La vertiginosa ca¨ªda de EMI
Terra Firma, el fondo de inversiones que adquiri¨® la discogr¨¢fica hace dos a?os y medio por 3.600 millones de euros, no puede hacer frente a los cr¨¦ditos
EMI, la m¨¢s veterana de las multinacionales discogr¨¢ficas, est¨¢ sumida en la peor crisis de su historia. Su situaci¨®n es tan desesperada que ya rondan los candidatos a quedarse con los restos del naufragio: seg¨²n el Sunday Times londinense, Warner Music y KKR estar¨ªan planeando desmembrar la compa?¨ªa. KKR, un fondo de capital riesgo, ans¨ªa la pr¨®spera editorial de canciones, EMI Publishing; Warner prefiere quedarse con su negocio de m¨²sica grabada, que incluye un fabuloso archivo.
Con la incorporaci¨®n de EMI, Warner podr¨ªa establecerse como la principal compa?¨ªa mundial, por encima de Universal y Sony. Un oportuno recordatorio de la volatilidad del negocio musical: en 2006, durante el ¨²ltimo intento de fusionar ambas compa?¨ªas, era EMI la que hac¨ªa una potente oferta de compra a Warner. Sin embargo, ahora ni siquiera puede hacerse cargo de los intereses de su enorme deuda, fruto envenenado de los d¨ªas de cr¨¦dito f¨¢cil.
La compa?¨ªa podr¨ªa terminar en manos de Citigroup, que financi¨® la compra
Los 330 millones de euros de beneficio del a?o pasado son insuficientes
La duda reside en qui¨¦n controlar¨¢ el EMI Group en unos meses. Adquirida en agosto de 2007 por Terra Firma Capital Partners, la empresa fue sometida a un severo adelgazamiento -despidieron a la tercera parte de sus 5.000 trabajadores- pero la depreciaci¨®n de sus activos la ha colocado en una situaci¨®n insostenible: no puede enfrentarse a sus obligaciones con Citigroup, que financi¨® la operaci¨®n.
En su huida hacia delante, Terra Firma ha demandado a Citigroup, alegando que el banco estadounidense ocult¨® un dato decisivo: no hab¨ªa otro candidato a quedarse con EMI. Terra Firma pag¨® 3.600 millones de euros, quiz¨¢s una cifra excesiva en el contexto de una industria que sufre una brutal reconversi¨®n, motivada por la pirater¨ªa global y las dificultades para rentabilizar el consumo de m¨²sica digital. En su p¨¢gina web, Terra Firma se define como un fondo que agrupa a 180 inversores de todo el mundo, "especializado en la adquisici¨®n de negocios complejos que funcionan por debajo de sus expectativas". Esos negocios son enderezados mediante "la mejora de estrategias y gesti¨®n".
Terra Firma ha sabido revalorizar cadenas de cines o pubs, pero no entendi¨® las particularidades de EMI, empresa que depende de unos creadores de riqueza tan temperamentales como los artistas. Guy Hands, fundador de Terra Firma, se granje¨® la antipat¨ªa de sus subordinados al retratar ese negocio como una eterna bacanal, donde las cuentas anuales disimulaban partidas correspondientes a drogas y servicios sexuales. Seg¨²n Hands, el despilfarro era la norma y las superestrellas no ten¨ªan ninguna ¨¦tica del trabajo. No deber¨ªa sorprenderle tanto pero ocurre que Hands es un tibur¨®n intuitivo, cuya dislexia le impide leer informes gruesos.
La reestructuraci¨®n de EMI supuso el despido de su popular directivo principal, Tony Wadsworth, un veterano con 25 a?os en la compa?¨ªa. Fue reemplazado por ejecutivos procedentes de campos extramusicales. La nueva EMI entr¨® con arrogancia en sucesivos campos minados, desastrosos para su imagen p¨²blica, con las deserciones de Radiohead, los Rolling Stones o Paul McCartney, sin contar con la hostilidad de artistas como Robbie Williams o Joss Stone, todav¨ªa atados contractualmente. El reciente alboroto sobre el deseo de vender los estudios Abbey Road ha aumentado la incertidumbre. El ¨²ltimo rev¨¦s ha sido una sentencia a favor de Pink Floyd, que se niega a que se vendan sus canciones por separado en tiendas digitales.
Mientras se lame las heridas, Hands asegura que hay una campa?a de prensa, orquestada por Citigroup, destinada a difundir la impresi¨®n de que EMI va hacia la bancarrota. Pero son sus propias actuaciones las que crean inseguridad y confusi¨®n. En realidad, nadie esperaba que Terra Firma aspirara a conservar la propiedad de EMI Music. Su modus operandi tiende a la captura de compa?¨ªas coyunturalmente baratas, que se venden una vez saneadas.
Y aqu¨ª surge el misterio: ?c¨®mo es posible que EMI no resulte rentable? Estamos hablando de la discogr¨¢fica de los Beatles y de Coldplay, posiblemente el grupo m¨¢s popular de la ¨²ltima d¨¦cada. La realidad es que EMI funcion¨® satisfactoriamente en 2009, bajo la direcci¨®n de Elio Leoni-Sceti, con unos beneficios de 330,5 millones de euros. Sin embargo, tales ingresos son insuficientes para una empresa tan endeudada; Leoni-Sceti ha sido reemplazado por otro ejecutivo, procedente de la televisi¨®n.
Parece evidente que Guy Hands no tiene suficiente mano izquierda para desenvolverse en una actividad tan peculiar. Agresivo, demuestra una extraordinaria capacidad para ganarse enemigos. Adem¨¢s, el enfrentamiento con Citigroup ha servido para destapar su flanco d¨¦bil, hasta ahora un secreto a voces en la City londinense: es un exiliado por cuesti¨®n de impuestos; reside en el para¨ªso fiscal de las islas Guernsey. Citigroup insiste ahora en que la demanda de Terra Firma se vea en los tribunales de Londres, lo que obligar¨ªa a Hands a retornar al territorio brit¨¢nico para testificar, volviendo bajo la lupa de Hacienda.
Amigo ¨ªntimo del antiguo l¨ªder del partido conservador, William Hague, Hands est¨¢ enfrentado a cara de perro con el actual Gobierno laborista. El financiero no ofrece precisamente su imagen m¨¢s entra?able al revelar que lleva casi un a?o sin pisar su mansi¨®n familiar, obligando a sus hijos y a su esposa a trasladarse a Guernsey si desean abrazarle. Incluso entre las extravagantes criaturas del negocio musical, tales sacrificios no generan precisamente confianza.
Babelia
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