La nueva estrategia mundial contra la droga
Las pol¨ªticas represivas de la producci¨®n y el consumo han fracasado. Liderada por Europa y con nuevos enfoques en EE UU, la comunidad internacional ensaya m¨¦todos m¨¢s humanitarios a la par que m¨¢s eficaces
A principios de marzo, se celebr¨® en Viena la 53? reuni¨®n de la Comisi¨®n sobre Drogas Narc¨®ticas. Desde 1946, este foro es el organismo estrat¨¦gico fundamental de la estructura de Naciones Unidas para abordar los asuntos relacionados con las drogas. Hace 12 a?os, los dirigentes mundiales se reunieron en Nueva York en una Sesi¨®n Especial de la Asamblea General de Naciones Unidas (UNGASS en sus siglas en ingl¨¦s) sobre el Problema Mundial de las Drogas, en la que se comprometieron a obtener un mundo sin drogas antes de 2008.
Sin embargo, pese a programas de miles de millones de d¨®lares como la Estrategia Andina, el Plan Colombia, la Iniciativa M¨¦rida y otros planes bilaterales y multilaterales que se han puesto en pr¨¢ctica, el problema no ha desaparecido sino que, en muchos aspectos, ha empeorado: abundancia de todo tipo de drogas il¨ªcitas, niveles estables de pureza de dichas sustancias, precios iguales o menores y un n¨²mero creciente de consumidores cada vez m¨¢s j¨®venes en el mundo.
La guerra al cultivador no ha logrado erradicar la producci¨®n de opio en Afganist¨¢n
Tras Bolivia, Colombia y Per¨², M¨¦xico demuestra que una acci¨®n equivocada agrava los problemas
En gran parte, el fracaso de los esfuerzos de la comunidad internacional durante los ¨²ltimos 53 a?os puede atribuirse a que se ha centrado sobre todo en luchar contra los s¨ªntomas del tr¨¢fico ilegal de drogas y ha ignorado las repercusiones que tiene en las condiciones de seguridad y desarrollo de pa¨ªses y regiones enteras. Esta estrategia disfuncional y parcial se ha ocupado de forma desproporcionada de los componentes m¨¢s d¨¦biles dentro de la cadena ilegal de producci¨®n y en las sociedades consumidoras: los cocaleros y cultivadores de amapolas en Latinoam¨¦rica y Asia, por un lado, y los drogadictos, por otro. Durante decenios, se ha estigmatizado a estos ¨²ltimos y se les ha tratado como criminales, en vez de enfermos o personas a las que es preciso abordar con programas de informaci¨®n y prevenci¨®n para limitar los da?os causados por el consumo. Medio siglo despu¨¦s, y aprendidas varias lecciones importantes, ha llegado un cambio estrat¨¦gico que se observa, al menos, en tres planos importantes: Estados Unidos, la Uni¨®n Europea y la red internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.
La UE, con la Comisi¨®n Europea al frente, ha demostrado en los ¨²ltimos a?os que cuenta con un s¨®lido modelo de c¨®mo abordar el problema del consumo de drogas. La Estrategia para las Drogas de la UE (2005-2012) y su correspondiente Plan de Acci¨®n (2009-2012) muestran que est¨¢ trabajando en la implantaci¨®n de unas pol¨ªticas pragm¨¢ticas y eficaces, de base cient¨ªfica, en un intento de aproximarse a una estrategia antidroga m¨¢s humanitaria y centrada en la salud. En cuanto a la oferta mundial de drogas, entre 2007 y 2010 la UE habr¨¢ invertido unos 180 millones de euros en el desarrollo rural de Afganist¨¢n como muestra de su firme compromiso de encontrar soluciones sostenibles para el problema del opio en dicho pa¨ªs.
Respecto al papel fundamental de Europa en la reducci¨®n de la demanda y el tratamiento de la drogadicci¨®n, el movimiento internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja est¨¢ promoviendo ese mismo modelo de estrategia. Hay 121 Sociedades Nacionales reunidas bajo el paraguas del Consenso de Roma para una pol¨ªtica antidroga humanitaria. El Consenso de Roma es un marco para el di¨¢logo y la cooperaci¨®n que compromete a la Cruz Roja y la Media Luna Roja de ?frica, Asia, las Am¨¦ricas y Europa a promover e implantar m¨¦todos humanitarios para combatir la droga. El objetivo global es dar m¨¢s importancia a la pol¨ªtica contra la droga, llevarla a primera fila de las preocupaciones sociales, y formular y aplicar el control de la droga en funci¨®n de los intereses de salud p¨²blica.
