El CO2 tambi¨¦n puede ser ¨²til
Espa?a busca f¨®rmulas para aprovechar el di¨®xido de carbono - La inyecci¨®n del gas en invernaderos eleva un 20% la producci¨®n - Una t¨¦rmica fertilizar¨¢ microalgas
El di¨®xido de carbono (CO2) est¨¢ en el eje del eje del mal. Cient¨ªficos, pol¨ªticos, empresarios y hasta militares siguen la evoluci¨®n de su concentraci¨®n en la atm¨®sfera e intentan prever c¨®mo el efecto invernadero del gas afectar¨¢ a la temperatura del planeta, las lluvias, los cultivos, las migraciones, las guerras o el esqu¨ª.
Por eso el gran esfuerzo est¨¢ en reducir las emisiones de CO2, en cambiar el sistema energ¨¦tico hacia fuentes renovables, o incluso en enterrarlo bajo tierra durante siglos. Sin embargo, cada vez surgen m¨¢s proyectos para darle valor al CO2, buscarle una utilidad, una forma de retirarlo de la atm¨®sfera, pero que a la vez le d¨¦ un valor al gas.
El mar de invernaderos de Almer¨ªa es el lugar perfecto para usar el CO2. Con 26.500 hect¨¢reas bajo pl¨¢stico, las necesidades de CO2 son potencialmente enormes. El di¨®xido de carbono inyectado en los invernaderos aumenta el rendimiento de los cultivos. Y no s¨®lo eso. La existencia de un sector altamente tecnificado (la campa?a 2008-2009 gener¨® una producci¨®n por valor de 1.321 millones euros, el 56% exportado) hace que los agricultores, empresarios en todos los sentidos, no teman a la innovaci¨®n.
"Si es malo para el medio ambiente, los cultivos bajo pl¨¢stico lo retiran"
S¨®lo enterrar el CO2 eliminar¨ªa grandes cantidades del gas de efecto invernadero
La central de Carboneras es uno de los mayores emisores de CO2
Los cient¨ªficos buscan aplicaciones m¨¦dicas para las microalgas
Las plantas toman di¨®xido de carbono del aire y devuelven ox¨ªgeno
Unos sistemas necesitan comprar el gas; otros queman biomasa
Por eso la consultora especializada Besel estudi¨® para Endesa, en un proyecto financiado por el Gobierno, c¨®mo usar all¨ª el CO2 que emite la central t¨¦rmica de carb¨®n de Carboneras, a unos 100 kil¨®metros de El Ejido. "Cuando les contamos a los agricultores las ventajas del CO2, al principio les sonaba a ciencia-ficci¨®n", recuerda Carlos Reparaz, director del Departamento de Medio Ambiente de Besel, en la sede de la empresa a las afueras de Madrid. Desde la ventana se ve la inusual estampa de un reba?o de ovejas pastando. Pero cuando las ventajas llegaron a todos los rincones, los due?os de los invernaderos quisieron que les construyeran un tubo desde la chimenea de Carboneras, algo que result¨® demasiado caro.
En realidad, el concepto es tan simple que basta con regresar a la biolog¨ªa escolar. Las plantas toman di¨®xido de carbono del aire y, tras realizar la fotos¨ªntesis, devuelven ox¨ªgeno. Los animales, justo lo contrario. As¨ª, el CO2, que en la atm¨®sfera retiene parte del calor que emite la Tierra y calienta el planeta, puede servir para alimentar plantas y algas y acelerar su crecimiento.
Manuel Tall¨®n, t¨¦cnico de la empresa Hortichuelas, conoce de primera mano las ventajas del gas. "Si se quiere dar utilidad al CO2, este es un buen lugar. Es bueno para el campo porque muchas veces en los invernaderos la falta de CO2 es lo que limita el crecimiento", explica en El Toyo (Almer¨ªa), donde la empresa para la que trabaja tiene uno de los invernaderos m¨¢s tecnificados de Espa?a. Un tanque de propano sirve para calentar el invernadero las noches en que la temperatura baja por debajo de los 10 grados cent¨ªgrados. Otro tanque de CO2 l¨ªquido libera el gas durante el d¨ªa para favorecer la fotos¨ªntesis.
Cuando se le pregunta a Tall¨®n si tanta tecnolog¨ªa afecta al sabor de los tomates, ¨¦l no lo duda. "Tome uno. No hay ni que lavarlo, porque usamos muy pocos fitosanitarios. Yo me los como as¨ª". En efecto, el tomate cherry, que crece en unos dos meses y que ir¨¢ directamente a la exportaci¨®n, est¨¢ dulce. Unas cajas de cart¨®n repartidas por todo el invernadero contienen los abejorros que polinizan el fruto.
Un ordenador controla todos los par¨¢metros: temperatura interior y exterior, humedad, concentraci¨®n de di¨®xido... Si hay demasiada humedad, el ordenador abre las ventanas cenitales para airearlo y paraliza la inyecci¨®n de CO2 para que no se pierda.
"En la calle, la concentraci¨®n de CO2 es de unas 370 partes por mill¨®n, pero en un invernadero cerrado puede bajar hasta las 100", explica Juan Carlos L¨®pez, investigador de la estaci¨®n de las Palmerillas, un centro de la Fundaci¨®n Cajamar junto al oc¨¦ano de pl¨¢sticos de El Ejido para desarrollar tecnolog¨ªa aplicable a los invernaderos. Despu¨¦s de todo el d¨ªa de crecimiento, si no se abre el invernadero, la falta de CO2 llega a limitar el crecimiento de las plantas. Si se abre el invernadero para que vuelva a entrar, se pierde temperatura, algo que tampoco es bueno.
