El nuevo lenguaje de la ficci¨®n: fascinante, pero... ?coherente?
'Perdidos' marca escuela: se impone el gui¨®n enrevesado y la sorpresa continua - La creaci¨®n colectiva sin un final predeterminado cambia las reglas narrativas
Esta es la ¨²ltima temporada de Perdidos y, a siete episodios del final, la serie ha creado escuela. Nuevos estrenos imitan su narrativa endiablada. Otros copian su est¨¦tica claustrof¨®bica. Sus guionistas defienden que el hecho de comenzar un gui¨®n sin tener claro c¨®mo se va a acabar es algo innovador. Algunos cr¨ªticos disienten. Creen que s¨®lo llev¨® elementos de otras series al horario de m¨¢xima audiencia, permiti¨¦ndose muchas licencias narrativas. En todo caso alcanz¨® la categor¨ªa de serie de culto, fen¨®meno en Internet, tema de conversaci¨®n, polo de influencia.
En la isla hay tantos misterios que enganchan al espectador al final de cada episodio que es imposible enumerarlos todos. La isla se mueve. Sus habitantes viajan en el tiempo. Un monstruo de humo les ataca. Una piscina cura a los moribundos. Osos polares recorren la jungla. El tiempo queda alterado para siempre. Los paral¨ªticos recobran la movilidad. Guste o no, Perdidos ha cambiado las reglas de qu¨¦ es un relato y de c¨®mo se escribe un gui¨®n. Pero este nuevo lenguaje audiovisual, que busca la sorpresa permanente, ?es compatible con la coherencia narrativa?
Hitchcock bautiz¨® como 'MacGuffin' los trucos para que una historia atrape
La serie de culto se la juega en el final pero no resolver¨¢ todas las preguntas
Para sus autores, la serie es "una opci¨®n de c¨®mo contar una historia"
Los elementos fant¨¢sticos exist¨ªan, pero se combinan de forma ins¨®lita
Cuando acabe, Perdidos (que emiten Cuatro y Fox) se despedir¨¢ como una serie que ha dejado huella. Uno de sus creadores, J. J. Abrams, ha puesto en marcha Fringe, en la que una agente intenta descubrir si una serie de sucesos paranormales sigue un patr¨®n. Esa serie sigue vagamente a Perdidos, mezcl¨¢ndola con Expediente X. Algunos fans comparan Perdidos con FlashForward (AXN), una serie estrenada el a?o pasado en la que el FBI investiga por qu¨¦ la humanidad ha perdido el conocimiento durante 137 segundos en los que cada uno ha visto su futuro.
Incluso hay un grupo de cr¨ªticos que ha querido ver en el nuevo estreno de Martin Scorsese, Shutter Island, cierta influencia de Perdidos. Reminiscencias no faltan: personajes atrapados en una isla, flashbacks reveladores, muertos que regresan de la tumba y un protagonista con un conflictivo pasado. Diversos cr¨ªticos han querido ver en ese largometraje la influencia de una nueva forma de contar historias, consagrada por los nuevos seriales televisivos, siempre dependientes de la audiencia. El cr¨ªtico del New York Times A. O. Scott asegura que Shutter Island es "un enga?o narrativo... plagado de DharmaGuffins".
Ese t¨¦rmino, MacGuffin, lo acu?¨® Alfred Hitchcock para referirse a un "objeto o un dispositivo en un largometraje o una novela que sirve meramente para hacer avanzar la trama", seg¨²n el Diccionario de Oxford. El MacGuffin lo es todo y no es nada. Es el c¨¢liz de Indiana Jones, el anillo de la novela de J. R. R. Tolkien y la palabra rosebud en el trineo de Ciudadano Kane.
Hoy d¨ªa, gracias a Perdidos, la arquitectura entera de la narrativa audiovisual puede estar sustentada sobre una retah¨ªla de MacGuffins. Perdidos depende, en gran parte, de su escena final. Seg¨²n dijo Carlton Cuse, guionista, en una conferencia el pasado 27 de febrero: "Hay muchas peque?as preguntas que, desafortunadamente, no tendremos tiempo de contestar. De hecho, no vamos a hablar de la serie despu¨¦s del episodio final. Creo que no ser¨ªa apropiado si comenzamos a difundir explicaciones oficiales".