Ahora bien, si hablamos de todo el mundo, el progreso no puede ser total sin un cambio de estrategia antidroga en Estados Unidos. Los primeros indicios de cambio en la Casa Blanca est¨¢n relacionados con Afganist¨¢n, donde, desde 2003, los estadounidenses han elaborado, implantado y coordinado por su cuenta una pol¨ªtica antidroga que deber¨ªa considerarse en teor¨ªa un "asunto afgano aut¨®nomo". El Gobierno de Obama reconoci¨® el a?o pasado que su pol¨ªtica antidroga en Afganist¨¢n hab¨ªa fracasado e incluso hab¨ªa sido contraproducente. El enviado especial para Afganist¨¢n y Pakist¨¢n, Richard Holbrooke, confirm¨® la relaci¨®n causa-efecto de la que ya hab¨ªa advertido el Consejo Internacional de Seguridad y Desarrollo en 2005 y reconoci¨® que la erradicaci¨®n de la amapola ha puesto a los agricultores afganos en manos de los talibanes. Adem¨¢s, la destrucci¨®n de los campos de cultivo ha servido para reducir muy poco la fabricaci¨®n de opio y la insurgencia talib¨¢n sigue benefici¨¢ndose de esta enorme y lucrativa industria ilegal, con unas ganancias medias anuales de 90 millones de euros.
Pero el cambio de la estrategia estadounidense no afecta s¨®lo a Afganist¨¢n. En diciembre de 2009, la C¨¢mara de Representantes aprob¨® un¨¢nimemente la ley H.R. 2134 que crea la Comisi¨®n para la Pol¨ªtica Antidroga del Hemisferio Occidental, una comisi¨®n independiente que examinar¨¢ si las estrategias antidroga de los ¨²ltimos 30 a?os llevadas a cabo por EE UU en Latinoam¨¦rica est¨¢n produciendo resultados positivos. El hecho de que se aprobara esta ley puede considerarse un reconocimiento impl¨ªcito por parte de los legisladores estadounidenses de que su pol¨ªtica antidroga no es eficaz y es necesario reformarla. Despu¨¦s de Bolivia, Colombia y Per¨², M¨¦xico es el ejemplo m¨¢s reciente de un pa¨ªs en el que el tr¨¢fico ilegal de drogas est¨¢ causando un aut¨¦ntico caos en la situaci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y de seguridad.
En el lado de la oferta, existe un modelo de soluci¨®n sostenible: el programa Amapola para usos medicinales, una herramienta de desarrollo econ¨®mico que consiste en permitir el cultivo de amapolas en Afganist¨¢n para fabricar medicamentos a partir del opio, como la morfina. Hasta ahora, la comunidad internacional ha ignorado bastante esta soluci¨®n y ha preferido librar una "guerra contra las drogas" que hace hincapi¨¦ en el castigo, la represi¨®n y la erradicaci¨®n agresiva de cosechas. Ahora que EE UU ha enterrado el hacha de esta costosa guerra y ha anunciado una transformaci¨®n de su programa antidroga en Afganist¨¢n, ha llegado el momento de revisitar la "amapola para usos medicinales" y llevar a la pr¨¢ctica proyectos piloto lo antes posible. Estos proyectos no s¨®lo proporcionar¨¢n a los agricultores afganos unos ingresos decentes dentro de la econom¨ªa legal, sino que impulsar¨¢n el desarrollo econ¨®mico necesario para disminuir el cultivo ilegal de amapolas en el pa¨ªs, porque proporcionar¨¢ a las comunidades rurales el dinero, la experiencia en desarrollo y las condiciones econ¨®micas que les permitir¨¢n eliminar gradualmente dicho cultivo.
La autorizaci¨®n del cultivo de amapolas se ha llevado a cabo con ¨¦xito en Turqu¨ªa e India. La propia Espa?a es un importante productor de medicamentos a base de opio. Aunque la fabricaci¨®n comercial de opio para usos medicinales en Espa?a es relativamente desconocida, es una de las mayores del mundo; el cultivo y la fabricaci¨®n est¨¢n en manos de la empresa Alcaliber, SA. Durante 2007 y 2008 Espa?a aument¨® el cultivo de amapolas, en parte porque acababa de incorporarse al grupo de pa¨ªses autorizados para suministrar a EE UU. El a?o pasado estaba previsto un nuevo aumento que situar¨ªa a Espa?a y Francia en la primera plaza de la producci¨®n de materias primas opi¨¢ceas.
Ahora que EE UU est¨¢ cambiando su pol¨ªtica antidroga y puede contribuir a las mejoras producidas en la UE y las Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, existe una posibilidad importante de aplicar instrumentos sostenibles, eficaces y pragm¨¢ticos que sustituyan a la vieja caja de herramientas antidroga. Las nuevas estrategias sobre la demanda deben centrarse en la prevenci¨®n, la educaci¨®n, el tratamiento y la rehabilitaci¨®n de los drogadictos en un entorno humanitario y de sanidad p¨²blica. Al mismo tiempo, es preciso abordar en el lado de la oferta los factores sociales negativos que arrastran al tr¨¢fico de drogas: subdesarrollo y pobreza, desempleo y exclusi¨®n social. En el caso de Afganist¨¢n, es m¨¢s importante pasar al cultivo legal de amapolas para medicamentos que aumentar la producci¨®n en Espa?a, porque tenemos m¨¢s que ganar si hay estabilidad y seguridad en Afganist¨¢n y la regi¨®n en general.
Raymond Kendall es ex secretario general de Interpol y miembro del consejo asesor del Consejo Internacional de Seguridad y Desarrollo (ICOS). Jorrit Kamminga es director de investigaci¨®n estrat¨¦gica en ICOS, ha trabajado en Afganist¨¢n y en la actualidad participa en el programa de doctorado La Europa de las libertades en la Universidad de Valencia. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.