Un loto rojo de 114 metros

Despu¨¦s de ver la tienda de Tod's en Omotesando (Tokio), sabemos que el arquitecto japon¨¦s Toyo Ito es capaz de cualquier cosa. Admirador confeso de Gaud¨ª, su devoci¨®n por la arquitectura org¨¢nica le ha conducido a Barcelona, donde acaba de inaugurar en el eje de la Fira de L'Hospitalet un rascacielos de tonalidad roja y perfil de flor de loto.

Alejado de esa maravilla estructural que supo dise?ar en otra etapa ya concluida (la mediateca de Sendai, al norte de Tokio, considerada como una de las obras maestras de la arquitectura reciente), el hotel Porta Fira, propiedad de la cadena Santos, forma parte de dos edificaciones simult¨¢neas y casi simbi¨®ticas de 114 metros de altura. Una, la del propio hotel. La otra, un centro de exposiciones con oficinas cuya fachada de vidrio transparente aparece esgrafiada en rojo como si fuera un reflejo del hotel ciertamente enigm¨¢tico. En un hiato de gestualidad arquitect¨®nica, el tallo de la flor sufre una torsi¨®n que algunos han satirizado como la de un embudo o una campana de cocina.

Un interior comedido

Dif¨ªcil resulta justificar una propuesta como ¨¦sta de urbanismo zen si el arquitecto queda luego apartado del programa inicialmente previsto para su dise?o interior, seguramente m¨¢s costoso que el encargado a Mery Pradas, pulcro y comedido, pero demasiado previsible en el acondicionamiento de las habitaciones. Para tal viaje sobran las alforjas de un Toyo Ito convertido definitivamente al star system. Del vest¨ªbulo recibidor se aprecian las escarificaciones en m¨¢rmol del suelo y huelgan los muebles de espera, frente al mostrador de recepci¨®n, excepto los asientos dise?ados por Ito en el lateral del sal¨®n de convenciones.

?sta es, desde luego, la pieza mejor resuelta del hotel por su luz y la polivalencia de los espacios. Tampoco desmerece el abrazo del jard¨ªn zen estructurado sobre la plataforma que rodea el edificio. Ni sus vistas en contrapicado sobre el turning torso en rojo labial. Aunque para vistas, las que ofrece la zona de bienestar, en el piso 17, a trav¨¦s de unos ventanales entreverados en la piel tubular del rascacielos. Porque la fachada continua no soporta aplacados ni revocos, s¨®lo una malla de tubos aserrados en funci¨®n de cada ventanal, nada m¨¢s.

Este an¨®malo contraste entre estructura e interiorismo, entre despilfarro y ahorro, encuentra su explicaci¨®n al efectuar la reserva. Con mucho sentido pr¨¢ctico, la cadena Santos ha reaccionado al socav¨®n tur¨ªstico proponiendo a sus hu¨¦spedes una tarifa promocional por apertura de 70 euros en habitaci¨®n doble, IVA incluido. Superado el primer mes de rodaje, el precio contin¨²a por debajo de los 100 euros. No hay otro hotel que d¨¦ m¨¢s por menos en toda la ciudad.