Tiempo de leyenda
O c¨®mo las s¨¢banas de la discordia dieron paso a la Leyenda del Tiempo. Sucedi¨® una ma?ana del a?o 1979, muy tempranito, cuando alguien llam¨® a la puerta de Ricardo Pach¨®n, productor musical. Eran Camar¨®n y su mujer, la Chispa. Se supon¨ªa que desde la tarde anterior estaban instalados en casa de Lole y Manuel, con los que hab¨ªa un disco en proyecto. Pero algo hab¨ªa salido mal en la primera noche. En el umbral de la puerta, Camar¨®n dijo al productor reci¨¦n levantado:
-Nos volvemos pa C¨¢diz.
-?C¨®mo?
Seg¨²n lo cuenta el propio Ricardo Pach¨®n, en el documental Tiempo de leyenda (dirigido por Jos¨¦ S¨¢nchez Montes), resulta que Lole hab¨ªa preparado una habitaci¨®n para sus invitados, pero la Chispa llevaba consigo sus propias s¨¢banas y, cuando se hizo la noche, cambi¨® la ropa de cama, lo que ofendi¨® a Lole y dio al traste con el proyecto.
-Y ahora, ?qu¨¦ hacemos?- pregunt¨® Pach¨®n.
Camar¨®n se encogi¨® de hombros, con esa expresi¨®n tan suya entre la timidez y el desamparo, y se sentaron uno junto al otro al borde de la piscina.
-A ver, Jos¨¦, ?t¨² tienes algo?
-Na.
Entonces Pach¨®n le mostr¨®, con algo de verg¨¹enza, tres temas suyos adaptados de poemas de Lorca, y le pidi¨® que cantase un poco, a ver c¨®mo sonaba. Camar¨®n cant¨® unos versos del Romance del Amargo -El 25 de junio le dijeron al amargo...- y a Pach¨®n se le pusieron los pelos de punta.
-Pues este es el camino.
Durante un mes, en los estudios Polygram de Madrid, se dieron cita un grupo de m¨²sicos atrevidos, llenos de fuerza y frescura, sin miedo a experimentar. Flamenco, jazz, psicodelia, marihuana, Lorca, palmeros, tup¨¦s, bocadillos de mortadela, taconeo, sintetizadores y hasta un sitar. Y por encima de todo, d¨¢ndole sentido y sentimiento, la voz estremecedora de Jos¨¦ Monge Cruz, Camar¨®n.
Se hizo la magia.
-?Pero esto no va a ser mucha tela?- se preguntaron a veces.
Y deb¨ªa de serlo, puesto que los puristas del flamenco no reconocieron el valor de este disco decisivo. Apenas se vendi¨®, y algunos gitanos incluso lo devolvieron. "?ste no es Camar¨®n", dec¨ªan. "Escuchadlo m¨¢s", dec¨ªa ¨¦l, apenado por el desconcierto y la incomprensi¨®n con que era recibido su d¨¦cimo ¨¢lbum, el m¨¢s importante, el que revolucion¨® la historia del flamenco y le convirti¨® en leyenda. Pero eso ser¨ªa a?os despu¨¦s, con el orgullo tard¨ªo que trae la verdad del tiempo.
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