La victoria de Obama
La aprobaci¨®n de su reforma sanitaria, aunque devaluada, renueva el capital pol¨ªtico presidencial
La decisi¨®n de la C¨¢mara de Representantes al aprobar el domingo por la noche la reforma de la sanidad estadounidense, tras m¨¢s de un a?o de tira y afloja, compensa con creces los desvelos de Barack Obama por sacar adelante la pieza legislativa m¨¢s importante de su mandato. El presidente de Estados Unidos ha recurrido en las ¨²ltimas semanas no s¨®lo al cara a cara con los legisladores m¨¢s renuentes al cambio de un sistema que engulle casi el 20% del PIB estadounidense; tambi¨¦n ha vuelto a recuperar su tono m¨¢s encendido, de campa?a electoral, para convencer a sus conciudadanos de la necesidad de una ley que sacar¨¢ a EE UU de la edad oscura de la atenci¨®n sanitaria. Un fracaso, en este domingo tan especial en los usos parlamentarios de la superpotencia, habr¨ªa liquidado cuasi el capital pol¨ªtico de Obama, ya encallado en el escenario internacional, y le habr¨ªa hipotecado para impulsar cualquier otro ambicioso proyecto legislativo.
El visto bueno de la C¨¢mara, gracias a la t¨¢ctica parlamentaria que ha permitido la aprobaci¨®n del texto por una mayor¨ªa simple y ajustada de 219 votos a favor frente a 212 en contra, significa que Obama, tras los ajustes finales del proyecto por ambas C¨¢maras, podr¨¢ convertir en ley la promesa m¨¢s llamativa de su campa?a electoral. Y dedicarse as¨ª a las dos prioridades absolutas que le reclaman unos decepcionados votantes: la recuperaci¨®n del empleo y la del crecimiento econ¨®mico en Estados Unidos.
El texto refrendado, que ha suscitado durante su debate la frontal oposici¨®n republicana y provocado la fractura en las filas dem¨®cratas, es una versi¨®n muy suavizada de lo que el presidente estadounidense ambicionaba. Pero aun as¨ª, a un costo de casi un bill¨®n de d¨®lares durante los pr¨®ximos 10 a?os, permitir¨¢ que m¨¢s de 30 millones de estadounidenses ahora desasistidos puedan beneficiarse de un seguro m¨¦dico. Se pondr¨¢ fin as¨ª a una anomal¨ªa hist¨®rica e inmoral por la cual en el pa¨ªs m¨¢s rico y poderoso del mundo muchos de sus ciudadanos viven en el Tercer Mundo a efectos sanitarios.
La ultramontana oposici¨®n republicana, aupada por formidables intereses econ¨®micos, se ha opuesto a todas las versiones de la reforma sanitaria. Considera el proyecto aprobado intervencionista, econ¨®micamente disparatado y proabortista. Y anuncia que intentar¨¢ bloquear su aplicaci¨®n en todos los ¨¢mbitos posibles. Las pretensiones conservadoras tienen nulas probabilidades de prosperar frente a la maquinaria federal.
Pero la guerra no se ha acabado. Si los votantes, que han ido enfriando su entusiasmo por el proyecto de Obama a medida que pasaba el tiempo, no tienen claro sus beneficios para noviembre, cuando se renueva un tercio del Senado y toda la C¨¢mara de Representantes, es m¨¢s que probable que pasen una pesada factura a la actual mayor¨ªa dem¨®crata en el Congreso. Sobre todo si el desempleo sigue rondando entonces el 10% actual.
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