Al rev¨¦s
Desde que descubr¨ª que nada hay tan aburrido como la diversi¨®n, evito frecuentar lugares a los que antes iba. Y eso ha ido modelando mi car¨¢cter como el mar esculpe una roca. Casi sin darme cuenta me he ido acercando a Des Esseintes, personaje principal de Al rev¨¦s (? rebours) de Joris-Karl Huysmans, un tipo que descubre un d¨ªa el inmenso sopor que se esconde detr¨¢s de la alegr¨ªa absurda de toda jarana y decide abandonar su festiva ciudad. Dejarla tiene su m¨¦rito, porque vive en el mejor Par¨ªs de todos los tiempos, en el Par¨ªs de finales del siglo XIX, capital en aquellos d¨ªas del arte y del universo supuestamente m¨¢s civilizado.
En busca de una vida m¨¢s intensa, Des Esseintes decide abandonar su Faubourg Saint-Germain (es decir, el mundo) y recluirse en las afueras de la ciudad, en una mansi¨®n de Fontenay-aux-Roses, que decora de acuerdo con sus gustos exc¨¦ntricos y que convierte en un sitio en el que se dedica a explorar toda clase de manifestaciones art¨ªsticas (muy especialmente libros, cuadros y perfumes), hasta que algo no previsto clausura su para¨ªso artificial.
La tercera persona a la que recurre Huysmans para narrar el tedio del ego¨ªsta Des Esseintes no es m¨¢s que una m¨¢scara que encubre al propio autor
Le¨ª el libro de Huysmans hace a?os sin que me dejara huella alguna. Creo que no lo entend¨ª porque me fij¨¦ s¨®lo en su lado diab¨®lico y en su vistosa afici¨®n al reverso, en su voluntad de ir a contrapelo. Su relectura, en cambio, me est¨¢ dejando huella, incluso dejando extra?amente muy animado, como si hubiera conocido de golpe la dimensi¨®n depravada de ciertas fiestas privadas. La tercera persona a la que recurre Huysmans para narrar el profundo rechazo y el tedio del ego¨ªsta Des Esseintes no es en realidad m¨¢s que una m¨¢scara que encubre al propio autor. Como escribiera en su momento Beatriz Trabarais, "Des Esseintes era simplemente el Mister Hyde del futuro trapense Huysmans, del que s¨®lo pod¨ªa librarse para salvarse como escritor, y quiz¨¢ como hombre, expuls¨¢ndolo fuera de s¨ª mediante la escritura y reconociendo de este modo la presencia fantasmal de su doble".
Resulta curioso observar que ese Mister Hyde de Huysmans fue creado en 1884, s¨®lo un a?o antes de que R. L. Stevenson escribiera su libro sobre el Doctor Jekyll. Ese doble de Huysmans est¨¢ tambi¨¦n emparentado con el conde de Maistre que, un siglo antes, se encierra en Tur¨ªn en el invierno de 1794 para perpetrar Viaje alrededor de mi cuarto. El de De Maistre es sin duda m¨¢s optimista que el libro de Huysmans, pues el primero a¨²n aprecia lo que hay en su cuarto de estar, es decir, a¨²n valora la vida en la vida, aunque sea la vida en una habitaci¨®n, mientras que el decadente Huysmans odia al mundo y lo odia todo, salvo el arte y aquello que pueda resultarle sublimemente artificial.
A lo largo del siglo pasado, aparecieron algunos notables sucesores de lo que podr¨ªamos llamar "el extra?o caso del conde de Maistre y monsieur Huysmans". Pienso, entre otros muchos, en el narrador de La habitaci¨®n cerrada, de Paul Auster, un hombre que en un momento determinado del libro es abandonado por las manos invisibles que constru¨ªan la trama de su vida y se queda a merced de la intemperie y de una sensaci¨®n de aislamiento inesperadamente angustiosa: "Eso era todo: Fanshawe solo en esa habitaci¨®n, condenado a una soledad m¨ªtica, quiz¨¢ viviendo, quiz¨¢ respirando, so?ando Dios sabe qu¨¦. Esa habitaci¨®n, lo descubr¨ª entonces, estaba situada dentro de mi cr¨¢neo".
Podr¨ªa Auster haber dicho "estaba situada dentro de mi mente", pero prefiere hablar de un cr¨¢neo, quiz¨¢s porque quiere ser muy concreto y un cr¨¢neo es un cr¨¢neo mientras que una mente es algo ligeramente m¨¢s impreciso o et¨¦reo, o bien porque quiere homenajear a un libro pariente del viaje interior del conde de Maistre: Viaje alrededor de mi cr¨¢neo, de Frigyes Karinthy, dram¨¢tica historia (1938) de un hombre que cae enfermo cuando comienza a o¨ªr que unos trenes invisibles recorren sus t¨ªmpanos.
So?ando Dios sabe qu¨¦, Des Esseintes cultiva en su casa plantas que parecen met¨¢licas y tiene como animal dom¨¦stico una tortuga a la que le ha pintado de oro el caparaz¨®n. Todo en su craneal mansi¨®n recuerda a un acuario. Cree mucho en ella, en la imaginaci¨®n. Imagina, por ejemplo, que Par¨ªs no le da la espalda a la mar salada y entonces "la ilusi¨®n de estar en la playa deseada es innegable, absoluta y cierta".
