El Atl¨¦tico ya no tiembla
El cuadro de Quique firma una primera parte primorosa y resiste luego la carga del Sporting
En otro ejercicio de superaci¨®n, el Atl¨¦tico volvi¨® a coronarse en un ambiente hostil que Ag¨¹ero puso patas arriba con su arte. Atontada y sin bater¨ªas en la ida, a la escuadra rojiblanca le bastaron tres minutos para empezar a liquidar una eliminatoria que no supo sentenciar en el Calder¨®n y que anoche tambi¨¦n le cost¨® cuadrar por m¨¢s que el Kun se la pusiera de rechupete en un plis plas. Definido por un centro del campo plagado de intelectuales adiestrados desde la cuna en el mimo al bal¨®n, el Sporting se resete¨® en cuanto el ataque rojiblanco puso a prueba a su defensa de plastilina. La baja de Carri?o y las expulsiones de Grimi y Tonel en Madrid fueron demasiado para el conjunto lisboeta, que, pese a las dimisiones de Abel y Caneira, se resisti¨® a su destino con un empuje encomiable. El cuadro de Carvalhal respondi¨® a cada gol de Ag¨¹ero con un intercambio de golpes del que sali¨® vencedor el Atl¨¦tico con un f¨²tbol primoroso en los primeros 45 minutos y al filo de la navaja en el ¨²ltimo periodo.
SPORTING 2 ATL?TICO 2
Sporting de Lisboa: Rui Patricio; Abel, Polga, Caneira, P. Silva (Vukcevic, m. 54); Mendes, Moutinho, Pereirinha (Mat¨ªas Fern¨¢ndez, m. 70), Veloso; Saleiro y Liedson. No utilizados: Tiago; A. Silva, Postiga, Soares y Reis.
Atl¨¦tico de Madrid: De Gea; Ujfalusi, Perea, ?lvaro Dom¨ªnguez, Antonio L¨®pez; Assun??o, Ra¨²l Garc¨ªa, Reyes, Sim?o (Valera, m. 68), Jurado (Camacho, m. 90); Ag¨¹ero (Forl¨¢n, m. 81). No utilizados: Asenjo; Pern¨ªa, Salvio y Juanito.
Goles: 0-1. M. 3. Ag¨¹ero. 1-1. M. 19. Liedson. 1-2. M. 33. Ag¨¹ero. 2-2. M. 45. Polga.
?rbitro: Knute Kircher (Alemania). Amonest¨® a Silva, Abel y Polga.
Unos 42.000 espectadores (no se llen¨®) en el estadio Alvalade.
Ag¨¹ero puso patas arriba el encuentro con su arte y silenci¨® al Alvalade
Quique Flores no escondi¨® sus cartas y volvi¨® a jugar con un ¨²nico delantero. ?se fue su cuaderno de bit¨¢cora en la cancha del Galatasaray y lo ser¨¢ de aqu¨ª a mayo lejos del Manzanares, salvo en los partidos con m¨¢s decibelios medi¨¢ticos. El entrenador entiende que Ag¨¹ero y Forl¨¢n, sus dos mejores balas, pierden brillo juntos a domicilio. As¨ª que opt¨® por uno de ellos de punta de lanza. Le toc¨® al Kun por cosas del gui¨®n -el domingo no jugar¨¢ en Palma de Mallorca por sanci¨®n- mientras el uruguayo se reservaba para la segunda parte. El argentino le dio la raz¨®n con otra actuaci¨®n sobresaliente a la que contribuy¨® la presencia de Jurado de volante a su espalda. El medio, cubierto por Assun??o y Ra¨²l Garc¨ªa, fue la mejor receta para frenar a Moutinho y Veloso. Los ¨²ltimos dos genios salidos de la Academia no anularon esta vez la capacidad de fuego del Atl¨¦tico. Ten¨ªan a Ag¨¹ero delante. Cuando no, Reyes o Sim?o se perfilaban por los costados rompiendo por t¨¦cnica y velocidad a los laterales verdiblancos. As¨ª lleg¨® el primer gol. Sim?o se dispar¨® hasta la l¨ªnea de cal. Su centro al ¨¢rea lo despej¨® la defensa, que se la dej¨® franca a Antonio L¨®pez. El lateral volvi¨® a abusar de Abel y su pase raso lo empuj¨® a la red el Kun.
