El fin del Estado autoritario turco
El primer ministro Erdogan presenta una reforma constitucional para acabar con la tutela de jueces y militares sobre el poder civil vigente desde 1982
Al trasladar el sistema de separaci¨®n de poderes de Montesquieu a Turqu¨ªa, los redactores de la Constituci¨®n de 1982 olvidaron mencionar al cuarto poder, y no precisamente la prensa. Los juristas escribieron entonces al dictado del Ej¨¦rcito, que dos a?os antes hab¨ªa protagonizado el golpe de Estado m¨¢s sangriento de la historia de la Rep¨²blica. Todo qued¨® atado y bien atado en un modelo de Estado autoritario en el que los generales marcaban el paso al poder civil con la bendici¨®n de unos jueces que han disuelto sin contemplaciones una veintena de partidos pol¨ªticos, en su mayor¨ªa kurdos o islamistas.
El acercamiento econ¨®mico de Turqu¨ªa a la Uni¨®n Europea desde 1995 y la llegada al poder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, en 2002, desencadenaron una oleada de reformas constitucionales que han supuesto la revisi¨®n de hasta el 50% de sus art¨ªculos. Pero el n¨²cleo duro del texto, que define el car¨¢cter laico y unitario del Estado fundado por Mustaf¨¢ Kemal Atat¨¹rk, tras la I Guerra Mundial, sigue intacto.
La reorganizaci¨®n del poder judicial es el eje principal del proyecto
"No creo que la actual Constituci¨®n turca sirva para un pa¨ªs miembro de la UE, y no podemos intentar entrar en Europa con una norma tan restrictiva", ha asegurado el ministro de Asuntos Europeos de Turqu¨ªa, Egemen Bagis. "Una sociedad joven y din¨¢mica necesita una visi¨®n m¨¢s liberal y democr¨¢tica", sostiene, "pero los l¨ªderes de la oposici¨®n no parecen estar por la labor de llegar a un consenso constitucional".
Amenazado de ilegalizaci¨®n por el Tribunal Constitucional en 2008, el partido de Erdogan no se ha atrevido a promover una Constituci¨®n de nueva planta, pero ha anunciado que presentar¨¢ hoy en el Parlamento un proyecto de reforma de la Constituci¨®n que puede dar al traste con el alambicado sistema de equilibrio de fuerzas vigente desde 1980.
As¨ª, con el nuevo texto, los militares acusados de participar en tramas golpistas tendr¨¢n que someterse a los tribunales civiles, y la c¨²pula de las Fuerzas Armadas ya no podr¨¢ lanzar purgas sistem¨¢ticas entre sus miembros sin que la justicia revise los casos de destituciones. Incluso el general Kenan Evren y los miembros de la junta que dirigi¨® el golpe de Estado de 1980 perder¨¢n la inmunidad que les asigna la actual Constituci¨®n.
Pero la principal reforma que se avecina es, sin duda, la del sistema judicial; una antigua exigencia de la Uni¨®n Europea en el proceso negociado con Ankara. El Consejo Supremo de la Magistratura, integrado por cinco jueces y un funcionario del Ministerio de Justicia, pasar¨¢ tras la revisi¨®n constitucional a estar compuesto por 21 miembros, un tercio de los cuales ser¨¢ designado por el Parlamento. "Las reformas parecen ir dirigidas a tomar el control del poder judicial y a desmantelar la separaci¨®n de poderes", se ha apresurado a denunciar Kadiz Ozbek, presidente del Consejo Supremo, el ¨®rgano que designa a los jueces de los altos tribunales de Turqu¨ªa.
El Tribunal Constitucional, que hasta ahora ha decidido sobre la ilegalizaci¨®n de los partidos pol¨ªticos, tambi¨¦n pasar¨ªa tras la reforma a contar con 19 jueces, frente a los 11 actuales, en parte elegidos tambi¨¦n por el Legislativo y con presencia de juristas no procedentes de la carrera judicial. El Parlamento tendr¨¢ una funci¨®n de control previo, con el voto favorable de una mayor¨ªa cualificada, a la hora de instar la prohibici¨®n de un partido. En principio, s¨®lo los partidos que defiendan la violencia podr¨¢n ser disueltos.
La actual Constituci¨®n, heredera de un golpe de Estado, destila un "esp¨ªritu de democracia m¨ªnima", seg¨²n expresi¨®n com¨²n entre los analistas pol¨ªticos de Ankara. Para aprobar la nueva reforma, el Gobierno de Erdogan tendr¨¢ que emplearse a fondo a fin de lograr el apoyo de los partidos de la oposici¨®n laica, que temen la imposici¨®n de un modelo pol¨ªtico islamista tras el desmantelamiento del Estado autoritario kemalista.
Y dif¨ªcilmente lograr¨¢ el partido en el poder sumar las dos terceras partes de los votos de la C¨¢mara, necesarios antes de que el presidente turco pueda ratificar el texto revisado. Para salir del atolladero s¨®lo le queda la v¨ªa de convocar un refer¨¦ndum para someter la reforma constitucional al voto de los ciudadanos. Una decisi¨®n que, a pesar de avanzar profundamente en la democratizaci¨®n del pa¨ªs, amenazar¨ªa con agrandar la profunda brecha pol¨ªtica que se ha abierto en la sociedad. El irreconciliable desencuentro entre las ¨¦lites laicas que han dirigido la Turqu¨ªa moderna desde su fundaci¨®n, en 1923, y un Gobierno de base isl¨¢mica que se mantiene en el poder con el 47% de los sufragios.
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