Temporada tras temporada, los giros narrativos han llegado a los l¨ªmites de la fantas¨ªa. Ese concepto lo adelant¨® en 1817 el te¨®rico literario Samuel Taylor Coleridge: "Centrar¨ªa mi obra en personas y personajes sobrenaturales, o al menos de ficci¨®n, transfiriendo sin embargo a estas sombras el suficiente inter¨¦s humano y semejanza con la verdad como para lograr por un momento la voluntaria suspensi¨®n de la incredulidad que constituye la fe po¨¦tica". Es decir: los lectores y espectadores creen lo que quieren creer. Que existen alien¨ªgenas destructores que se cr¨ªan en est¨®magos o que existe un anillo para dominarlos a todos, por ejemplo.
En el caso de Perdidos, los fans han demostrado tener, adem¨¢s, muchas tragaderas. A sus protagonistas les suceden cosas que no tienen explicaci¨®n plausible ni siquiera en el universo de la serie, como que algunos personajes no envejezcan o que haya saltos al pasado. Entre muchos queda la duda de si hay una filosof¨ªa subyacente detr¨¢s de las sorpresas o si los guionistas de Perdidos s¨®lo quer¨ªan atrapar a la audiencia. Si han estado tom¨¢ndoles el pelo, "est¨¢n metidos en un problema muy serio", opina Chadwick Matlin, cr¨ªtico de la revista Slate. "Ser¨ªa muy duro que la respuesta final no fuera plausible".
En seis a?os, muchos seguidores de la serie han tirado la toalla. Seg¨²n la productora ABC, la audiencia ha ido decayendo. De los 15 millones de telespectadores que vieron las primeras temporadas, s¨®lo quedaban, a mediados de 2009, 11 millones.
Los guionistas llevan desde enero repitiendo que la imagen final de Perdidos la tienen clara desde el principio. Y ahora han puesto el GPS para llegar all¨ª de la forma m¨¢s directa posible. Seg¨²n explic¨® uno de los creadores de la serie, Damon Lindelof, en enero, la narrativa de Perdidos es una forma m¨¢s, por extrema que sea, de contar unos hechos: "Es una opci¨®n de c¨®mo contar una historia, m¨¢s que decidir si lo vamos a contar todo o no".
En ese sentido, es arriesgada pero poco elaborada. No transmite la sensaci¨®n de perfecci¨®n y conclusi¨®n de series mucho m¨¢s pulidas, como Sexo en Nueva York o The wire. Esto no deja s¨®lo a los telespectadores en la m¨¢s confusa de las oscuridades. Los mismos actores tienen que suspender tambi¨¦n su incredulidad.
El m¨¢s propenso a hablar de ello ha sido el actor Josh Holloway, Sawyer en la serie. En los primeros episodios su personaje era tan insufrible para sus compa?eros de desventuras que el propio actor se ve¨ªa muerto muy pronto. Pero eso, en el universo de Perdidos, no importa. Los muertos no mueren. La realidad no es real. La ficci¨®n lo puede todo. Existen viajes hacia delante y hacia atr¨¢s, realidades paralelas. Unos fans se dar¨¢n por satisfechos. Otros pensar¨¢n que han perdido 90 horas de su vida. En ese sentido, Perdidos le debe bastante a otra serie erigida sobre un gran MacGuffin. Twin Peaks, de David Lynch, comparte muchos elementos con Perdidos: un reparto coral, un misterio por resolver, y una presencia agobiante de elementos sobrenaturales. "Ciertamente, Twin Peaks introdujo un nuevo est¨¢ndar televisivo en los noventa, de ambig¨¹edad y complejidad narrativas", explica la profesora de estudios culturales y audiovisuales Michele Hilmes, de la Universidad de Wisconsin-Madison. En ambas series, todo comienza con algo mundano y truculento. En Perdidos se estrella un avi¨®n. En Twin Peaks asesinan a Laura Palmer. Lynch resuelve el problema con un giro de gui¨®n que resulta tan inesperado como f¨¢cil: un fantasma. El esp¨ªritu maligno Bob posee al padre de la asesinada, al estilo de El Exorcista.
