Futbolista de raza

Samir Nasri (Francia, 1987) cautivaba con su manejo del bal¨®n. Tanto que los hijos del entrenador de su equipo, que jugaban en el Olympique de Marsella, recomendaron a Freddy Assolen, ojeador de este club, que le ficharan. As¨ª que Assolen le solt¨® a Abdelhamid, el padre de la gran promesa: "Queremos a su hijo". "Venga a casa, comamos y bebamos, conozc¨¢monos y que decida el ni?o", respondi¨® este, fiel a su costumbre integradora, a la de educar a sus hijos sin prejuicios. Acept¨® Nasri, que siempre quiso formarse en el OM, en el entorno familiar y en La Gavotte Peyret, suburbio multirracial de Marsella. "En mi escuela hab¨ªa chinos, ¨¢rabes, negros... Y todos jug¨¢bamos al f¨²tbol", recuerda. Pero Nasri, estrella del Arsenal, mejor que nadie.

Para Samir, Londres es ¨²nica. "Un jud¨ªo puede ir con sus ropas tradicionales por la calle sin recibir insultos. Eso no pasa en todos los sitios de Francia", confesaba al diario L'Equipe. A Nasri le gusta perderse junto a su novia, Tatiana Golovin, tenista profesional, por las calles de Hampstead y Finchley, barrios que mezclan lo residencial con lo obrero, donde tiene su casa. "Es una persona muy sensible", aclara por tel¨¦fono Jos¨¦ Anigo, t¨¦cnico que le hizo debutar en el OM y que ahora es director deportivo marsell¨¦s.

Tambi¨¦n le gusta jugar con los gunners, que en 2005 ya hicieron una alineaci¨®n sin brit¨¢nicos. "El f¨²tbol y el Arsenal son globales", aclara Nasri, olvidado por el seleccionador, Raymond Dom¨¦nech, desde hace un a?o (en la Eurocopa jug¨® 32 minutos), pero con ganas de estar en Francia, selecci¨®n integradora desde 1930, cuando el director deportivo, Gabriel Hanot, cit¨® a jugadores como el marroqu¨ª y ex atl¨¦tico Ben Barek o el guyan¨¦s Diagn¨¦. Tambi¨¦n destac¨® la reciente generaci¨®n de Thuram, Vieira, Henry y Djorkaeff, liderada por Zidane, el eterno punto de comparaci¨®n para Nasri. Resulta que Zizou y Samir son marselleses, patrocinados por Adidas, con el mismo agente e igual demarcaci¨®n. "Soy Nasri y punto", se defiende El Peque?o Pr¨ªncipe, como le bautizaron en el V¨¦lodrome, el estadio del OM; "Zidane s¨®lo habr¨¢ uno". Makelele expres¨® el malestar de Nasri cuando este se visti¨® de bleu: "?Por qu¨¦ no le dejan vivir tranquilo?". Y el propio Zidane, remata: "Lo que hace en el c¨¦sped es incre¨ªble. Ser¨¢ un gran jugador y ser¨¢ Nasri".

Nasri debut¨® en la Ligue 1 a los 17 a?os. Al siguiente, con el t¨¦cnico Albert Emon, fue designado el mejor joven del torneo. "Cuando ves a los otros nueve jugadores de campo dar al bal¨®n sin vacilar, te das cuenta de que es el coraz¨®n del equipo", dijo Emon. Pero no pens¨® lo mismo Eric Gerets al tomar el relevo en el banquillo. "No est¨¢ listo para jugar tanto al m¨¢s alto nivel", advirti¨®. No le ayud¨® una meningitis, que le apart¨® del c¨¦sped dos meses. Hasta que Gerets cambi¨® de opini¨®n, al curso siguiente, cuando se reun¨ªa con el jugador en un aparte antes de los partidos y le inculcaba siempre la misma filosof¨ªa, la de crear huecos para enlazar con los puntas. "Los pases van hacia adelante", persist¨ªa. La evoluci¨®n de Nasri le lig¨® con el Madrid -"es importante ir a un club en el que no haya una revoluci¨®n", se justific¨®- y le llev¨® al Arsenal por unos 17 millones. "No pudimos hacer nada. Quer¨ªa irse con Wenger", apunta Anigo. "Me encanta la cultura del juego del Arsenal, en el que todos los jugadores tienen un gran progreso", explic¨® Nasri.

A Super-Sam, como le canta el Emirates Stadium, le ficharon para relevar a Hleb. "Con el f¨²tbol que tiene, puede jugar en cualquier sitio", interviene Clichy. "Pero Samir, que en tres a?os llegar¨¢ a su punto ¨¢lgido, prefiere jugar de 10", destaca Anigo. Nasri ampl¨ªa: "Me encanta el juego del equipo. Reculo sin problemas para prestar un servicio, pero prefiero evolucionar cerca del ¨¢rea". Pero tambi¨¦n le pirra el Bar?a. "Su juego es hermoso", remarca; "puro espect¨¢culo".