A veces hasta resultan rid¨ªculos los que creen que es tan poderosa su imaginaci¨®n, porque en realidad nada es tan raro ni dif¨ªcil como parece y casi todo acaba siendo posible. ?O acaso no quedar¨ªa Huysmans perplejo al ver que hoy en d¨ªa, en verano, los muelles del Sena est¨¢n llenos de ba?istas que vegetan en sus playas simuladas?
Fuera de su acuario casero, la ¨²nica gran aventura emprendida por Des Esseintes en Al rev¨¦s es su viaje inm¨®vil a Inglaterra en el cap¨ªtulo 11, viaje que es heredero directo de la odisea estancada del cuarto de Tur¨ªn de De Maistre. A causa del horrible temporal en Par¨ªs, Des Esseintes dispone todo para dejar su casa de Fontenay-aux-Roses por un tiempo y cruzar el canal de la Mancha, donde prev¨¦, a su llegada, encontrar una hilera de muelles comerciales que se pierden en la distancia, muelles llenos de gr¨²as, cabrestantes y fardos de mercanc¨ªas, en los que pulular¨¢n enjambres de hombres, trepados unos a los m¨¢stiles o sentados a horcajadas sobre las vergas. El tumulto de un gran puerto. Londres. El tiempo en Par¨ªs es realmente horrible y se le antoja "un anticipo del clima ingl¨¦s adelantado en Par¨ªs", y es curioso porque, seg¨²n se mire, su propio libro iba a ser literalmente "un anticipo del clima ingl¨¦s", es decir, un adelanto del clima brit¨¢nico de trastornos de la personalidad que, un a?o despu¨¦s, proporcionar¨ªa Stevenson a sus lectores cuando con su Mister Hyde vino, sin saberlo, a ampliar la historia de Des Esseintes y el mundo de las presencias fantasmales de dobles que luego recorrer¨ªan glacialmente el mundo del siglo veinte.
Antes de emprender el largo viaje a Londres, el doble de Huysmans le dice al cochero que le lleve un momento a la Rue de Rivoli junto a la de Castiglione, donde est¨¢ un establecimiento llamado La Bodega, lleno de toneles y flamenco, y donde se bebe oporto, el vino portugu¨¦s de los ingleses. All¨ª, Des Esseintes hace planes sobre su estancia en la tierra inglesa y, al hilo del oporto, tiene un recuerdo para su admirado Edgar Allan Poe y su espeluznante pesadilla del barril de amontillado: la historia de aquel hombre emparedado en un s¨®tano; hombre de habitaci¨®n helada y cerrada, estilo Auster cien a?os antes. Y no para de ver que por todas partes le rodea un p¨²blico ingl¨¦s: cl¨¦rigos p¨¢lidos y enjutos, de ment¨®n rasurado, anteojos redondos y pelo grasiento, vestidos de negro de pies a cabeza: ciudadanos de rostros abotargados, apopl¨¦ticos, hocicos de bulldog, mejillas amoratadas...
Gracias al oporto y a la imaginaci¨®n, se impregna de un clima tan ingl¨¦s que le resulta muy aburrida la sola idea de tener a continuaci¨®n que viajar de verdad, viajar a un lugar donde encontrar¨¢ muchas menos cosas de las que acaba de imaginar en la taberna desierta. Y emprende el regreso a su casa. Ya ha visto Londres. Des Esseintes reflexiona: "Despu¨¦s de todo, ?por qu¨¦ ponerse en marcha, cuando uno puede viajar tan ricamente sentado en una silla?".
Si partiera hacia Londres tendr¨ªa que correr sin cesar hasta el and¨¦n, atosigar a los mozos de cuerda... "Me he saturado de vida inglesa", piensa Des Esseintes. Y vuelve a su depravado interior de Fontenay-aux-Roses.
"Ya es hora de volver a casa", leemos al t¨¦rmino de ese und¨¦cimo cap¨ªtulo. Y es admirable y hasta llamativo ver c¨®mo a finales del XIX todav¨ªa era posible regresar al hogar. Despu¨¦s, el mundo se ha enredado mucho. "El gran drama moderno es que ya no podemos volver a casa", le dijo Nicholas Ray a Wim Wenders. Y su sentencia cada d¨ªa nos parece menos enigm¨¢tica. El mundo se ha enrarecido tanto que ya nadie conoce el camino de vuelta a la vida. -
256 p¨¢ginas. 12,50 euros.
Aguas grises, de Joris-Karl Huysmans. Pr¨®logo y traducci¨®n de Antonio Mart¨ªnez Sarri¨®n. Cuatro Ediciones. Madrid, 2010. 150 p¨¢ginas. 13,50 euros.
www.enriquevilamatas.com
Contra natura, de Joris-Karl Huysmans. Traducci¨®n de Jos¨¦ de los R¨ªos. Pr¨®logo de Guillermo Cabrera Infante. Tusquets. Barcelona, 1980.
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