El invernadero que muestra Tall¨®n no retira CO2 de la atm¨®sfera, simplemente lo compra de una empresa y lo inyecta cuando hace falta para que la concentraci¨®n de di¨®xido en el interior sea la adecuada. Pero demuestra que hay un mercado.
Por eso los investigadores le dieron una vuelta de tuerca al sistema. Entre los 32 invernaderos con distintos proyectos de investigaci¨®n de la fundaci¨®n, L¨®pez se?ala el proyecto desarrollado junto a Besel. Los tallos y hojas, restos de los invernaderos, se desecan y se convierten en biomasa. Forman una especie de pildoritas marrones que se queman en una caldera. No falta materia prima porque en Almer¨ªa se producen al a?o 1,7 millones de toneladas de residuos vegetales.
Esa caldera calienta el invernadero por la noche y en un tanque separa el CO 2 y lo vierte a un dep¨®sito de 8.000 litros. Por el d¨ªa lo inyecta. Este sistema s¨ª que cuadra el c¨ªrculo y retira CO2 de la atm¨®sfera. "Realmente as¨ª s¨ª quitamos CO2 del aire", resume L¨®pez.
En cada metro cuadrado de invernadero se pueden inyectar al a?o entre cinco y ocho kilos de CO2, de los cuales un 70% lo absorben las plantas y el resto se pierde. "El sistema mejora la cantidad, pero sobre todo la calidad del producto", explica el investigador paseando entre los distintos proyectos de la estaci¨®n experimental. La tecnolog¨ªa es amplia: desde nuevos suelos que absorban m¨¢s calor a invernaderos m¨¢s altos.
"La inyecci¨®n de calor y CO2 aumenta la producci¨®n alrededor de un 40%", a?ade L¨®pez, aunque var¨ªa con el a?o. Si la temporada es fr¨ªa, la diferencia es mayor porque se nota m¨¢s el efecto de la calefacci¨®n. Adem¨¢s, el fruto madura antes, lo que da ventaja a este tipo de invernaderos frente al resto de productores. Seg¨²n los c¨¢lculos del proyecto de investigaci¨®n, el gasto en biomasa de este sistema es de 1.990 euros por hect¨¢rea, pero en propano ser¨ªa de 6.900 y 7.200 para el caso del gas¨®leo. Reparaz insiste en que "no es un sistema de captura, sino de aprovechamiento de CO2". Es decir, que las cantidades retiradas no son comparables a las que se pueden obtener con el secuestro y almacenamiento geol¨®gico subterr¨¢neo de CO2, el gran esfuerzo de la industria y las autoridades.
La idea es la misma que repite el responsable de Eficiencia de la central t¨¦rmica de Carboneras, Manuel Rubias, cuando muestra el otro proyecto estrella de valorizaci¨®n de CO 2. Rubias pasea junto a la t¨¦rmica que Endesa tiene en Almer¨ªa. Se trata de una de las mayores plantas de producci¨®n de electricidad con carb¨®n y una de las mayores emisoras de CO2 de Espa?a. El carb¨®n llega en barco desde Indonesia, principalmente, pero tambi¨¦n de Sur¨¢frica o Colombia, y entra directamente a la planta, situada junto al puerto. La central ultima estos d¨ªas la colocaci¨®n de un sistema de microalgas que fertilizar¨¢ con parte del CO2 salido de la enorme chimenea. "Con el CO2 le damos de comer a las microalgas", resume gr¨¢ficamente Rubias.
Las microalgas son otra de las esperanzas para darle utilidad al di¨®xido de carbono. El agua de mar, que llega por la misma toma que sirve para refrigerar la t¨¦rmica, se introduce en unos tubos transparentes. Por all¨ª, orientados al sur para aprovechar al m¨¢ximo el sol de Almer¨ªa, se introduce una soluci¨®n de microalgas. El di¨®xido de carbono les ayuda a crecer. Como se trata de un proyecto experimental, la cantidad de di¨®xido de carbono que retirar¨¢n las microalgas es peque?a, hasta 110 toneladas de CO2 al a?o, el equivalente a lo que emiten 11 espa?oles.
Cuando la cantidad de microalgas es alta, se retira, se centrifuga y se liofiliza. Al principio queda una pasta similar a la de las espinacas congeladas. Las utilidades son enormes en funci¨®n del tipo de alga que se utilice. En Las Palmerillas, los investigadores estudian con una llamada Scedenesmus almeriensis, entre otras. Esta especie, patentada por los cient¨ªficos espa?oles, tiene un gran contenido en lute¨ªna, un pigmento utilizado en medicina, como antioxidante, y en f¨¢rmacos contra la degeneraci¨®n de la m¨¢cula ocular.
Pero hay muchas m¨¢s utilidades. Por todo el mundo, grupos de investigaci¨®n buscan microalgas que crezcan r¨¢pido, que necesiten poca superficie y que, adem¨¢s de crecer a costa del CO 2, produzcan un aceite que se pueda utilizar como combustible. Endesa quiere conseguir biodi¨¦sel y construir una biorrefiner¨ªa junto a la tradicional t¨¦rmica de carb¨®n.
Probablemente se necesiten a?os para desarrollar el sistema y conseguir rendimientos m¨¢s all¨¢ de los proyectos experimentales. Pero lo interesante es el cambio de mentalidad que supone pensar que el di¨®xido de carbono puede tener utilidad, a pesar de ser algo malo para el planeta a los niveles de emisi¨®n actuales.
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