"Los conservadores del Tea Party est¨¢n como una cabra"
Delgad¨ªsima y de rasgos prominentes, Lisa Edelstein -la estricta doctora Cuddy de House (que se emite en Cuatro y Fox)-, tiene poco tiempo para comer, as¨ª que cuando llegamos al restaurante chino del hotel Villamagna el men¨² ya est¨¢ decidido: rollitos primavera, verduras salteadas y arroz blanco al vapor. Lo ha elegido horas antes la propia actriz, que odia las setas y es vegetariana desde la noche en que so?¨® que devoraba restos humanos creyendo que era pollo: "S¨ª, muy inquietante".
Nos traen la comida y la actriz, de 43 a?os y acostumbrada a exprimir su tiempo, empieza a disparar an¨¦cdotas incre¨ªbles de su juventud: la del d¨ªa en que se percat¨® de que su compa?era en la residencia universitaria, que era esquizofr¨¦nica, estaba obsesionada con ella, o cuando el novio de su compa?era de piso se abri¨® las venas en su cuarto de ba?o.
A?os antes de salir en 'House', la actriz 'quem¨®' los clubes de Nueva York
Eran los ochenta. Edelstein, la hija menor de un matrimonio descendiente de jud¨ªos de Europa del Este, se entreg¨® a los clubes neoyorquinos. Se convirti¨® en una personalidad de la noche, la llamaban Lisa E. En 1986, cuando ten¨ªa 20 a?os, The New York Times Magazine le dedic¨® un reportaje titulado Lisa en el Pa¨ªs de las Maravillas, en el que la periodista la describe como "la chica del momento". "Quer¨ªa conocer a personas estimulantes y las encontr¨¦ en los clubes. Gente con talento, sin miedo a ser ellos mismos. Yo era una especie de Paris Hilton, s¨®lo que no ten¨ªa un duro", dice la actriz, que s¨®lo se come el relleno de los rollitos. Las c¨¢scaras de fritanga se quedan en el plato (aunque Edelstein se lleva alg¨²n pellizquito a la boca).
De pronto, el sida irrumpi¨® en su vida. "Iba a dos entierros a la semana. Avanzaba tan r¨¢pido que daba pavor". Ella escribi¨® un musical concienciando sobre el sida, Positive me, y una canci¨®n s¨¢tira sobre el tab¨² de la sodom¨ªa: "En algunas zonas de EE UU hasta el sexo oral es ilegal", dice con una carcajada. Poco despu¨¦s, se hart¨® de la vida loca, vendi¨® sus pertenencias y se mud¨® a Los ?ngeles para centrarse en su carrera.
Y as¨ª fue. Actu¨® en Seinfeld, Frasier, El ala Oeste de la Casa Blanca y varias series m¨¢s. En 2004, tras perder un papel en Mujeres desesperadas, la doctora Cuddy llam¨® a su puerta: "Ambas somos controladoras, pero yo me lo paso mucho mejor", dice la actriz, que es zurda y se pelea con los palillos. "?Qu¨¦ opinas de su historia de amor con House?", pregunta de pronto. "Hay a quien no le gusta", contin¨²a. "A m¨ª s¨ª".
Edelstein no tiene pareja, tampoco hijos. "No estoy en contra de ello, simplemente no ha sucedido. Si lo hubiese deseado mucho, supongo que habr¨ªa sucedido. He tenido que superar el duelo y olvidarme de ello para sentirme satisfecha con mi vida, es una cuesti¨®n de supervivencia".
Han pasado 45 minutos, hay que abreviar. Ni postre ni caf¨¦. Edelstein apura los segundos con un apunte de su vena activista: "Mi trabajo es muy bobo, pero a la m¨ªnima te ponen un micr¨®fono delante y eso es ¨²til. Mi opini¨®n no es m¨¢s importante que la de otro, pero se oye m¨¢s alto. Hay tanta gente manipulable a los que meten miedo de forma rid¨ªcula. Como el movimiento ultraconservador Tea Party; est¨¢n como una cabra".
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