Garz¨®n: "Ahora y as¨ª, no me puedo ir"
Al entorno del juez llegan mensajes de que si abandona la Audiencia Nacional se archivar¨¢n los tres procesos contra ¨¦l y se arreglar¨¢n todos sus problemas
"Si se va de la Audiencia Nacional se arreglan todos sus problemas". Ese mensaje, en el que se vincula la salida del juez Baltasar Garz¨®n del juzgado -desde el que ha investigado a ETA, a los GAL, a Pinochet y a tantos otros- con el archivo de las tres querellas contra ¨¦l, sus correspondientes procesos en el Tribunal Supremo y la amenaza de que el Consejo del Poder Judicial le suspenda de sus funciones el d¨ªa 22 ha llegado por muy distintas v¨ªas al entorno del magistrado.
?l, que nunca se ha arrugado frente a investigaciones dif¨ªciles o peligrosas, no se lo acaba de creer. Se lo han dicho a amigos, a gente de su confianza, pero nadie se lo ha dicho directamente a ¨¦l. En todo caso, su postura es inequ¨ªvoca: "Ahora, y as¨ª, no me puedo ir". Muchos interpretar¨ªan que huye y ¨¦l es de los de un paso atr¨¢s ni para tomar impulso.
El juez ningune¨® la Ley de Memoria al activar el proceso penal al franquismo
Parte del Gobierno vio con buenos ojos dar un escarmiento al magistrado
Su decisi¨®n sobre ANV provoc¨® una humillaci¨®n para el Supremo
Exigen que se ponga fin a la presi¨®n medi¨¢tica sobre el alto tribunal
Se ha publicado que le han ofrecido ser juez de enlace con toda Iberoam¨¦rica, un puesto que no existe y que ser¨ªa de creaci¨®n exclusiva para ¨¦l, que mantiene excelentes relaciones en la mayor¨ªa de los pa¨ªses del continente americano. ?l sostiene que nadie le ha hecho semejante ofrecimiento ni le ha ofrecido un puesto en la Corte Penal Internacional, otro rumor que tom¨® cuerpo a principios de a?o, seguramente porque hace tiempo se dijo que ir¨ªa de n¨²mero dos del argentino Luis Moreno Ocampo, fiscal jefe en ese tribunal, lo que no ve¨ªa con desagrado, pero que tampoco se produjo.
Est¨¢ claro que a estos puestos internacionales no se llega exclusivamente por prestigio, sino como m¨ªnimo con el apoyo del Gobierno. Y el segundo Ejecutivo de Aznar, cuando se produjo la oportunidad de la Corte Penal Internacional, no confiaba en ¨¦l -tampoco el PSOE- porque ha demostrado que es un tipo independiente, incontrolable desde el poder.
De los gobiernos, los ¨²nicos que le quieren, porque le necesitan, son los ministros del Interior. Sus investigaciones y procesos, no s¨®lo contra los comandos y la direcci¨®n de ETA sino contra sus estructuras paralegales as¨ª como las desarticulaciones sucesivas de la c¨²pula de Batasuna, se han convertido en imprescindibles y han conducido a la banda terrorista a la situaci¨®n de acoso y derribo en la que se encuentra. Pero ya est¨¢. Para lo dem¨¢s, Garz¨®n resulta inc¨®modo.
Pudo salir del juzgado cuando se present¨® a presidente de la Sala de lo Penal, y tambi¨¦n de la Audiencia Nacional. Un juez con una biograf¨ªa tan espectacular, que entre otros m¨¦ritos ha sido candidato a Premio Nobel de la Paz, ni siquiera entr¨® en la terna de uno de esos puestos. Hab¨ªa quien consideraba que con haberle concedido uno de ellos, se le habr¨ªa neutralizado. Y es cierto que su poder, el que le confiere su capacidad de investigar los asuntos m¨¢s espinosos desde su juzgado, habr¨ªa acabado. A partir de ese momento s¨®lo habr¨ªa dispuesto de un voto de los tres que hay en un tribunal, o se habr¨ªa hecho con un cargo m¨¢s representativo que de poder efectivo. Es cierto que habr¨ªa tenido otro tipo de poder, pero mucho m¨¢s matizado, aunque tambi¨¦n hay que tener en cuenta que la persona hace el cargo y Garz¨®n no es alguien que se apunta a un puesto s¨®lo para figurar.
