Los lenguajes de la imagen
El poder de las im¨¢genes ha suscitado en todas las civilizaciones un sentimiento antag¨®nico de admiraci¨®n y rechazo, de placer y censura, tanto como si retratasen lo bello, deformasen la naturaleza, preservasen la realidad o manipulasen las certezas utilizando la reflexi¨®n y la propaganda. En una sociedad rendida a "las simulaciones visuales, los estereotipos, las ilusiones, las copias, las reproducciones, las imitaciones y las fantas¨ªas", tal como sugiere Mitchell en su pol¨¦mico y formativo libro Teor¨ªa de la imagen, la cultura de la imagen ha desplazado a la humanidad de las palabras hacia una representaci¨®n visual que nos sit¨²a en un medio infrahumano, despojado de jerarqu¨ªas pero tambi¨¦n de capacidad cr¨ªtica. El autor no intenta construir una teor¨ªa, sino establecer las diferencias entre imagen y lenguaje, y desvelar las consecuencias del enfrentamiento pasivo entre espectador y lector, reasentar la iconolog¨ªa en su perspectiva de ciencia de las im¨¢genes.
La imagen se ha convertido en constructora de la realidad y en emisora de la comunicaci¨®n, aunque a menudo no se sabe si lo que se ve en las pantallas reproduce la realidad o son meros atisbos para poder comprenderla. La mirada, sostiene Arlindo Machado en El sujeto en la pantalla, es un quiasma, el entrecruzamiento entre uno y la alteridad, donde "el vidente y lo visible funcionan, en relaci¨®n con la mirada, como el derecho y el rev¨¦s", y uno no existe sin el otro, ambas partes son partes del otro. Todo forma parte de un montaje que apunta a privilegiar los contenidos que satisfagan las ansias de comodidad del receptor, que con la llegada de lo digital incluso ha sustituido al tradicional narrador por los programas de ordenador.
El cine, como exploraci¨®n de realidades paralelas, provoca en el espectador la necesidad de salirse de s¨ª mismo y propone un nomadismo interior, desplazamientos mentales entre las fantas¨ªas personales menos reconocibles y las im¨¢genes m¨¢s heterodoxas que provienen del exterior, alquimia que hasta el presente ha mantenido su exitoso secreto, tal como destaca Hasta donde el cine nos lleve, una sistematizada recopilaci¨®n cin¨¦fila que, tomando como modelo la literatura de viajes, propone la alternativa de un "cine de viajes", filmes que proyectan la mirada desde la oscuridad de las salas hacia un punto infinito que quiz¨¢s en ¨²ltima instancia permita una transliteraci¨®n del destino del homo itinerantis. El privilegiado protagonismo del imaginario del cine, que de atracci¨®n de feria ha pasado a convertirse en ventana abierta a sinf¨ªn de paisajes metaf¨®ricos, recibe un l¨²cido y sint¨¦tico estudio en la ampliada y revisada edici¨®n de El discurso cinematogr¨¢fico, de Ismail Xavier, un cl¨¢sico entre los textos ensay¨ªsticos dedicados a este arte audiovisual, que delimita la historia del cine como la historia de las ideas cinematogr¨¢ficas, la cual se debate entre lo transparente y lo opaco, ofreciendo un discurso plural, desarrollado en torno a las relaciones entre cine, invenci¨®n e ideolog¨ªa. Pero la imagen f¨ªlmica no s¨®lo posee componentes de evasi¨®n o de interpelaci¨®n conceptual con las tensiones, los traumas, las obsesiones o las visiones apocal¨ªpticas de cada ¨¦poca. Tambi¨¦n como la creaci¨®n de mitos. La experiencia cinematogr¨¢fica tiene mucho que aportar en el ¨¢mbito de la educaci¨®n y del saber, tal como refleja Esther Gispert en su comprometido despliegue te¨®rico contenido en Cine, ficci¨®n y educaci¨®n, para quien "la introducci¨®n del cine de ficci¨®n en la educaci¨®n plantea un doble reto: por un lado, aceptar la posibilidad de construir discursos de conocimiento a trav¨¦s de la ficci¨®n y, por otro lado, convertir el cine documental en un objeto de estudio y no reducirlo a un simple sustituto de la realidad".
No obstante, el problema no reside tanto en la propia imagen sino en la percepci¨®n de quien mira. Si se est¨¢ de acuerdo en que la imagen en movimiento ha sido y es una de las formas m¨¢s trascendentales para representar la realidad y contar sucesos ficticios nunca acaecidos pero que nos sirven como sistema de alerta, tambi¨¦n se ha convertido en un sistema perverso, entregado a la creaci¨®n de contextos fraudulentos, que parten principalmente del medio publicitario como creador de necesidades in¨²tiles o de la tergiversaci¨®n del devenir hist¨®rico. De este hecho deja constancia el demoledor texto De la miseria humana en el medio publicitario, que ataca con virulencia los abusos y excesos de la industria de la publicidad y del consumismo ciego, c¨¢ncer enquistado en nuestro modo de vida infantil y responsable ¨²ltimo de los peligros a los que se debe enfrentar la humanidad ante una anunciada devastaci¨®n del mundo, curiosamente escenario repetido hasta la saciedad en decenas de pel¨ªculas del llamado g¨¦nero catastrofista. -
Teor¨ªa de la imagen. W. J. T. Mitchell. Traducci¨®n de Y. Hern¨¢ndez Vel¨¢zquez. Akal. Madrid, 2009. 377 p¨¢ginas. 38 euros. La imagen. An¨¢lisis y representaci¨®n de la realidad. R. Aparici, J. Fern¨¢ndez Baena, A. Garc¨ªa Matilla, S. Osuna Acedo. Gedisa. Barcelona, 2009. 329 p¨¢ginas. 34 euros. Hasta donde el cine nos lleve. Viajes y escenarios de pel¨ªculas. Jes¨²s Lens, Francisco J. Ortiz. Almed. Granada, 2009. 266 p¨¢ginas. 19 euros. El sujeto en la pantalla. Arlindo Machado. Gedisa. Barcelona, 2009. 222 p¨¢ginas. 18 euros. El discurso cinematogr¨¢fico. La opacidad y la transparencia. Ismail Xavier. Manantial. Buenos Aires, 2009. 288 p¨¢ginas. 22,90 euros. Cine, ficci¨®n y educaci¨®n. Esther Gispert. Laertes. Barcelona, 2009. 217 p¨¢ginas. 15 euros. De la miseria en el medio publicitario. Grupo Marcuse. Traducci¨®n de J. Rodr¨ªguez Hidalgo. Melusina. Barcelona, 2009. 206 p¨¢ginas. 10 euros.

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