Europa en la campa?a electoral brit¨¢nica
Deber¨ªamos comprometernos a tener una voz europea m¨¢s fuerte en el mundo", dice. "Lo decisivo es la voluntad com¨²n de actuar unidos". Por desgracia, "la unidad europea falla en muchos aspectos". ?Qui¨¦n es el que habla? ?Jacques Delors? ?Herman van Rompuy? No, es el responsable de Exteriores conservador, el famoso euroesc¨¦ptico William Hague, sentado en su moderno despacho con una ventana en forma de arco que da a la londinense Plaza del Parlamento, transmitiendo un mensaje muy calibrado para tranquilizar al mundo.
?Por qu¨¦? Por motivos de realismo estrat¨¦gico y astucia electoral. El realismo est¨¢ claro. Los tories estuvieron en contra del Tratado de Lisboa, pero "tenemos que trabajar con lo que hay". Eso incluye el nuevo servicio exterior de la UE, al que enviar¨ªa, me asegura, a los mejores diplom¨¢ticos brit¨¢nicos. Es cierto que los conservadores quieren que se devuelvan ciertos poderes a los Estados, pero "hemos tomado la decisi¨®n estrat¨¦gica de que no vamos a empezar a gobernar enfrentados con la UE". Celebr¨® una "reuni¨®n excelente" con el ministro de Exteriores alem¨¢n el otro d¨ªa. Y as¨ª sucesivamente. Les presento al nuevo se?or Hague, el pro-europeo.
La pr¨®xima hornada de parlamentarios 'tories' ser¨¢ a¨²n m¨¢s euroesc¨¦ptica que la saliente
No confiesa haber hecho esos c¨¢lculos electorales, pero es evidente. Lo que menos desean los conservadores en estas elecciones es hablar de Europa, que les cost¨® votos en las anteriores. Europa es un perro que debe permanecer callado. De ah¨ª que lo amordacen con palabras suaves.
El laborista David Miliband, por el contrario, dice: "Quiero hablar sobre Europa". Extiende las piernas desde un sill¨®n de cuero rojo en el enorme despacho victoriano del ministro de Exteriores y critica a los conservadores por aliarse en el Parlamento Europeo con "gente con la que no se dejar¨ªan ver ni en sue?os en Reino Unido". Los tories est¨¢n "vendiendo muchas historias" sobre su propuesta de Ley de Soberan¨ªa. Dejar¨ªan a Reino Unido "desnudo en la sala de conferencias". "Lo peor es que nos ponen en la rampa de salida".
Apretujado en un despacho parlamentario que parece del tama?o de la mesa del ministro, Ed Davey, el portavoz de Exteriores de los dem¨®cratas liberales, est¨¢ de acuerdo con Milliband. Los conservadores, dice, "pueden ser una amenaza para este pa¨ªs". "No tener una pol¨ªtica europea seria significa no tener mucha pol¨ªtica exterior".
Pero hablemos primero del resto del mundo. Podemos resolverlo en unas cuantas frases, porque est¨¢n de acuerdo en casi todo. Aparte de Europa, a los tres les resulta dif¨ªcil expresar diferencias significativas entre sus partidos en pol¨ªtica exterior. Son "de un orden diferente", dice Miliband. Hague habla de "una pol¨ªtica exterior brit¨¢nicacaracter¨ªstica" y un mejor sistema de toma de decisiones, simbolizado en el nuevo Consejo de Seguridad Nacional propuesto por los tories. ("Creemos en reuniones como es debido..., no en charlas de sof¨¢"). Davey acusa a los dos grandes partidos de falta de respeto a las leyes internacionales.
Ahora bien, cuando se entra en el fondo, parecen los gemelos de Alicia a trav¨¦s del espejo; o trillizos, contando al dem¨®crata liberal. Los tres se toman el cambio clim¨¢tico en serio. Los tres quieren aumentar el dinero brit¨¢nico dedicado a ayuda exterior hasta un 0,7% del PIB. Los tres dicen que Reino Unido est¨¢ en guerra en Afganist¨¢n. Los tres apoyan esa guerra. Los dem¨®cratas liberales no son partidarios de una completa renovaci¨®n del programa nuclear Trident, pero ninguno de los tres partidos va a abandonarlo.
Todos est¨¢n de acuerdo con el Comit¨¦ de Asuntos Exteriores de la C¨¢mara de los Comunes que, en un informe reciente, dice que Reino Unido necesita un enfoque "pragm¨¢tico" para abordar su relaci¨®n con Estados Unidos. Todos reconocen que Europa es, como dice Hague, "una parte cada vez m¨¢s peque?a del mundo". Todos comprenden la importancia de las relaciones con las potencias emergentes. Cuando pregunto a Miliband que es "lo que m¨¢s lamenta" de su ¨¦poca como ministro de Exteriores, responde que "no haber visitado Brasil". Ninguno de los tres rechaza la etiqueta de "liberal". "En muchos temas", dice Hague, "existe bastante... ?seguimos llam¨¢ndolo consenso?". Lo llamemos o no as¨ª, eso es lo que es.
