Carta de una v¨ªctima al instructor Varela

Una quincena de familiares y representantes de v¨ªctimas del franquismo arroparon ayer el registro de la querella de dos asociaciones contra el presidente de la Sala Penal del Supremo, Juan Saavedra, y el magistrado Luciano Varela, con pancartas como: "?Por qui¨¦n vela el juez Varela?" y otras alusivas a los cr¨ªmenes del franquismo.

Entre los asistentes, familiares de una anciana de la localidad de Pedro Bernardo (?vila), Mar¨ªa Mart¨ªn, entregaron en el Registro del Tribunal Supremo una carta dirigida al juez Varela en la que la mujer, de 84 a?os, pide autorizaci¨®n para recuperar los restos de su madre, Faustina L¨®pez Gonz¨¢lez, fusilada en 21 de septiembre de 1936.

La carta, manuscrita, implora: "Yo s¨®lo quiero que me manden una autorizaci¨®n para sacar los restos, que est¨¢n en la Cantina vieja de Pedro Bernardo, Arroyo de Casa, carretera comarcal 501, Madrid-Arenas de San Pedro, km 46,550".

La mujer relata que cuando fusilaron a su madre, a ella, que era "una ni?a de seis a?os y dos meses", la hicieron ingerir "medio litro de aceite de ricino con 10 guindillas" porque "Dios les mandaba castigar a los malos". "Y yo me pregunto: ?qu¨¦ les pudo hacer una ni?a de 6 a?os para darle ese veneno?".

La misiva, conmovedora, prosigue: "Mi padre, desde que le mataron a su mujer hasta el 29 de marzo de 1977 que muri¨®, movi¨® y solicit¨® en Pedro Bernardo, pero la ¨²nica respuesta que recib¨ªa fue que la llevar¨ªan al cementerio cuando las ranas criaran pelo: 'as¨ª que no andes molestando, no vayamos a hacer contigo lo que hicimos con ella".

La mujer menciona "las palizas que dieron a mi padre" e insiste en que si los restos fueran "de la madre de cualquiera de ustedes hubieran movido cielo y tierra para recoger restos tan queridos como los de una madre".

"Los asesinos ya murieron, no me gustar¨ªa que a los hijos o familiares se les mire por encima del hombro porque ellos no tienen la culpa de lo que hicieron sus padres (...) Y como son 74 a?os luchando por recoger los restos, si con esto se da alguien por aludido, les pido mil perdones, no es mi intenci¨®n". La carta concluye: "Y, por favor, no sean malos y manden la autorizaci¨®n para recoger los restos, y con todo mi dolor les env¨ªo un saludo de esta mujer que sigue esperando que las ranas cr¨ªen pelo".