Integraci¨®n y exclusi¨®n social
Me gustar¨ªa iniciar esta reflexi¨®n sobre el barrio de Los Palmerales destacando la gran cantidad de personas que viven en el mismo (4.076 habitantes en 1.274 viviendas, 304 menos de las que se construyeron y que fueron derribadas) y son ejemplo de convivencia y vecindad; y a los profesionales que trabajan en esta zona urbana para favorecer los procesos de integraci¨®n social y para mejorar la ciudad y hacerla m¨¢s habitable.
Este reconocimiento p¨²blico es necesario porque la imagen negativa del barrio est¨¢ vinculada a algunos comportamientos conflictivos de minor¨ªas marginales (actitudes inc¨ªvicas y actos delictivos), a sus edificaciones de dudosa est¨¦tica y baja calidad, al impacto medi¨¢tico de algunas acciones p¨²blicas (derribos, desahucios y determinadas intervenciones policiales), y a la progresiva degradaci¨®n urban¨ªstica (el mal estado de algunas viviendas y edificios, y la falta de inversiones necesarias para su adecuado mantenimiento).
La creaci¨®n del barrio a finales de los a?os 70, como en muchos otros de similares caracter¨ªsticas, parte de un error de definici¨®n y dise?o, en t¨¦rminos sociales y urban¨ªsticos. La voluntad pol¨ªtica de resolver una dif¨ªcil situaci¨®n social de una parte de la poblaci¨®n no se puede afrontar con una pol¨ªtica de integraci¨®n fundamentada en la construcci¨®n de un gran barrio que facilite el acceso a la vivienda y que no tenga en cuenta que se van a acumular los diferentes problemas sociales existentes que requieren intervenciones p¨²blicas espec¨ªficas, intensas, continuas y costosas.
No es justo generalizar, ya que esta pol¨ªtica es una oportunidad para muchas personas y familias, y en el barrio se han conseguido notables avances; pero la realidad es que han aumentado, al concentrase, los problemas sociales.
Se necesita una pol¨ªtica de renovaci¨®n urbana que act¨²e sobre las edificaciones, rehabilit¨¢ndolas y mejorando su calidad, accesibilidad y est¨¦tica; los diferentes espacios p¨²blicos y zonas verdes, convirti¨¦ndolos en lugares de convivencia; y las infraestructuras, adapt¨¢ndolas a los nuevos tiempos. Adem¨¢s, hay que normalizar la situaci¨®n de los ocupantes de viviendas, fijando las modalidades y condiciones de acceso que se van a utilizar, siendo muy transparentes en su comunicaci¨®n y exigentes en su cumplimiento.
Los problemas existentes convierten al barrio en una zona urbana sensible (bajo nivel de recursos econ¨®micos, alta tasa de desempleo, elevados ¨ªndices de analfabetismo, absentismo y fracaso escolar, etc.) y requieren una pol¨ªtica integral de dinamizaci¨®n econ¨®mica e integraci¨®n social.
Inversi¨®n y gesti¨®n son los retos de una activa pol¨ªtica social, que integre y evite la exclusi¨®n, aunque nos encontremos en la actualidad en un entorno econ¨®mico nada favorable.
Antonio Mart¨ªnez G¨®mez es el director del Plan Estrat¨¦gico de Elche (Futurelx).
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