James Black, Nobel de Medicina que intent¨® curar el estr¨¦s
Descubri¨® el primer betabloqueante contra el infarto
A sir James Whyte Black le gustaba definirse como un "artesano farmacol¨®gico". T¨ªmido hasta lo patol¨®gico seg¨²n los que le conoc¨ªan, convirti¨® el laboratorio en su taller y descubri¨® dos de las medicinas m¨¢s importantes de las ¨²ltimas d¨¦cadas: los betabloqueantes, para la angina de pecho, y la cimetidina, para las ¨²lceras de est¨®mago. Nobel de Medicina en 1988, muri¨® el 22 de marzo, a los 85 a?os, y en una ocasi¨®n dijo que, despu¨¦s de mucho tiempo, hab¨ªa aprendido "a sustituir los placeres del duro y disciplinado estudio por la indulgencia del so?ar despierto".
Hijo de un ingeniero de minas de profunda fe baptista, se cri¨® en las cuencas del carb¨®n del sur de Escocia, hasta que una beca le permiti¨® estudiar medicina y cirug¨ªa en la Universidad de Saint Andrews. De all¨ª pas¨® al hospital del King's College de Cambridge, donde complet¨® su formaci¨®n y ejerci¨® como docente. Su brillante carrera como profesor incluy¨® una estancia en Singapur y la fundaci¨®n de la Escuela de Veterinaria de Glasgow. En 1958, y desoyendo los consejos de sus colegas, que le recomendaban continuar en las aulas, entr¨® en el mundillo farmac¨¦utico. Era una ¨¦poca en la que los mejores cient¨ªficos evitaban trabajar para la industria, pero Black se recluy¨® en el laboratorio con la obsesi¨®n de encontrar una medicina para el mal que hab¨ªa matado a su padre: el infarto de miocardio.
El grito de eureka reson¨® en 1962, con el descubrimiento del primer betabloqueante. Dos a?os despu¨¦s refin¨® la f¨®rmula y sintetiz¨® el propanolol, que se convirti¨® en el f¨¢rmaco m¨¢s vendido del mundo. El m¨²sculo del coraz¨®n es estimulado por la adrenalina, que eleva el ritmo cardiaco y le exige consumir m¨¢s ox¨ªgeno. Los betabloqueantes obstruyen los receptores de adrenalina, enga?ando as¨ª al sistema e impidiendo que la adrenalina acelere el coraz¨®n. Fue este hallazgo, uno de los m¨¢s importantes en la medicina del siglo XX, el que le vali¨® el Nobel en 1988.
La cimetidina
Recetados en principio para los casos de angina de pecho y en pacientes con historial de infartos, los betabloqueantes ampliaron su utilidad al demostrarse tambi¨¦n efectivos para la hipertensi¨®n, las migra?as y los ataques de p¨¢nico. Black se centr¨® en el papel de la adrenalina -la hormona del estr¨¦s- en la salud, y continu¨® sus investigaciones al margen de las grandes corporaciones y rechazando suculentos contratos. A principios de los a?os ochenta culmin¨® su segundo gran descubrimiento: la cimetidina, para tratar las ¨²lceras estomacales. Por primera vez, exist¨ªa una alternativa al quir¨®fano en los casos graves de ¨²lceras sangrantes e hiperacidez. En pocos meses, la cimetidina desbanc¨® al propanolol como la medicina m¨¢s vendida del mundo, facturando m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares anuales.
Probablemente, nadie consigui¨® tanto dinero para la industria farmac¨¦utica, pero en lugar de hacerse rico, Black mont¨® una peque?a compa?¨ªa sin ¨¢nimo de lucro en la que a¨²n hoy 25 de los mejores cient¨ªficos del mundo buscan medicinas efectivas contra la diabetes y distintos tipos de c¨¢ncer. Catedr¨¢tico en el King's College desde 1984, fue nombrado Caballero por la reina Isabel II en 1981 y se retir¨® en los noventa.
Fascinado con la posibilidad de fabricar "herramientas que eviten el sufrimiento", no es exagerado decir que ayud¨® a salvar las vidas y a aliviar el dolor de millones de personas. Reivindic¨® la "ingenuidad" que debe tener todo investigador y fue muy cr¨ªtico con las compa?¨ªas que exig¨ªan rentabilidad a los cient¨ªficos. Cuando le llamaron para decirle que le hab¨ªan concedido el Nobel, tuvo un peque?o ataque de p¨¢nico que resumi¨® a la perfecci¨®n toda su carrera: "Estaba absolutamente aterrado. Fue como una patada en el est¨®mago. Me hubiera gustado tener mis betabloqueantes a mano. Lo que hice fue ir al pub y contemplar mi destino".
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