n para el abandono de la estrategia pol¨ªtico militar es un cambio negociado del actual marco pol¨ªtico en favor de uno en el que todas las opciones puedan materializarse "en igualdad de condiciones".
Posteriormente se ha publicado (El Mundo, 14-3-2010) una conversaci¨®n grabada en la c¨¢rcel de Soto del Real el pasado d¨ªa 2 en la que de una manera m¨¢s expl¨ªcita, y a sabiendas de estar siendo escuchado, Otegi critica las posiciones de ETA favorables al mantenimiento de la violencia, algo que ¨¦l considera "suicida". Y argumenta que si hay un atentado y los de la "foto de Alsasua" no dicen nada ser¨ªan ¨¦stos quienes se suicidar¨ªan porque "dar¨ªa la impresi¨®n de que todo es un parip¨¦".
Ese momento ha llegado. El asalto al almac¨¦n de coches de las afueras de Par¨ªs, seguramente en una operaci¨®n previa a la realizaci¨®n de un atentado, y el asesinato del gendarme Jean-Serge N¨¨rin dan a los de Otegi la oportunidad de decirle claramente a ETA lo que hasta el momento han evitado plantear: que la igualdad de oportunidades que reclaman exige que nadie tema ser asesinado por no compartir los ideales de ETA; es decir, que esa organizaci¨®n debe renunciar a la violencia para que la izquierda abertzale pueda hacer pol¨ªtica en igualdad de condiciones y no con el refuerzo de un grupo armado que amenaza y mata a sus rivales pol¨ªticos.
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