V¨ªctimas y escuela
Este ¨²ltimo mes hubo dos conatos de huelga, ambos frustrados, en el centro en el que trabajo. El primero fue precedido por una campa?a de victimizaci¨®n de la actual consejera de Educaci¨®n, compa?era de profesi¨®n y amiga, Isabel Cela¨¢. Su imagen, de enemiga de no se sabe qu¨¦ (etsaia), decoraba exteriores e interiores del centro con esa absoluta impunidad que entre nosotros siempre caracteriza a una de las partes. El segundo conato estuvo relacionado con el desdichado fallecimiento de Jon Anza. Coincidi¨®, esta segunda convocatoria, con el asesinato en las cercan¨ªas de Par¨ªs de un gendarme franc¨¦s por un comando de ETA. Ambas convocatorias fracasaron, aunque por escaso margen, y sobra decir que no hubo una tercera, es decir, que nuestros alumnos no se acordaron del gendarme franc¨¦s ni de quienes lo asesinaron, de esos mismos a los que convertir¨¢n en v¨ªctimas en cuanto los detengan. Cuando ETA irrumpe en nuestros centros escolares lo hace inmaculada, libre de sangre y del dolor que inflige. El lugar de la v¨ªctima s¨®lo lo ocupa ella; los dem¨¢s s¨®lo son etsaias.
Algo ha cambiado, no obstante, para que esas dos convocatorias de huelga no hayan salido adelante. El cambio, sin embargo, no alcanza a¨²n a esa extra?a ley del silencio que ha convertido nuestros centros escolares en predios de las t¨¢cticas de adoctrinamiento del terror. La escuela no ha deslegitimizado la cultura ETA, que ha sabido imponerse a lo largo de estos a?os como una especie de rasgo de identidad de la cultura juvenil. Pero tampoco se la puede acusar de haberla inculcado, de haber adoctrinado. La escuela, simplemente, ha callado, carente de un soporte institucional que la hac¨ªa demasiado vulnerable a ese terror contra el que tendr¨ªa que haber educado. En eso no se ha diferenciado del resto de la sociedad vasca, lo que no puede servir de eximente respecto a su grado de responsabilidad, que era, indudablemente, mayor que la del resto.
La reciente "Reformulaci¨®n del Plan Vasco de Educaci¨®n para la Paz y los Derechos Humanos" del Gobierno Vasco, propone sin ambages la presencia en las aulas del testimonio de las v¨ªctimas del terrorismo. Lo hace en aras de la defensa permanente de la tolerancia y la pluralidad pol¨ªtica de la sociedad vasca, de cuya quiebra son precisamente v¨ªctimas y testigos privilegiados. Y aunque reconoce que la presencia de las v¨ªctimas del terrorismo en la educaci¨®n puede resultar delicada debido a que no existe un consenso total de condena social del terrorismo, tiene el valor de romper ese c¨ªrculo vicioso al considerar una raz¨®n a?adida para su presencia esa misma falta de consenso general, ya que puede servir de acicate para alcanzarlo. No ha sido el temor a la falta de un consenso general lo que ha permitido que se avanzara en la deslegitimaci¨®n del terrorismo. Audacia y dolor, esos han sido los mimbres. S¨®lo ha faltado el apoyo decidido de nuestras instituciones.
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