El temporal sume R¨ªo en el caos

R¨ªo de Janeiro, la ciudad del sol y de las exuberantes playas de Copacabana e Ipanema, ha vivido desde la noche del lunes dram¨¢ticas escenas de caos tras ser alcanzada por la m¨¢s virulenta tormenta de lluvia y viento que se conoce en la reciente historia de la metr¨®poli brasile?a. Las m¨¢s de 17 horas de temporal severo dejaron un reguero de 94 muertos, 58 heridos y m¨¢s de 20 desaparecidos, seg¨²n el ¨²ltimo balance difundido por el cuerpo de bomberos. En varias favelas, principalmente en la localidad de Niteroi, vecina de R¨ªo, los corrimientos de tierra provocaron el derrumbe de chabolas y la muerte de decenas de personas que quedaron sepultadas. Los cortes de luz se sucedieron a lo largo de la ciudad, aumentando la sensaci¨®n de desgobierno y caos. Ante la impotencia para contener el desastre, las autoridades hicieron un llamamiento para que la poblaci¨®n no pisara la calle. La lluvia comenz¨® a remitir a ¨²ltima hora de ayer, aunque el caos continuaba en puntos de la ciudad.

Las inundaciones provocaron el corte de varias de las arterias principales de R¨ªo. Un recorrido en coche que normalmente no dura m¨¢s de 40 minutos costaba ayer m¨¢s de cuatro horas. La carretera que circunvala la tur¨ªstica laguna Rodrigo Freitas y que sirve de eje de distribuci¨®n del tr¨¢fico en el sur estaba inundada en varios de sus tramos. Los veh¨ªculos -algunos abandonados por sus due?os- circulaban sin orden ni concierto, salt¨¢ndose sem¨¢foros y se?ales.

La zona norte de R¨ªo se vio especialmente azotada por los aguaceros, ya que su sistema de alcantarillado es bastante m¨¢s precario que el de los barrios pudientes de la ciudad, y porque las basuras amontonadas dificultaron la evacuaci¨®n de las riadas. Las favelas Morro dos Macacos, Borel, Morro dos Prazeres y Mangueira registraron derrumbamientos.

Como era previsible, en todos los medios locales ya se trasluc¨ªa ayer la bronca pol¨ªtica que se avecina. Tanto el gobernador del Estado de R¨ªo, Sergio Cabral, como el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes, se afanaban en explicar que la cat¨¢strofe, ante todo, se ha debido a un gran fen¨®meno atmosf¨¦rico inesperado.