La sorpresa permanente
Tras 11 a?os en la cima, todas las grandes victorias de Freire parecen a¨²n inesperadas
La v¨ªspera, su hermano Antonio le envi¨® un mensaje: "Me huelo que vas a ganar con una pierna". Y ¨¦l le respondi¨®: "Creo que tienes raz¨®n". Quiz¨¢s este intercambio fuera la explicaci¨®n de que al d¨ªa siguiente, camino del castillo Sforzesco, ?scar Freire se diera un golpe en la frente: "Ay va, me he dejado una zapatilla en el hotel". Un compa?ero, Langeveld, volvi¨® r¨¢pido a la habitaci¨®n a recuperar la zapatilla y 300 kil¨®metros m¨¢s lejos, siete horas m¨¢s tarde, Freire us¨® las dos piernas para ganar la Mil¨¢n-San Remo m¨¢s dura de los ¨²ltimos a?os, una carrera que respondi¨® plenamente a su etiqueta de Mundial de primavera. Tres sanremos para Freire. Como Coppi, como De Vlaeminck.
En la meta, un periodista italiano le entrevist¨®. "Tercera sanremo, tercera sorpresa. ?C¨®mo se las arregla para dar siempre la sorpresa?" La proposici¨®n ten¨ªa, en teor¨ªa, un tono admirativo, pero Freire, c¨¢ntabro, 34 a?os, ya 11 desde su primer Mundial, cualquier cosa menos un ciclista desconocido o sorpresa, prefiri¨® aferrarse a la textualidad: "?Jop¨¦, una sorpresa! Si yo era el ¨²nico de los participantes que ya hab¨ªa ganado dos... Una sorpresa ser¨ªa si nunca la hubiera ganado antes. ?Espero que al ganar la cuarta nadie diga que es una sorpresa!".
"S¨®lo falta que alg¨²n d¨ªa digan que he ganado de suerte"
"Este a?o, adem¨¢s, el equipo se involucra m¨¢s conmigo en la carretera"
Un d¨ªa despu¨¦s, una fiesta en Niza, champa?a para todo el equipo, entre medias, a Freire, reci¨¦n llegado a su casa de Coldrerio (Suiza), al hogar que comparte con Laura, su mujer, y sus hijos, Marcos y Mateo, a¨²n le produce dentera la palabra sorpresa, como si 11 a?os vi¨¦ndola como apellido inevitable de sus victorias, grandes y peque?as -65 en total, tres monumentos, tres Mundiales, una Gante-Wevelgem, un maillot verde del Tour tambi¨¦n, entre ellas- no le hubieran vacunado. "Siempre sorpresa, siempre sorpresa... S¨®lo falta que alg¨²n d¨ªa digan que he ganado de suerte", dice; "no es la primera sanremo, precisamente, ni tampoco mi primera victoria del a?o, que he ganado cuatro de los cinco sprints que he disputado...".
Nadie, salvo su familia, que para eso est¨¢, parec¨ªa creer en las posibilidades de un corredor que, cuando est¨¢ en forma, posee una capacidad brutal de aceleraci¨®n en los ¨²ltimos metros, una pedalada m¨¢gica, ¨²nica, una aguda comprensi¨®n de las claves de las carreras, la paciencia necesaria, un conocimiento innato de sus posibilidades -"cuando dice que va a ganar es muy dif¨ªcil que no gane", dice Antonio, su hermano-, de su cuerpo. "Bueno, eso de que nadie cre¨ªa que yo iba a estar ah¨ª no es exacto", matiza Freire; "los compa?eros, los rivales, Boonen, Petacchi, Bennati, sab¨ªan que yo estaba fuerte aunque no entrara en los sprints de la Tirreno. Entre ciclistas, vemos los detalles importantes ,y tambi¨¦n los ven los que han corrido, mientras que desde fuera los periodistas s¨®lo se fijan en los resultados anteriores".
Freire es, seg¨²n las cr¨®nicas de su victoria, un ciclista invisible con apariciones fulgurantes y oportunistas. No tiene la grandeza, para los creadores de historias, de leyendas, de un Boonen, el rey de la Roubaix y Flandes que, v¨ªctima de un problema con la coca¨ªna, regresa m¨¢s fuerte que nunca para completar su palmar¨¦s en Italia; tampoco es de la casa, no es Petacchi y Pozzato, el sprinter y el atacante, los personajes con los que se pueden crear rivalidades, lucha de fidelidades; tampoco es un ni?o como lo fue Cavendish, como lo es Boasson Hagen, ciclistas muy j¨®venes y, por tanto, muy atractivos.
Adem¨¢s, Freire estaba el a?o pasado cansado, melanc¨®lico, apuntando a su retirada. "2009 fue muy duro. Me ca¨ª en febrero en California y estuve toda la temporada fuera de punto", dice Freire, quien, adem¨¢s, se vio obligado a contemplar desde la primera fila, la de los derrotados, la irrupci¨®n de Cavendish, el sprinter llegado para hacer olvidar el pasado: "Sufr¨ª mucho en el Tour, no tanto por la superioridad de Cavendish, sino porque su equipo arrasaba y no dejaba una oportunidad a nadie. Este a?o el Columbia no est¨¢ igual y todo est¨¢ m¨¢s abierto. El a?o pasado, adem¨¢s, nadie se involucraba en mi equipo. Pero eso ha cambiado en ¨¦ste. Se vio en Mallorca, donde me trabajaron muy bien hasta el final, y se vio en Andaluc¨ªa y tambi¨¦n en la primera parte de la sanremo".
Este invierno, el m¨¢s duro de las ¨²ltimas d¨¦cadas, el invierno en el que, curiosamente, menos ha podido entrenarse, menos kil¨®metros ha realizado por culpa de la nieve que no se derret¨ªa en las afueras de Torrelavega -lo que contribuye a la leyenda que dice que ¨¦l, como Contador, como Valverde, como todos los cracks, apenas necesita nada para estar en forma-, todo cambi¨® en la cabeza de Freire. Recuper¨® la chispa, las ganas. Anunci¨® que seguir¨¢ como m¨ªnimo un a?o m¨¢s, hasta diciembre de 2011; que su cabeza se llenaba de nuevos objetivos: "Ahora voy al Pa¨ªs Vasco y luego a las cl¨¢sicas de las Ardenas. Creo en mis posibilidades en la Flecha y la Lieja... Luego, debutar¨¦ en el Giro. Del Tour ya hablaremos. Y tambi¨¦n del Mundial...".
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