Demasiado consenso, tal vez. ?No deber¨ªan poder votar los brit¨¢nicos a favor de salir de Afganist¨¢n? ?O de reducir dr¨¢sticamente el gasto de defensa? ?O de cambiar por completo la relaci¨®n de Reino Unido con Washington? ?O de abandonar la Uni¨®n Europea? Esta ¨²ltima opci¨®n, por supuesto, la ofrece el Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP en sus siglas en ingl¨¦s).
Y eso es lo malo. Ni las mejores filigranas de Hague y Cameron pueden ocultar el hecho de que muchos votantes conservadores simpatizan de forma instintiva con la postura del UKIP. Sus prejuicios se ven reforzados a diario por la prensa euroesc¨¦ptica del pa¨ªs, por lo que la nueva promoci¨®n de parlamentarios tories ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s euroesc¨¦ptica que la saliente. El verano pasado, la p¨¢gina web conservativehome (conservativehome.blogs.com) entrevist¨® a los candidatos conservadores de circunscripciones ya ocupadas por ellos y consideradas fundamentales. Aunque s¨®lo el 5% quer¨ªa la "retirada total" de la UE, el 38% era partidario de "una renegociaci¨®n fundamental" y el 47% de la repatriaci¨®n de algunos poderes.
Pero los socios europeos de Reino Unido no est¨¢n de humor para renegociar nada, y mucho menos para hacer favores al nuevo Gobierno conservador; sobre todo desde que los conservadores se salieron del grupo del Partido Popular Europeo (PPE) en el Parlamento Europeo, que les asociaba directamente con los partidos gobernantes de Alemania, Francia, Italia y Polonia. En su reciente viaje a Reino Unido, la canciller Angela Merkel ni siquiera se entrevist¨® con Cameron.
De modo que, aunque aceptemos que Hague y Cameron son sinceros al profesar su deseo de labrar una relaci¨®n constructiva con nuestros socios en la UE, pronto se encontrar¨¢n entre la espada y la pared. Hague es un pol¨ªtico h¨¢bil, de impecables credenciales euroesc¨¦pticas que pueden aplacar a sus bases, pero no puede seguir eternamente presentando dos caras: el recio William de Yorkshire en casa y el simp¨¢tico Monsieur Hague en el extranjero.
Por supuesto, no hay un nuevo Tratado de Lisboa ni ning¨²n otro gran cambio institucional en perspectiva, pero se nos avecinan decisiones dif¨ªciles. Pocas semanas despu¨¦s de que tome posesi¨®n el nuevo Gobierno, Bruselas publicar¨¢ una directiva sobre fondos alternativos. Los nuevos l¨ªderes brit¨¢nicos necesitar¨¢n todos los amigos que tienen en Europa -o que ya no tienen, en el caso de que sean los tories y el Partido Popular Europeo- para conseguir que esa directiva sea compatible con los intereses vitales de Reino Unido, que alberga la mayor¨ªa de los fondos alternativos de Europa. A finales de este a?o, es probable que exista una cosa llamada la Orden Europea de Investigaci¨®n, que se incorporar¨¢ a otros 90 acuerdos sobre terrorismo, delitos graves e inmigraci¨®n ilegal a los que Reino Unido ya "se ha sumado". ?Ser¨¢ m¨¢s importante para los conservadores su hostilidad ideol¨®gica a "Europa" que hacer lo necesario para combatir a terroristas, asesinos, ped¨®filos e inmigrantes ilegales? Luego habr¨¢ que abordar una importante negociaci¨®n presupuestaria, el futuro de la eurozona, el mercado europeo de la defensa; todos ellos, elementos que afectan a intereses brit¨¢nicos cruciales. Y cualquiera que haya estado en Washington sabe que el peso de Reino Unido en Estados Unidos depende de su grado de influencia en Europa.
De modo que, a pesar de la invisibilidad de las preguntas sobre pol¨ªtica exterior en el anuncio de la campa?a esta semana, a pesar de los consensos, a pesar del cambio de tono de la direcci¨®n conservadora sobre Europa, s¨ª existen grandes diferencias en pol¨ªtica exterior sobre las que hay que decidir en estas elecciones. Son las que persiguen a Reino Unido desde hace 50 a?os. Afectan a todo, desde la econom¨ªa hasta el medio ambiente, desde el crimen hasta nuestra relaci¨®n con Washington, y ser¨¢n decisivas para el destino de Albi¨®n. Los votantes brit¨¢nicos har¨¢n mal en ignorar el bozal de los tories. Es un perro que pronto volver¨¢ para morderles.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford e investigador en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. Su ¨²ltimo libro es Facts are Subversive: Political Writing from a Decade Without a Name. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.