Ahora, fuentes judiciales aseguran que el presidente del Gobierno habr¨ªa dado instrucciones al fiscal del Estado, C¨¢ndido Conde-Pumpido, que es magistrado de la Sala Segunda del Supremo, para que el asunto se arregle, por el enorme descr¨¦dito que los procesos en el Supremo contra el juez est¨¢ generando en instancias internacionales. El editorial de The New York Times titulado Una injusticia en Espa?a, en el que se describe a Garz¨®n como un juez valiente y controvertido, y en el que se se?ala que los verdaderos delitos son las desapariciones y no la investigaci¨®n que pretend¨ªa el juez; as¨ª como los de otros medios extranjeros (Le Monde, The Economist y The Guardian) reflejan lo que se encuentran Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y sus ministros cuando viajan por Europa y Am¨¦rica. No es algo que Zapatero o Conde- Pumpido vayan a confirmar. Es dudoso que sea as¨ª, pero aunque fuera cierto, la Sala Penal del Supremo, de abrumadora mayor¨ªa conservadora, es en estos momentos impermeable a sugerencias del Ejecutivo. Los magistrados del Supremo, en su inmensa mayor¨ªa, est¨¢n hartos de Garz¨®n desde hace mucho tiempo. Le consideran vanidoso, mucho peor juez que ellos mismos y la m¨¢s refulgente supernova en el firmamento de los jueces estrella. Ellos, que han llegado a la cumbre de su profesi¨®n y tienen el m¨¢s elevado concepto de s¨ª mismos, resulta que tienen mucha menos fama, lo que se traduce en un muy inferior cach¨¦ en los cursos y conferencias que participan. Darle un escarmiento y ponerle en su sitio era algo que muchos ve¨ªan con buenos ojos.
En varias ocasiones el juez de la Audiencia Nacional les ha robado el protagonismo, como cuando en agosto de 2002 suspendi¨® de funciones a Batasuna, poco antes de que el Supremo se pronunciase en su proceso de ilegalizaci¨®n. Lo mismo ocurri¨® el 8 de febrero de 2008, cuando en una maniobra similar el juez suspendi¨® las actividades de Acci¨®n Nacionalista Vasca (ANV) impidiendo de esa forma que pudiera concurrir a las elecciones. Aparte de que los titulares de los medios fueron para Garz¨®n, los magistrados del Supremo resultaron humillados, y eso no se perdona.
En su resoluci¨®n, el juez clausur¨® las sedes de ANV, congel¨® sus cuentas bancarias y embarg¨® sus subvenciones. Pero adem¨¢s, Garz¨®n a?adi¨® el corte del agua, de la luz y del tel¨¦fono. El juez no se percat¨® de los da?os colaterales de su decisi¨®n: su auto era tan dr¨¢stico que dejaba sin contenido las medidas cautelares que la Fiscal¨ªa y la Abogac¨ªa del Estado hab¨ªan solicitado en el proceso de ilegalizaci¨®n de ANV que se desarrollaba paralelamente en el Supremo. La vista se celebraba esa misma tarde en el alto tribunal, pero la direcci¨®n de ANV orden¨® a su abogado, I?igo Iruin, que no compareciera.
?Lo imaginan? Todo el tribunal reunido, dispuesto para la vista, un viernes por la tarde, y el abogado recurrente les deja plantados. Y los magistrados del Supremo no culparon al letrado, sino al que con su auto, esa misma ma?ana, hab¨ªa provocado esa situaci¨®n: Garz¨®n.
Por si no fuera suficiente, el Supremo considera que el juez es el responsable del desprestigio que la Sala Segunda est¨¢ acumulando por los tres procesos contra ¨¦l, especialmente el relativo a los cr¨ªmenes del franquismo, aunque en los tres casos el fiscal est¨¦ en contra de la querella y no aprecie la existencia de delito por ning¨²n sitio. Por todo eso, llega un segundo tipo de mensajes a Garz¨®n y su entorno: "Det¨¦n inmediatamente la presi¨®n medi¨¢tica contra el Supremo. Eso no hace sino perjudicarte". Como si el magistrado tuviera una varita m¨¢gica con la que pudiera mover a su antojo a peri¨®dicos, radios y televisiones e incluso a toda la corte de defensores y admiradores que han surgido a ra¨ªz de los tres procesos, pero especialmente las asociaciones de la Memoria Hist¨®rica que consideran tremendamente injusto que Garz¨®n tenga que sentarse en el banquillo por tratar de investigar los cr¨ªmenes del franquismo.
El caso es que lo que en un principio no iba a ser m¨¢s que un tir¨®n de orejas para Garz¨®n -visto con buenos ojos desde algunos sectores del Gobierno y la propia Fiscal¨ªa por haber ninguneado la Ley de Memoria Hist¨®rica y haber tratado de construir un proceso penal sobre lo que para ellos s¨®lo debe ser un tema administrativo-, tras el posterior e inequ¨ªvoco respaldo de la derecha pol¨ªtica y judicial a ese revolc¨®n al juez despu¨¦s de reventar el caso G¨¹rtel, ha derivado hacia una vor¨¢gine de ominoso final.
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