Los claroscuros del iPad
No hubo grandes colas el primer d¨ªa de su venta. Ahora queda por ver el impacto que el nuevo aparato de Apple tendr¨¢ en la industria
El iPad ha dado un vuelco a una categor¨ªa de ordenador que hasta ahora era s¨®lo marginal en el mercado inform¨¢tico: la de los tablets, tabletas o pizarras electr¨®nicas. Como ya hizo con el iPod hace casi una d¨¦cada, la compa?¨ªa liderada por Steve Jobs ha asumido un invento de otros y le ha dado su toque de dise?o elegante, interfaz de f¨¢cil uso e integraci¨®n exclusiva en el entorno Mac.
Tras una semana de ventas, las principales quejas de compradores han tenido que ver con fallos en la recepci¨®n Wi-Fi. El que ha probado este diario en Estados Unidos (hasta final de mes no se veneder¨¢ en Espa?a) es un modelo de 31 gigas, de 634 d¨®lares (474 euros). De momento no ha presentado fallo alguno y tiene una recepci¨®n de Internet correcta. Otra ventaja: la larga vida de su bater¨ªa. Lleva funcionando cuatro d¨ªas y, sin haberse conectado una sola vez a la red el¨¦ctrica, sigue con un 37% de su bater¨ªa.
Sus detractores le critican que sea un netbook de poca potencia sin teclado, tambi¨¦n que su sistema operativo no permite ejecutar m¨¢s de un programa simult¨¢neamente. Hay que matizar: el iPad permite reproducir la m¨²sica de iTunes mientras se ejecuta cualquiera de las otras aplicaciones y se navega por la red; pero el iPad no es ni quiere ser un ordenador al uso. Su mismo dise?o f¨ªsico y sistema operativo le encasillan como un reproductor de libros y contenidos multimedia (Siempre que no sea Flash, que no admite).
Si alguien quiere comprar un iPad para trabajar, que no lo haga. No es ese su cometido. Para eso est¨¢n los port¨¢tiles, m¨¢s c¨®modos para escribir, consultar informaci¨®n en los navegadores y tener el correo abierto.
El iPad es bueno para leer prensa, c¨®mics y libros a la vieja usanza. Sirve para ver pel¨ªculas y v¨ªdeos de YouTube. Ofrece ventajas para comprar en portales como Ebay o Amazon. Y permite una navegaci¨®n por la red -y esto es un gran avance- t¨¢ctil.
A pesar de que ya ha habido muchos tablet en el mercado, el dise?o ultraplano y la tecnolog¨ªa LCD t¨¢ctil retroiluminada de Apple son un gran avance hacia el Internet que se toca. ?Y qui¨¦n quiere tocar Internet? Ah¨ª radica la definici¨®n de su consumidor. Si el iPad triunfa ser¨¢ entre la generaci¨®n del baby boom, que tiene entre 40 y 60 a?os.
Esa generaci¨®n lee m¨¢s diarios y m¨¢s libros que sus hijos. La difusi¨®n de Internet les ha pillado ya en la madurez. Y muchos no quieren ni pensar en leer un libro en ordenador. Esa gente, a la que le gusta tocar las p¨¢ginas, tiene a su alcance una aplicaci¨®n, llamada iBooks -que le debe mucho al Kindle de Amazon- que es una representaci¨®n naturalista de un libro, con mejores gr¨¢ficos y la capacidad de ampliar la letra.
En ese sentido, el iPad no es algo innovador. Es una forma de rescatar formatos a?ejos y ponerlos dentro de una pantalla. Por eso, la prensa tradicional ha querido ver tambi¨¦n en la tableta de Apple su propia salvaci¨®n.
Seg¨²n el centro de an¨¢lisis Pew, los que menos leen prensa son aquellos que tienen entre 18 y 34 a?os. Dos de cada tres personas en ese rango no leen diarios en papel casi nunca. Para aquellos que tienen entre 45 y 54 a?os la historia cambia: un 46% lee la prensa. Entre los mayores de 65 las cifras se disparan: un 62% compra diarios.
Ah¨ª puede estar el secreto del ¨¦xito del iPad: prensa para mayores de 40. Una aplicaci¨®n como la del diario The Wall Street Journal (hay que estar suscrito) es impactante por c¨®mo mezcla tradici¨®n e innovaci¨®n. Su pantalla de bienvenida es una hemeroteca donde se almacenan los ¨²ltimos siete n¨²meros del diario, m¨¢s un octavo, actualizado en tiempo real. Es realista en el sentido en que parece un diario de verdad.
La portada contiene llamadas de primera p¨¢gina, fotos y un ¨ªndice. Se pasa de secci¨®n en secci¨®n con los dedos, como quien ojea un diario. Pero nada de pdf. No es una copia desangelada del peri¨®dico a color. Cada titular es un enlace a cada noticia. Y cuando se lee la cr¨®nica de turno, donde antes hab¨ªa una imagen, ahora hay v¨ªdeos, que complementan la noticia sin salir de la p¨¢gina.
Los v¨ªdeos se ven con mayor calidad, que en el iPod, especialmente las series y pel¨ªculas. La aplicaci¨®n de la cadena televisiva ABC ofrece cap¨ªtulos de series como V o Perdidos, con unos cinco cortes publicitarios por episodio. Los contenidos, en streaming, se cargan r¨¢pidamente y sostener el iPad entre las manos durante 30 minutos no cansa. La historia cambia si es una pel¨ªcula. El iPad pesa 680 gramos. Ver la pel¨ªcula Precious (110 minutos) a trav¨¦s del servicio de streaming de la aplicaci¨®n Netflix (seis euros mensuales, s¨®lo en EE UU) result¨® ser demasiado pesado. Hubo que desistir a los 40 minutos.
Tampoco es plausible que el iPad sirva para jugar. No tiene mandos. Y una consola como la PSP pesa menos de la mitad y cuesta la cuarta parte.
Las pel¨ªculas adquiridas en formato digital hay que pasarlas forzosamente a mp4, m4v, mov o mpeg-4. El reproductor ¨²nico, adem¨¢s, es el iPod integrado. Hay que cargarlas a trav¨¦s de iTunes. Esa es una de las trabas para posibles compradores: el iPad s¨®lo tiene un puerto conector para actualizarse a trav¨¦s de iTunes. Hay que tener iTunes para activarlo. Hay que pasar todo contenido por iTunes. Es o iTunes o nada.
Es l¨®gico que el consumidor se pregunte por qu¨¦ no puede usar los entre 16 y 64 gigas del iPad como un disco duro para transportar archivos y por qu¨¦ no tiene puertos USB a trav¨¦s de los que cargarle contenidos directamente. Pero esa no es la especialidad de Apple. Lo mismo sucede con el iPhone y con el iPod. Y ambos han sido ¨¦xitos probados porque, en cierto modo, se distinguen del resto de productos de su gama, por la exclusividad e independencia de la que Apple les ha dotado.
A largo plazo, puede que el iPad se cree un nicho en el mercado como lo hizo el iPod: en principio los consumidores lo miraban con cierto recelo. Era un reproductor caro que parec¨ªa fr¨¢gil y que depend¨ªa de un extra?o programa llamado iTunes. Con los a?os ha sido mejorado, se le ha bajado el precio y -qu¨¦ mejor prueba de ¨¦xito- ha vendido unos 200 millones de unidades.
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