El PNV teme que en ?lava se repita la amarga experiencia del 'caso Jauregi'
Inquieta el desgaste social y pol¨ªtico del partido por la sombra de la corrupci¨®n
Las vueltas que da la vida, sobre todo en pol¨ªtica. Cuando hace tres a?os el PNV de Guip¨²zcoa se vio sumergido en una abierta crisis interna, de contrastada repercusi¨®n electoral, por el denominado caso Jauregi -el ex alcalde de Beasain obligado a renunciar a candidato a diputado general de Guip¨²zcoa por supuestos fraudes fiscales-, Alfredo de Miguel abander¨® ante la afiliaci¨®n jeltzale de ?lava, sobre la que se le reconoce ascendencia, una cruzada contra la corrupci¨®n en su partido, reafirmando para ello la probada honradez del PNV en su centenaria vida. Ahora, en cambio, es objeto de una investigaci¨®n por tres diferentes delitos econ¨®micos y ha colocado a su partido en una delicada situaci¨®n ante las elecciones forales y locales de 2011.
?Hasta d¨®nde sabe Gerenabarrena lo que puede hacer su n¨²cleo de confianza?
Precisamente, el angustioso fantasma del caso Jauregi cerca al PNV alav¨¦s tras las detenciones de ocho cualificados militantes. A¨²n se recuerda la defensa numantina que Joseba Egibar hizo de Jon Jauregi, su hombre de confianza todav¨ªa hoy, cuando ¨¦ste trataba de atrincherarse para defender su inocencia sin presentar los documentos reales que desvirtuaran las acusaciones de que era objeto en los medios de comunicaci¨®n.
Entonces, el GBB apost¨® por mantenerse firme durante demasiados d¨ªas, incluso con el respaldo de la Asamblea Nacional del PNV, hasta que tir¨® la toalla y cambi¨® de candidato -Markel Olano- a la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa. Por el camino, este esc¨¢ndalo azuz¨® al l¨ªmite la divisi¨®n interna entre soberanistas y partidarios de la entonces l¨ªnea imazista de la que siguen sin reponerse.
En ?lava, tambi¨¦n bajo la mayor¨ªa soberanista que encarna I?aki Gerenabarrena, no hay guerra entre las dos almas, aunque existen. As¨ª, al menos, queda descartada la hip¨®tesis de una venganza como la vivida en Guip¨²zcoa, que lleg¨® a que Egibar pidiese a Joxe Juan Gonz¨¢lez de Txabarri e I?aki Mujika, entre otros, que se dieran de baja en el PNV. Desde la batalla entre Egibar e Imaz por la presidencia del EBB, resuelta claramente en territorio alav¨¦s a favor de la l¨ªnea identitaria, la facci¨®n derrotada se ha instalado "en el desestimiento".
Sin embargo, la principal inc¨®gnita a despejar ahora es el grado de conocimiento de que dispon¨ªa la direcci¨®n jeltzale de ?lava sobre las gestiones, principalmente, de Alfredo de Miguel, Aitor Telleria y Alfonso Arriola, aut¨¦ntico n¨²cleo duro de Gerenabarrena y principales imputados por cohecho, blanqueo de dinero y tr¨¢fico de influencias. A nivel de base, el dibujo de situaci¨®n es muy sencillo: "Gerenabarrena deja hacer y, claro, otros hacen", declara un jeltzale alav¨¦s conocedor de la vida interna de su partido. Esta misma fuente a?ade que el grado de identificaci¨®n pol¨ªtica entre De Miguel y Gerenabarrena "es total", aunque se advierte en el ex diputado foral una propensi¨®n "m¨¢s posibilista", aunque sin desviarse de la ortodoxia egibariana. Eso s¨ª, ambos mantienen formas de vida "totalmente opuestas y no s¨®lo en el vestir". Su relaci¨®n es permanente y en ese escenario, a?ade, "parece dif¨ªcil de entender" que Gerenabarrena no sepa "lo que pasa a su alrededor".
Entre los cr¨ªticos durmientes a la direcci¨®n del PNV alav¨¦s hay coincidencia en advertir de que la entrada como vicepresidente primero de Gerenabarrena en la Vital "con sueldo" -sus dietas anuales podr¨ªan rondar los 100.000 euros- es un hecho excepcional dentro de la ortodoxia del partido, y, de paso, ha alentado una forma de entender la gesti¨®n pol¨ªtica "que no nos ha favorecido de cara a la calle". La mayor¨ªa de los ahora imputados "llevan a?os y a?os sin estar en una empresa privada, siempre dependiendo del partido o de los cargos p¨²blicos".
De momento, Gerenabarrena, en una de sus posiciones personales y pol¨ªticas m¨¢s inc¨®modas, se escuda en el secreto sumarial de las investigaciones sobre sus hombres de confianza para evitar sanciones. Este vac¨ªo, en cambio, ha sido r¨¢pidamente cubierto por Xabier Agirre, muy interesado en aplicar la tolerancia cero habida cuenta de la inestabilidad pol¨ªtica a la que se ve sometida su Gobierno foral. Sin embargo, al EBB no le va a temblar la mano, aunque los estatutos del PNV juegan en en contra de emprender sanciones urgentes ya que debe mediar una condena. Otra cosa es que se abra un expediente. I?igo Urkullu, "preocupado", ha seguido muy de cerca el estallido del esc¨¢ndalo, pero espera a que "se esclarezcan las responsabilidades".
Con todo, la direcci¨®n jeltzale sabe que no puede permitirse otro escarnio como el sufrido en Guip¨²zcoa, que coincidi¨®, como ahora en ?lava, con unas elecciones locales a la vista. "Entonces no se hicieron las cosas bien", se puede leer en alguna web de inspiraci¨®n nacionalista y "ahora hay ocasi¨®n de aprender la lecci¨®n".
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