Experimento griego
El acuerdo del Eurogrupo es positivo, pero no elimina el riesgo de contagio en el continente
Es una buena se?al la transmitida por el acuerdo un¨¢nime de los 16 ministros de Econom¨ªa y Finanzas de la zona euro sobre las condiciones para la concesi¨®n de un primer pr¨¦stamo a Grecia por 30.000 millones de euros. Deber¨¢ solicitarlo formalmente y ser¨¢ a un tipo de inter¨¦s equivalente al eur¨ªbor m¨¢s tres puntos porcentuales. Esas facilidades de financiaci¨®n se nutrir¨¢n de aportaciones del propio Fondo Monetario Internacional y de pr¨¦stamos bilaterales de los pa¨ªses de la eurozona, tal como se convino en la ¨²ltima cumbre europea, y tendr¨¢n una vigencia de tres a?os.
Supuesto el acuerdo un¨¢nime de los Gobiernos del Eurogrupo, la activaci¨®n del mismo requiere que el Gobierno griego solicite el apoyo financiero y la Comisi¨®n Europea y el Banco Central Europeo lo informe favorablemente. Atenas decidir¨¢ seguramente apelar a esa financiaci¨®n en funci¨®n de c¨®mo evolucione su prima de riesgo, los tipos de inter¨¦s aplicados por los mercados a sus bonos gubernamentales en los pr¨®ximos d¨ªas.
Se trata de una decisi¨®n necesaria, relajadora de las pretensiones que enfrenta ese pa¨ªs. Pero esa disposici¨®n favorable de los Gobiernos no elimina en modo alguno la exposici¨®n de Grecia a perturbaciones financieras adicionales y la capacidad de contagio a otros pa¨ªses. Elevado endeudamiento, p¨²blico y privado, capacidad competitiva insuficiente para aprovechar la reanimaci¨®n de la demanda y sistema bancario con salud precaria son algunos de los s¨ªntomas de la enfermedad griega comunes a otras econom¨ªas que comparten moneda; la espa?ola incluida.
Reducir la sangr¨ªa griega no quiere decir que se haya garantizado la estabilidad financiera en la regi¨®n. Mucho menos que la eurozona haya alejado los m¨¢s importantes peligros desde que nacieron la moneda y la pol¨ªtica monetaria ¨²nicas en 1999. El alcanzado sigue siendo un acuerdo de circunstancias, "de urgencia", mientras que lo que la eurozona necesita es mayor integraci¨®n pol¨ªtica, mecanismos e instituciones definitivos que reduzcan esa asimetr¨ªa entre una cesi¨®n completa de soberan¨ªa monetaria con autonom¨ªas pr¨¢cticamente absolutas en materia presupuestaria.
De esa precariedad institucional son conscientes los agentes que operan en los mercados financieros globales y est¨¢n atentos a cualquier inconsistencia de la que puedan sacar partido en momentos como los actuales. Y estos, efectivamente, no son precisamente los m¨¢s favorables para la uni¨®n monetaria. Resolver la crisis abierta con Grecia aconseja que el experimento de cooperaci¨®n hasta ahora desarrollado en la definici¨®n de este apoyo financiero culmine en una mayor coordinaci¨®n de polic¨ªas econ¨®micas, en avances irreversibles hacia un gobierno econ¨®mico, al menos de la eurozona. Ello no excluye las tareas de saneamiento financiero privado y p¨²blico que han de llevar a cabo las econom¨ªas hoy m¨¢s amenazadas. La espa?ola es una de ellas.
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