Los jueces del punto final
Los mismos magistrados que admitieron la querella contra Garz¨®n son los que han rechazado todos sus recursos y lo juzgar¨¢n por investigar el franquismo
La querella del pseudosindicato ultraderechista Manos Limpias contra el juez Baltasar Garz¨®n por su investigaci¨®n del franquismo, a la que se ha sumado Falange Espa?ola de las JONS, ha permitido al juez instructor del Tribunal Supremo Luciano Varela sentar en el banquillo a Garz¨®n por un supuesto delito de prevaricaci¨®n, castigado con inhabilitaci¨®n para ejercer como juez por un periodo de 10 a 20 a?os. La apertura del juicio, la suspensi¨®n de funciones, el destierro de su despacho en la Audiencia y la foto del magistrado en el banquillo pondr¨¢n fin a la carrera de Garz¨®n, antes incluso de que recaiga la previsible condena de inhabilitaci¨®n.
A ¨²ltima hora, en plena lluvia de adhesiones a Garz¨®n procedentes de todo el mundo, Varela ha conseguido el apoyo de los mismos magistrados que admitieron la querella, para que se corresponsabilicen con ¨¦l del caso. Estos jueces han sido tambi¨¦n los que denegaron a Garz¨®n su ¨²ltimo recurso y los que previsiblemente le juzgar¨¢n y dictar¨¢n sentencia.
El presidente, Saavedra, siempre estuvo en contra de los 'jueces estrella'
Su liderazgo moderado ha sido arrinconado por posiciones radicales
- Juan Saavedra Ruiz, presidente de la Sala Penal del Supremo. El 20 de diciembre de 1999, Saavedra concedi¨® una entrevista a este peri¨®dico despu¨¦s de ser elegido magistrado del alto tribunal:
Pregunta. "?Qu¨¦ opina usted sobre el nuevo tipo judicial que se ha denominado juez estrella, como podr¨ªa ser Baltasar Garz¨®n?".
Respuesta. "Soy totalmente contrario. Quiz¨¢ tengo una concepci¨®n demasiado ortodoxa del ejercicio de la funci¨®n judicial, y el juez estrella est¨¢ jugando siempre con el principio de oportunidad".
La opini¨®n "totalmente contraria" al "juez estrella" Baltasar Garz¨®n que cultivaba en 1999 el hoy presidente de la Sala Penal del Tribunal Supremo no le ha impedido presidir las tres salas de admisi¨®n que han aceptado a tr¨¢mite las tres querellas interpuestas contra el juez y que hasta ahora han rechazado todos sus recursos y denegado todas las peticiones de prueba.
Cofundador de la asociaci¨®n judicial Francisco de Vitoria, Saavedra pas¨® 13 a?os al frente de la Audiencia Provincial de Vitoria en los a?os dif¨ªciles del terrorismo aunque, seg¨²n dijo ¨¦l mismo entonces, nunca se hab¨ªa sentido "presionado por la situaci¨®n".
De talante conservador moderado, Juan Saavedra hab¨ªa presidido sin apenas tropiezos la siempre conflictiva Sala de lo Penal del Supremo durante los ¨²ltimos cinco a?os. Como presidente ha procurado ser un factor de estabilidad y un punto de encuentro entre el bloque conservador y el progresista, en parte porque no ha habido grandes tensiones en estos a?os, pero sobre todo porque ambos bloques ideol¨®gicos han admitido su autoridad como ¨¢rbitro de casi todas las situaciones.
Pese al desequilibrio en estos ¨²ltimos a?os en la Sala Penal a favor del bloque conservador (casi dos tercios de la plantilla de la Sala son ideol¨®gicamente afines al PP), Saavedra hab¨ªa sabido conciliar tendencias y actitudes y su mandato gozaba de reconocimiento y prestigio.
