Genios y otras figuras

"Este es un libro de abrazos y despedidas". As¨ª resume Juan Cruz (Tenerife, 1948), periodista de EL PA?S desde su fundaci¨®n, editor de Alfaguara entre 1992 y 1998 y escritor, su ¨²ltimo libro, Egos revueltos (Tusquets), unas memorias literarias en las que retrata de cerca a los grandes y menos grandes escritores y artistas con los que se ha ido relacionando a lo largo de toda su larga y diversa carrera profesional.

Entre las m¨²ltiples vivencias y an¨¦cdotas que habitan la obra figura una experiencia "inolvidable" para Cruz. Ocurri¨® hace 36 a?os, junto al escritor que cambi¨® su forma de entender la literatura: Guillermo Infante Cabrera.

El autor cubano, ya en el exilio, le recibi¨® en su casa londinense para concederle una entrevista. Acababa de sufrir una crisis nerviosa y no dijo una palabra durante una hora. A Cruz su novela Tres tristes tigres le hab¨ªa parecido uno de las "m¨¢s alegres de la literatura latinoamericana". Por eso, ver a aquel hombre "tan triste" le caus¨® una "enorme ansiedad" de la que dice no haberse repuesto a¨²n. Sin embargo, no se fue de vac¨ªo, porque ese encuentro sirvi¨® para forjar una "extraordinaria" amistad.

"Supongo que terminar¨¦ contando otros secretos si llego a saber c¨®mo"

El escritor lamenta no haber incluido a m¨¢s mujeres en sus memorias

Su primera tarea editorial le llev¨® a acompa?ar a Camilo Jos¨¦ Cela a su habitaci¨®n en un hotel de Tenerife y a tener que hablarle hasta que se durmiese porque el novelista tem¨ªa quedarse solo. Cruz ten¨ªa s¨®lo 20 a?os y la experiencia le impact¨®. Fue precisamente el de Cela uno de los egos m¨¢s dif¨ªciles con los que tuvo que lidiar a lo largo de su carrera como editor -"la literatura es el ego escrito", dice-. "Ten¨ªa un ego como el de Umbral, muy avasallador. S¨®lo admit¨ªa gente que estuviera de acuerdo con ¨¦l y que le admirara", apostilla.

Cuando Cruz acudi¨® a encargarle una serie de art¨ªculo de viajes, Cela le dict¨® una lista de condiciones: un deportivo de lujo, camas de hotel de un tama?o concreto y un trabajo en la SER para Marina Casta?o, entonces ayudante de Cela. No hubo serie y su relaci¨®n con el luego Nobel sufri¨® m¨²ltiples altibajos.

Otros personajes, que le parecieron a priori complicados, como Ingmar Bergman, Francis Bacon o Borges, le depararon sorpresas positivas. Tras haber acompa?ado a John Berger al dentista, a Borges al ba?o o a Vargas Llosa al fisioterapeuta, Cruz ha levantado algunos secretos de sumario para escribir su libro, pero confiesa otros muchos no los ha sabido contar. "Supongo que lo terminar¨¦ haciendo si llegara a saber c¨®mo", apunta. La estrecha amistad que ha tejido con grandes escritores se explica por que dicho v¨ªnculo "siempre nace de dar" y ¨¦l es de los que guarda "pocas cosas" para s¨ª mismo.

El infatigable periodista y escritor presentar¨¢ esta tarde en Bilbao (20.00; sal¨®n El Carmen) sus memorias. Ayer mismo estaba en Buchenwald con Jorge Sempr¨²n en el 65? aniversario de la liberaci¨®n del campo de concentraci¨®n nazi [ver p¨¢ginas 4 y 5].

El periodista tiene una espina clavada en relaci¨®n con su obra, ganadora del XXII Premio Comillas. Lamenta no haber incluido a m¨¢s mujeres, como Ana Mar¨ªa Matute. ?Dista mucho el ego de un periodista del de un escritor? "El del periodista es instant¨¢neo y los escritores lo tienen m¨¢s prolongado", responde.