Mickeal sofoca el subid¨®n del Madrid
El alero estadounidense y la defensa lanzan el 'sprint' del Bar?a, plasmado en un 11-1 en los ¨²ltimos cinco minutos que echa a perder una ocasi¨®n de oro para los de Messina
El Madrid m¨¢s duro de pelar con el que se ha encontrado este a?o el Barcelona lo ech¨® todo a rodar porque no encontr¨® ant¨ªdoto para Pete Mickeal. Cuando peor lo pasaba el Barcelona, cuando el Madrid m¨¢s apretaba, cuando parec¨ªa todo encaminado a un cambio de tercio en los cl¨¢sicos de este curso, los movimientos y la mano de Pete Mickeal rompieron la resistencia del equipo de Ettore Messina. Jug¨® un notable partido el Madrid, pero abandon¨® el Palau maldiciendo su escaso tino a la hora de sentenciar, de aprovechar una ocasi¨®n de oro para dejar malherido a un rival que act¨²a a beneficio de inventario, con el factor cancha de su lado. Pese a las dificultades por las que atraves¨® e incluso precisamente por haber sido capaz de remontar un partido que tuvo tan cuesta arriba, se reafirma en su indiscutible ascendente psicol¨®gico y moral.
REGAL BARCELONA 68 - REAL MADRID 61
Regal Barcelona: Ricky Rubio (7), Navarro (11), Mickeal (18), Lorbek (6) y Ndong (14) -equipo inicial-; Basile (6), Lakovic (0), V¨¢zquez (5), Trias (1), Morris (0), Sada (0), y Grimau (0).
Real Madrid: Prigioni (2), Kaukenas (4), Jaric (7), Garbajosa (8) y Tomic (6) -equipo inicial-; Hansen (3), Lavrinovic (14), Reyes (8), Velickovic (0), Vidal (0), Bullock (0) y Llull (9).
?rbitros: Bachar (Isr.), Belosevic (Ser.) y Viator (Fra.). Sin eliminados.
7.428 espectadores en el Palau Blaugrana.
El equipo blanco se fue desvencijando y fallando todo lo que antes hab¨ªa metido
Mickeal rompi¨® el c¨¢ntaro. Dos triples, ocho puntos seguidos, cuando el Madrid iba ganando por 57-60, cuando ten¨ªa un pie en el cuello del Bar?a, rompieron el partido. Eso, y la defensa del Bar?a, enorme en un ¨²ltimo cuarto en que dej¨® en diez puntos al Madrid, decidieron el primer partido de la serie.
Los errores del Madrid cuando mejor lo ten¨ªa pesaron lo suyo sobre el desenlace. Despu¨¦s de un parcial de 0-7, se coloc¨® con seis puntos de ventaja (41-47) faltando apenas tres minutos para el final del tercer cuarto. En un partido de tanteador bajo, era el momento para asestar el golpe de gracia. Pero, entonces, el Madrid actu¨® con el candor propio de los principiantes. Le pudo la presi¨®n. Fall¨® ataque tras ataque, sin que Jaric, Prigioni, Kaukenas o Reyes lo remediaran y mucho menos los desaparecidos Velickovic, que no jug¨® ni un minuto, o Bullock, cuya presencia fue testimonial.
Lorbek le puso un tap¨®n a Tomic, Llull fall¨® un triple, Jaric no encontraba el aro... El Madrid qued¨® desamparado y encaj¨® un 9-2. Pero a¨²n tuvo una oportunidad cuando un triple de Hansen puso el 57-60 en el marcador y, encima, Ricky Rubio perdi¨® el bal¨®n. Tampoco aprovech¨® ese momento el Madrid, y eso que el partido se jug¨® bajo las coordenadas que m¨¢s le interesaban.
El Madrid mastic¨® cada una de sus canastas sin miedo a la demora, con paciencia, busc¨¢ndole los tres pies al gato, a la temible defensa del Barcelona. En el otro lado de la cancha, se atrincher¨® con esmero, ovillado sobre su aro y beneficiado por los reiterados errores de los artilleros del Barcelona. Ni un rebote ofensivo concedi¨® el Madrid en el primer tiempo. Por ah¨ª empez¨® a plasmarse la seriedad de su juego y a sentar las bases sobre las que iba a transcurrir el partido. Se iba a jugar, se jug¨®, como m¨¢s le conven¨ªa. Le neg¨® al Barcelona la posibilidad de romperlo de buenas a primeras. Lo intent¨® Ricky Rubio con un par de robos y cambios de ritmo, con un triple. Se fue el Barcelona ligeramente (14-9 y 25-19), pero a la vez peligrosamente porque ya es de sobra conocido que, cuando empieza a romper, es un equipo que suele alcanzar velocidad de crucero irresistible.
Pero el Madrid no se apur¨®. Messina ped¨ªa paciencia y confianza a sus hombres en los tiempos muertos. Daba r¨¦ditos su circulaci¨®n del bal¨®n en el ataque. Lavrinovic y Garbajosa aprovechaban los bloqueos largos y dieron aire al ataque madridista con sendos triples. Prigioni, despu¨¦s de unos instantes de apuro con las primeras sacudidas de Ricky y de unos minutos de respiro con la entrada de Llull, fue adue?¨¢ndose del tim¨®n. Juego lento, posesiones largas, sincron¨ªa en los movimientos de sus compa?eros bajo su sabia direcci¨®n. El base argentino mov¨ªa con soltura. Ricky perdi¨® por momentos su ascendente sobre el juego. El Madrid iba imponi¨¦ndose a base de ejecutar correctamente todas sus bazas: dominio del rebote, los triples bien elegidos, los movimientos en el ataque est¨¢tico perfectamente engranados.
Pero todo se volvi¨® del rev¨¦s en los ¨²ltimos compases del partido. El Bar?a apret¨® en la defensa, captur¨® la mayor¨ªa de los seis rebotes ofensivos en los instantes cr¨ªticos y el Madrid fue desvencij¨¢ndose, acusando las p¨¦rdidas del bal¨®n, concediendo tiros libres -17 de 23 acert¨® el Bar?a; cuatro de seis, ¨¦l-, fallando todo lo que antes hab¨ªa metido desde la l¨ªnea de tres, perdiendo una oportunidad estupenda.
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