Esta situaci¨®n de equilibrio empez¨® a cambiar tras la llegada a la Sala de los dos ¨²ltimos magistrados, Luciano Varela y Manuel Marchena, fruto de las negociaciones que superaron la t¨ªpica situaci¨®n de bloqueo en el Poder Judicial, y que propulsaron a la Sala Penal a los dos candidatos m¨¢s beligerantes de cada sector. Con el regreso al Supremo del magistrado Adolfo Prego al t¨¦rmino de su mandato en el Consejo del Poder Judicial en 2007, qued¨® completada la deriva de la Sala Penal.
En el ¨²ltimo a?o, el liderazgo moderado de Saavedra ha sido arrinconado por las posturas m¨¢s derechistas y radicales de Prego, que pronto encontr¨® seguidores entre los magistrados nombrados durante su etapa de vocal del Poder Judicial. El presidente ha ido cediendo terreno a remolque de este grupo, eludiendo enfrentamientos en un a?o en que toca renovar la presidencia de la Sala Penal y Saavedra apunta a repetir cargo.
Desde el inicio del caso Garz¨®n, la etapa de moderaci¨®n ha saltado por los aires. Sin su benepl¨¢cito posiblemente no se hubiese producido el encadenamiento de querellas contra Garz¨®n. Su actitud hacia las asociaciones de v¨ªctimas del franquismo, a las que despach¨® con un destemplado "abst¨¦nganse de perturbar al Supremo", le ha valido ya una querella por prevaricaci¨®n. Y el esc¨¢ndalo mundial sin precedentes que ha puesto el foco sobre la Sala Penal del Supremo es, por ahora, el broche final a sus cinco a?os de presidencia.
- Adolfo Prego de Oliver, ponente de la querella de Manos Limpias. A diferencia del presidente Saavedra y del magistrado Joaqu¨ªn Jim¨¦nez, Adolfo Prego, de 58 a?os, no se ha curtido como juez en los escenarios duros del Pa¨ªs Vasco con su trasfondo de terrorismo, aunque el terrorismo es uno de los temas recurrentes en sus conferencias sobre la desintegraci¨®n de Espa?a. Su imparable ascenso hasta el alto tribunal se ha proyectado desde la Audiencia Provincial de Segovia, uno de los destinos judiciales m¨¢s cotizados por su proximidad a Madrid y su escaso ¨ªndice de litigiosidad.
La trayectoria de Prego se ha cimentado sobre todo en sus afinidades ideol¨®gicas con el sector m¨¢s ultraconservador de la Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura y del Partido Popular, que le colocaron en el Tribunal Supremo con 47 a?os durante la presidencia de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
H¨¢bil, inteligente y muy t¨¢ctico, Prego se gan¨® incondicionalmente al izquierdista Luciano Varela al consentir su nombramiento para el Supremo despu¨¦s de tres o cuatro fracasados intentos. Varela, agradecido, incluso le design¨® como padrino suyo en su toma de posesi¨®n. Aunque en el Poder Judicial ya dej¨® su impronta en estudios y dict¨¢menes, en Internet pueden consultarse las declaraciones de Prego a la revista de la Hermandad del Valle de los Ca¨ªdos o en los cursos de verano de la fundaci¨®n Defensa de la Naci¨®n Espa?ola (Denaes), en los que sostiene sin tapujos que la Constituci¨®n tiene tantos defectos que ha creado "m¨¢s problemas que los que resuelve".
Asegura que a Espa?a la est¨¢n "asfixiando" a trav¨¦s del BOE y rechaza desde el matrimonio homosexual a la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, pasando por la "nefasta" ley de violencia de g¨¦nero. La admisi¨®n de la querella de Manos Limpias contra Garz¨®n provoc¨® que las asociaciones de recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica denunciasen la condici¨®n de Prego como patrono de honor de Denaes y su apoyo a un manifiesto contrario a la Ley de la Memoria Hist¨®rica, por el que intentaron, sin ¨¦xito, su recusaci¨®n.
Ahora es el hombre fuerte de la Sala Penal del Supremo y podr¨ªa disputarle la presidencia de a Saavedra.