Obligado a la machada, el Sporting se volc¨® sobre la porter¨ªa de De Gea con m¨¢s coraz¨®n que cerebro, dejando unos espacios suicidas con Ag¨¹ero por medio. El genio se dej¨® caer a las bandas en busca de la combinaci¨®n definitiva, del tiral¨ªneas con Reyes o Jurado, de la diablura definitiva, cuando la defensa del Atl¨¦tico, tan sobria en los ¨²ltimos tiempos, volvi¨® a hacer una de las suyas. Antonio L¨®pez no cerr¨® una arrancada de Saleiro por la orilla derecha y su centro al segundo palo lo cabece¨® Liedson. Libre de marcaje, el nueve no pod¨ªa hacer otra cosa.
El partido era un toma y daca con el Atl¨¦tico ganador a los puntos y Jurado jugando a placer. Para su suerte, ah¨ª andaba Ag¨¹ero, al que Reyes asisti¨® con un pase al hueco clavado al que vali¨® la victoria en Estambul. El Kun volvi¨® a silenciar el Alvalade con un remate cruzado despu¨¦s de anudar la cintura de Caneira con una gambeta en una baldosa. La bofetada parec¨ªa definitiva, pero otra descoordinaci¨®n de la zaga se encarg¨® de incendiar la partida. El equipo que m¨¢s goles recibe a bal¨®n parado en la Liga (10) volvi¨® a pifiarla al borde del descanso en una falta que sac¨® Veloso y Polga acarici¨® en el ¨¢rea a sus anchas.
El paso por el vestuario le sent¨® mejor al Sporting, vivito y coleando tras el baile que le aplicaron en la primera mitad. La historia fue radicalmente distinta en el segundo periodo. El Atl¨¦tico volvi¨® a fajarse sobre el alambre, con De Gea capeando el temporal. Ausente en los dos goles, el portero tuvo una actuaci¨®n magistral cada vez que le encimaron los delanteros del Sporting. Por si acaso, Quique reforz¨® la ¨²ltima l¨ªnea con Valera en vez de Sim?o y soltando en el c¨¦sped a un Forl¨¢n a tope. La estrategia no par¨® la marea verde y blanca, pero dio fuelle a un Atl¨¦tico corajudo que ya no tiembla ni se rinde.
Pelea a pedradas entre 'ultras'
Medio centenar de ultras del Atl¨¦tico se enzarzaron con otros tantos violentos del Sporting con una lluvia de piedras, en los aleda?os del estadio Jos¨¦ Alvalade, que termin¨® 15 minutos despu¨¦s con la intervenci¨®n de las autoridades. La polic¨ªa detuvo a dos radicales rojiblancos -uno fue puesto en libertad antes del encuentro- tras la batalla campal que origin¨® un fallo en el plan de seguridad.
Los incidentes se produjeron a las tres de la tarde, cuando una patrulla escolt¨® a dos autobuses con integrantes del Frente Atl¨¦tico al estadio en vez de al centro de Lisboa, donde no hubo altercados. Los hinchas verdiblancos les recibieron lanz¨¢ndoles adoquines. La respuesta de los del Atl¨¦tico, que ya tuvieron sus m¨¢s y sus menos con los drag?es del Oporto este curso en la fase de grupos y el pasado en los octavos de final de la Champions, fue destrozar uno de los locales en los que sus hom¨®logos guardaban su parafernalia con permiso del Sporting.
Fue el mayor desplazamiento de rojiblancos de la temporada: 2.500. Decenas de gentes antidisturbios, reforzados con pastores alemanes, establecieron un per¨ªmetro de seguridad alrededor de la boca de metro de Campo Grande y de los principales accesos al campo. Un helic¨®ptero vigil¨® con sus idas y venidas por lo alto. Aun as¨ª, se produjeron varios enfrentamientos m¨¢s.
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