Prevaricaciones
La semana pasada se mont¨® una escandalera nacional a prop¨®sito de un acto p¨²blico de solidaridad con el juez Garz¨®n que la derecha pol¨ªtica y medi¨¢tica, sin duda para hacer olvidar el esc¨¢ndalo G¨¹rtel, aprovech¨® para rasgarse las vestiduras escenificando su histri¨®nica indignaci¨®n por lo que calific¨® de ataque antidemocr¨¢tico contra el sacrosanto poder judicial. ?Antidemocr¨¢tico? Es verdad que en aquel acto, celebrado en sede universitaria (mi propia universidad), un antiguo miembro de ese mismo poder judicial (el fiscal retirado Jim¨¦nez Villarejo) pronunci¨® graves descalificaciones contra el juez que instruye la causa contra Garz¨®n y contra los magistrados del Supremo que han de juzgarle. Pero eso no significa que se estuviera violando la separaci¨®n de poderes, y mucho menos la independencia del judicial.
Si no hay v¨ªctima, no hay prevaricaci¨®n. En la actuaci¨®n de Garz¨®n no la hay; en la de Varela, s¨ª
Es verdad que el poder judicial ha de ser independiente (independencia que al parecer el Supremo no reconoce a Garz¨®n). Pero de ah¨ª a deducir que es intocable y que no se le puede criticar en p¨²blico, porque ello constituir¨ªa un delito de lesa majestad, media un abismo. El poder judicial merece el mismo respeto que los otros dos poderes. Y si la derecha se arroga el derecho a insultar gravemente al ejecutivo y al legislativo, ?por qu¨¦ no podr¨ªa la izquierda descalificar al judicial? Se dice que la magistratura ha de ser respetada por encima del Gobierno y del Parlamento porque estamos en un Estado de derecho. Pero lo que implica el Estado de derecho es el imperio de la ley, no el imperio de los jueces, que est¨¢n tan obligados a cumplirla en su letra y esp¨ªritu como el resto de los mortales. Y cuando los jueces violan el esp¨ªritu de la ley, como el fiscal Villarejo y muchos ciudadanos creemos que est¨¢n haciendo los jueces del Supremo, entonces tenemos leg¨ªtimo derecho a elevar la voz para denunciarlo en p¨²blico.
Lo que est¨¢n haciendo sus colegas contra Garz¨®n es un caso t¨ªpico de alguacil alguacilado. Es decir, en este caso, de prevaricador prevaricado. Parece ser cierto, a juzgar por lo que dicen los t¨¦cnicos, que los sumarios instruidos por ¨¦l pecan por falta de rigor. Sobre todo en el caso de las v¨ªctimas ajusticiadas por los franquistas en la Guerra Civil, a las que todav¨ªa no se ha hecho justicia. Y Garz¨®n intent¨® hac¨¦rsela, pero utilizando un procedimiento tan equivocado que ¨¦l mismo tuvo que rectificar, renunciando a instruir el sumario. Ergo no lleg¨® a haber delito de prevaricaci¨®n. Esta figura delictiva es confusa y dif¨ªcil de aplicar, pues no se sabe d¨®nde acaba la independencia del juez y empieza la prevaricaci¨®n, cre¨¢ndose amplio margen para la inseguridad jur¨ªdica. Por eso, esta figura podr¨ªa aplicarse todav¨ªa con mayor raz¨®n al juez Varela que al juez Garz¨®n. Veamos por qu¨¦.
En realidad, un juez s¨®lo puede prevaricar en dos supuestos. El primero es cuando acepta cohechos de justiciables sujetos a su jurisdicci¨®n o los extorsiona para obtenerlos, seg¨²n el infame ejemplo del juez Estevill. Se podr¨¢ alegar que ¨¦ste es el caso del juez Garz¨®n con el se?or Bot¨ªn, pero eso ser¨ªa rizar el rizo del formalismo rigorista, lo que ya fue rechazado por la Sala Penal de la Audiencia Nacional. Por lo dem¨¢s, todos los jueces asisten a seminarios patrocinados por la banca: y en esto, quien est¨¦ libre de pecado que tire la primera piedra.
En cuanto al segundo supuesto de prevaricaci¨®n, se produce cuando el juez administra justicia en contra de una persona f¨ªsica o jur¨ªdica con manifiesta parcialidad. El ejemplo reciente m¨¢s notorio es el del juez G¨®mez de Lia?o, que mont¨® una causa falsa contra el Grupo PRISA y sus principales responsables en el caso Sogecable, mereciendo la condena del Supremo por prevaricaci¨®n (e incluso entonces la Corte de Estrasburgo sancion¨® a Espa?a por no haberse juzgado a Lia?o con imparcialidad). Y este mismo supuesto es el que ahora se le quiere imputar a Garz¨®n en el caso de las v¨ªctimas del franquismo.
Pero este segundo supuesto, que s¨ª se le pod¨ªa imputar a Lia?o, en absoluto se le puede aplicar a Garz¨®n. Para que ese segundo supuesto de prevaricaci¨®n tenga consistencia hace falta que existan v¨ªctimas de la prevaricaci¨®n. V¨ªctimas como PRISA, Cebri¨¢n y Polanco en el caso Lia?o. Pero en el caso Garz¨®n no hay v¨ªctimas. ?O es que acaso Falange Espa?ola y Manos Limpias son v¨ªctimas del prevaricador Garz¨®n? No, a Garz¨®n se le est¨¢ acusando de un delito sin v¨ªctimas. Pues las ¨²nicas v¨ªctimas que hay en este caso son las del franquismo, que todav¨ªa no han obtenido tutela judicial efectiva (como Garz¨®n intent¨® ofrecerles aunque fracas¨®). Y si no hay v¨ªctimas no hay delito de prevaricaci¨®n. En cambio, en la causa que instruye Varela contra Garz¨®n, s¨ª que hay una v¨ªctima designada de antemano, por lo que quiz¨¢ se est¨¦ incurriendo en el segundo supuesto de prevaricaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.