Investigadores idean un m¨¦todo para evitar la erosi¨®n del suelo tras un fuego
Una capa de paja habr¨ªa impedido las inundaciones despu¨¦s de la oleada de 2006
Cuando tras los incendios del verano de 2006 llegaron las fuertes lluvias, el agua arrastr¨® la ceniza y la capa superficial de la tierra, con sus nutrientes, a r¨ªos, embalses, pozos o r¨ªas porque en Galicia no se protegen las tierras quemadas. La contaminaci¨®n afect¨® al agua, pero en tierra, se perdieron los nutrientes de las cenizas y se empobreci¨® el suelo. La tierra comenz¨® a repeler el agua y, derivados de la combusti¨®n, aparecieron productos qu¨ªmicos que dificultan el crecimiento de la vegetaci¨®n.
La suma de da?os provoc¨® entonces que en el Instituto de Investigaciones Agrobiol¨®gicas de Galicia, dependiente del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), se iniciara la b¨²squeda de un sistema de protecci¨®n de los suelos forestales quemados mediante t¨¦cnicas de rehabilitaci¨®n. Primero, se centraron el investigar los efectos del fuego en el suelo y, despu¨¦s, una manera de preservarlos.
El m¨¦todo m¨¢s eficaz es el m¨¢s sencillo. Una fina de capa de paja es el que mejor ha resistido el duro invierno de este a?o, explica el investigador del proyecto, Seraf¨ªn Gonz¨¢lez. En una finca quemada de A Estrada, en pendiente, expuesta al viento del norte y a la lluvia -buscando las peores condiciones clim¨¢ticas- plantaron herb¨¢ceas y leguminosas y gram¨ªneas. Adem¨¢s, cubrieron otro espacio con paja y dejaron un cuarto al aire, como testigo. Tres meses despu¨¦s, en enero, s¨®lo la paja cubr¨ªa, apelmazada, el terreno. "La impresi¨®n visual es de que funciona", explica Gonz¨¢lez a falta de los primeros resultados en cifras que llegar¨¢n a finales de a?o y que determinar¨¢n en qu¨¦ porcentaje se conserva mejor el suelo.
La opci¨®n de sembrar herb¨¢ceas presentaba varios problemas, sobre todo, por culpa de la velocidad de crecimiento de las plantas, que en los casos en los que a los incendios les siguen r¨¢pidamente las lluvias, como en 2006, no dar¨ªa tiempo a que asentaran el terreno. Y los productos qu¨ªmicos de la combusti¨®n dificultaban su crecimiento, a pesar de que en el proyecto se intent¨® contrarrestar con lodos de depuradora y pur¨ªn de vacuno, aunque lo que mejor funcionaba era el esti¨¦rcol de gallina. Adem¨¢s, se evita el problema de introducir especies herb¨¢ceas que pueden ser extra?as para el monte. La paja, en este aspecto, "es neutra" y "protege desde el primer momento".
"Es barato, se puede aplicar por medios manuales o mec¨¢nicos y protege muy bien" pero a¨²n no ha despertado el inter¨¦s de la Xunta. Los fuegos de 2006 provocaron el primer inter¨¦s de la Administraci¨®n gallega por un m¨¦todo eficaz para proteger terrenos quemados. Los ¨²ltimos a?os sin demasiados fuegos parecen haber relajado el inter¨¦s.
El ejemplo de 2006
- En el a?o 2006 ardieron 95.887 hect¨¢reas, la mayor parte en 15 d¨ªas de agosto.
- El fuego quem¨® la vegetaci¨®n, mat¨® a los microorganismos, elimin¨® los bancos de semillas y conllev¨® la p¨¦rdida de carbono, nitr¨®geno y nutrientes.
- La capa de suelo se imperme¨®, lo que favoreci¨® la erosi¨®n.
- La Xunta se int¨¦res¨® por alg¨²n m¨¦todo de protecci¨®n del terreno, pero no puso en marcha ninguno.
- En octubre, las fuertes lluvias provocaron inundaciones y en las zonas de monte quemadas, arrastraron las cenizas que contaminaron zonas de agua potable y bancos de marisco.
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