"Ambas series crean realidades alternantes", explica el profesor Albert G. Nigrin, director del Festival de Cine de Nueva Jersey. "Casi todos los largometrajes de Lynch y los episodios que dirigi¨® para Twin Peaks utilizan narrativas on¨ªricas. Al hacer esto, crea una narrativa que subvierte las normas convencionales de la elaboraci¨®n de guiones. Esa puede ser la misma premisa de la que parte Perdidos".
Seg¨²n dec¨ªa recientemente Eric Zorn, cr¨ªtico del diario The Chicago Tribune, Twin Peaks y Perdidos pueden compartir algo m¨¢s: un final para olvidar. El hecho de que fuera el MacGuffin, la excusa, lo que enganch¨® tan intensamente a los espectadores, hizo que el final de Twin Peaks fuera inmensamente frustrante para los fans. "Al final, la serie se adentr¨® en lo impredecible. En retrospectiva, cada minuto que me pas¨¦ viendo Twin Peaks me pareci¨® una p¨¦rdida de tiempo y consider¨¦ a los guionistas y al director unos timadores", escribe Zorn.
Los guionistas de Perdidos dieron una pista sobre el posible gran final en el episodio que m¨¢s recientemente se estren¨® en EE UU, Ab Aeterno. (Y los que no lo hayan visto, deber¨ªan dejar de leer aqu¨ª) En ¨¦l, Jacob revela que la isla es como un tap¨®n de corcho, que impide que el infierno invada la Tierra. ?l mismo atrae almas a la isla para ponerlas a prueba. Como asegura el cr¨ªtico Mike Ryan en Vanity Fair: "?Recuerdan al oso polar? ?Y los n¨²meros que hab¨ªa que introducir en el ordenador? ?La iniciativa Dharma? ?Los viajes en el tiempo? Nada de aquello era, en realidad, relevante".
Para una serie que se quiere tan innovadora, un final as¨ª, una lucha entre el bien y el mal, podr¨ªa ser algo demasiado f¨¢cil. Y ya visto. "Detr¨¢s de todos esos giros y trucos de gui¨®n, de esa narrativa enrevesada, no hay nada especialmente vanguardista", opina Gary Edgerton, jefe del departamento de Comunicaci¨®n y Arte Dram¨¢tico de Old Dominion University. Algo similar opina la profesora Hilmes. "Ha habido series de televisi¨®n que han tenido grandes elencos, flashbacks y esa misma complejidad narrativa. Pero Perdidos los combina de un modo antes impensable... Y todo en horario de m¨¢xima audiencia, en un gran canal televisivo, que es lo realmente ins¨®lito".
Cuando la serie se estren¨®, en 2004, sus propios creadores hab¨ªan firmado para una sola temporada. Seg¨²n record¨® el guionista Carlton Cuse recientemente: "No ten¨ªamos ni idea de c¨®mo iba a ser este viaje, ni que iba a durar seis a?os y 120 episodios. La belleza de la serie era, pens¨¢bamos, que s¨®lo ¨ªbamos a hacer 12 episodios y ah¨ª acababa todo. As¨ª que decidimos que si ¨ªbamos a caer en llamas, lo mejor ser¨ªa caer en llamas espectaculares. Rompimos muchas de las normas esenciales de la narrativa de televisi¨®n, y precisamente eso es lo que triunf¨® entre la audiencia".
El pr¨®ximo 23 de mayo, tras una larga pr¨®rroga, esas llamas se extinguir¨¢n. En esos ¨²ltimos minutos no habr¨¢ fuegos artificiales que valgan. Una escena final deber¨¢ darles sentido a todas las que la han precedido. Y a los guionistas m¨¢s les vale contentar a los fans. De todos modos, y por si acaso, los fieles seguidores de Perdidos deber¨ªan hacer caso a las palabras de uno de los personajes, John Locke, en el episodio quinto de la tercera temporada: "No se deber¨ªa confundir el destino con la coincidencia".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.