- Joaqu¨ªn Gim¨¦nez Garc¨ªa, magistrado. Para muchos magistrados y juristas progresistas fue una dolorosa sorpresa ver el nombre de Joaqu¨ªn Gim¨¦nez, uno de los magistrados m¨¢s valientes y respetados de toda la jurisdicci¨®n, entre los de los que admitieron a tr¨¢mite la querella contra Garz¨®n por investigar el franquismo. Sin dejar de apuntar al escaso predicamento de que Garz¨®n goza en el Pa¨ªs Vasco y entre muchos de los que sirvieron all¨ª, las fuentes consultadas lo achacan a su amistad con Varela.
Joaqu¨ªn Gim¨¦nez, de 65 a?os, se cuenta entre los fundadores de Jueces para la Democracia y fue uno de los magistrados de referencia en el Pa¨ªs Vasco, desde mucho antes de que apareciera en papeles intervenidos a los sucesivos comandos Vizcaya de la organizaci¨®n terrorista ETA. Durante los 18 a?os que estuvo en el Pa¨ªs Vasco, presidi¨® las Audiencias de San Sebasti¨¢n y Bilbao y fue uno de los objetivos recurrentes del radicalismo abertzale. ETA lleg¨® a planear su secuestro y en sus ¨²ltimos tiempos fue sometido a un estrecho marcaje de un el sindicato de abogados euskaldunes que propugnaba la utilizaci¨®n del euskera en los juicios, rechazando la traducci¨®n al castellano.
Jurista solvente y riguroso, le dieron la primera vacante de la Sala Penal del Tribunal Supremo en cuanto la solicit¨®. En la Sala es frecuente que discrepe de la mayor¨ªa a trav¨¦s de votos particulares extensos y respetados, aunque poco apoyados.
- Francisco Monterde, magistrado. Antes de acceder al Supremo desarroll¨® casi toda su carrera como juez y magistrado en Valencia. Francisco Monterde, de 63 a?os, conservador, fue vocal del Consejo General del Poder Judicial a propuesta del PP y magistrado del Supremo por el sector conservador del Poder Judicial.
En el Poder Judicial vot¨® siempre con el bloque conservador sin mayores complicaciones. Por ejemplo, en contra de un informe que criticaba el retroceso en la Ley de Extranjer¨ªa para privar a los extranjeros en situaci¨®n irregular de los derechos de asociaci¨®n, reuni¨®n y manifestaci¨®n, libertad sindical y huelga.
En enero de 1999, como vocal delegado del Poder Judicial para la Comunidad Valenciana, a Monterde le toc¨® imponer la cruz de San Raimundo de Pe?afort a sus compa?eros Juan Luis de la R¨²a y Francisco Ceres, hoy bien conocidos por el intempestivo archivo que dio carpetazo al caso G¨¹rtel en Valencia, que apuntaba al presidente de la comunidad y "m¨¢s que amigo" de De la R¨²a, Francisco Camps. Ahora, al juez valenciano le ha correspondido la instrucci¨®n del caso G¨¹rtel en el Supremo, en la parte que afecta a los aforados nacionales. Desde que el pasado julio imput¨® en la trama corrupta al senador Luis B¨¢rcenas y al diputado Jes¨²s Merino, ambos del PP, no se ha vuelto a tener noticias del estado de la instrucci¨®n, cuyo secreto ha prorrogado ya en siete ocasiones.
- Juan Ram¨®n Berdugo G¨®mez de la Torre, magistrado.Es quiz¨¢ el magistrado menos significado de toda la Sala Penal y no tiene perfiles relevantes m¨¢s all¨¢ de su pertenencia al ala m¨¢s pura y dura de la Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura y su adhesi¨®n sin fisuras al bloque conservador. Casi toda su carrera -tiene 55 a?os- ha transcurrido en C¨®rdoba. Accedi¨® al Supremo en 2004 en sustituci¨®n de C¨¢ndido Conde-Pumpido, al ser designado este fiscal general del Estado.
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