Oca?a vuelve a las Ramblas
La Virreina muestra una cara ins¨®lita de la vanguardia barcelonesa de los setenta
En la Barcelona -prodigiosa, para algunos- de la d¨¦cada de 1970 hubo un personaje emblem¨¢tico que la fij¨® en la memoria colectiva: Oca?a. Ahora, 27 a?os despu¨¦s de su muerte y en el contexto de una revisi¨®n de aquella transici¨®n paralela a la transici¨®n pol¨ªtica, una muestra en el centro de arte La Virreina -en plenas Ramblas, su territorio- descubre a un artista total, m¨¢s all¨¢ de los folclorismos, las provocaciones y las an¨¦cdotas. Un atrevimiento que sin duda traer¨¢ pol¨¦mica.
?Qui¨¦n era Oca?a? Jos¨¦ P¨¦rez Oca?a hab¨ªa nacido en 1947 en Cantillana, un pueblo de la provincia de Sevilla. Su modo de vida, sus h¨¢bitos sexuales, le llevaron a emigrar a Barcelona, adonde lleg¨® en 1973, el a?o del asesinato del almirante Carrero Blanco. Hasta que muri¨® en Sevilla en septiembre de 1983, de un fallo hep¨¢tico cuando se repon¨ªa de las quemaduras que hab¨ªa sufrido en Cantillana al incendiarse el disfraz de sol que luc¨ªa en las fiestas, pas¨® una d¨¦cada. Tiempo suficiente para que, mientras Espa?a se transformaba, Oca?a desarrollara su carrera como artista.
La exposici¨®n descubre a un artista total, m¨¢s all¨¢ de los folclorismos
En la 'perfomance' en Berl¨ªn, Oca?a provoca a los polic¨ªas de la RDA
Su primer trabajo fue de pintor de paredes. Pronto encontr¨® el caldo de cultivo para dar rienda suelta a su creatividad que se filtraba por todos los rincones de su cotidianidad en una actividad fren¨¦tica. Por un lado est¨¢n sus pinturas, extraordinarios cuadros de v¨ªrgenes, santos, angelitos, flamencas y procesiones en un peculiar estilo na?f. Pero al mismo tiempo, desarrolla su faceta de transformista -de travest¨ª, en el lenguaje de la ¨¦poca-, de actor y de escen¨®grafo. Una pr¨¢ctica poli¨¦drica que hoy en d¨ªa no sorprende a nadie en el mundo del arte, pero que entonces no era tan evidente. Oca?a, para quienes le ve¨ªan desde fuera, era un pintor na?f, una loca travestida, un activista homosexual y un provocador, pero cada cosa por separado.
La exposici¨®n que hoy se abre al p¨²blico -largamente debida y aplazada- podr¨ªa haber tomado la forma de una antol¨®gica de su obra pict¨®rica y escult¨®rica, como ped¨ªa la familia. Pero Pedro G. Romero, el comisario de la muestra, con la distancia que le da no haber vivido aquella ¨¦poca, ha optado por considerar a Oca?a como un artista contempor¨¢neo y centrarse en sus performances, traducci¨®n actual de los n¨²meros de todo tipo que protagonizaron Oca?a y sus amigos Camilo, Nazario, Alejandro y muchos otros.
Y lo m¨¢s sorprendente es que, pese a los escasos medios t¨¦cnicos disponibles hace m¨¢s de tres d¨¦cadas para documentar estas acciones, Romero ha conseguido reunir una incre¨ªble cantidad de material -fotos, v¨ªdeo, s¨²per 8- de modo que solventa el reto de recuperar a este artista total y, de paso, retrata un periodo irrepetible de la historia de este pa¨ªs.
Entre el material ya conocido destaca el de la exposici¨®n de la galer¨ªa Mec-Mec, sus intervenciones en Canet-rock y en la gran fiesta de las Jornadas Libertarias de 1977. Hay tambi¨¦n metrajes in¨¦ditos de Manuel Huerga y de performances en el extranjero, concretamente en B¨¦ziers, Francia, y en Berl¨ªn. Esta ¨²ltima es una de las sorpresas de la muestra. Oca?a, vestido de manola, monta un espect¨¢culo frente a la puerta de Brandemburgo acompa?ado por una Marilyn Monroe de cart¨®n con la que provoca a los guardas fronterizos de la RDA, al otro lado del Muro. Tambi¨¦n una interminable serie de retratos realizados por los fot¨®grafos m¨¢s conocidos del momento, lo que muestra c¨®mo Oca?a trascendi¨® muy pronto el underground.
La ambig¨¹edad de la percepci¨®n que ¨¦l mismo ten¨ªa sobre su obra permanece. En la entrada de la exposici¨®n, como si no les hubieran dejado pasar, hay un conjunto de telas y acuarelas entre las que destacan unos retratos del ¨²ltimo periodo, muy diferentes al resto de su obra pict¨®rica, que apuntan a la mezcla de pop y expresionismo que surgi¨® en la d¨¦cada de 1980, en paralelo al auge de la figuraci¨®n.
?Qu¨¦ camino habr¨ªa seguido? Las cosas cambiaban. La provocaci¨®n reivindicativa perd¨ªa fuerza en un sistema de libertades. Catalu?a se sumerg¨ªa en el largo reinado del pujolismo, valedor de los referentes peque?oburgueses... Pero la muestra recoge tambi¨¦n piezas muy alejadas del folclorismo, que le vinculan con las vanguardias del momento y que apuntan en otra direcci¨®n. Hay uno de los angelitos que realiz¨® con excrementos tratados con la t¨¦cnica del papier m?ch¨¦ y un dibujo en el que utiliza semen. Podr¨ªa haber entroncado con otros movimientos art¨ªsticos.
Oca?a se dec¨ªa "pasoliniano" y escribi¨®: "Me preguntan si soy un travesti. Yo no soy un travesti, soy un teatrero y mi escenario son las Ramblas".
Babelia
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