Tutelados pero sin papeles
Cerca del 90% de los ni?os extranjeros no tiene permiso de residencia.- Los menores deben recibir el permiso de residencia a los nueve meses pero los expedientes se retrasan
"Coge tus cosas y hasta luego". Moussa cumpli¨® 18 a?os y le ense?aron la puerta de la calle. Sin papeles. Feliz cumplea?os. Nadie hab¨ªa tramitado su documentaci¨®n. Nunca. Y lleva ocho a?os en Espa?a, adonde lleg¨® desde Marruecos oculto en los bajos de un cami¨®n. Su caso coincide con el del 90% de los menores extranjeros tutelados por la Administraci¨®n p¨²blica. Siempre y cuando provengan de pa¨ªses como Marruecos o los subsaharianos. Pero legalmente deber¨ªa conced¨¦rseles la residencia temporal a los nueve meses de estancia. "La ley lo dice bien clarito", subraya un polic¨ªa nacional. El tr¨¢mite, seg¨²n varios abogados consultados, es sencillo: "De oficio se debe darles ese derecho porque as¨ª lo marca la normativa". Esa obligaci¨®n legal sirve a los ni?os para sentirse protegidos y tambi¨¦n para facilitar su posterior legalizaci¨®n de adultos. Moussa ha recibido una educaci¨®n obligatoria. Un taller para aprender un oficio. Pero mientras tanto, cada d¨ªa en la calle ha sentido la amenaza policial. Las visitas peri¨®dicas al Grume (Grupo de Menores de la Polic¨ªa Judicial) cuando le sorprend¨ªan por la calle sin una sola acreditaci¨®n de su identidad. Y la paradoja de iniciar unos estudios, auspiciado por las administraciones, que le conducen a ninguna parte: sin documentaci¨®n no puede trabajar. Adem¨¢s, no concluir¨¢ sus clases hasta despu¨¦s de la mayor¨ªa de edad. Y para entonces ya estar¨¢ desamparado: "Abocado a la delincuencia o la mendicidad", seg¨²n el experimentado diagn¨®stico de Rodrigo Perela, cabeza visible de Mensajeros de la Paz en Madrid. As¨ª, a¨²n menores, hay 300 ni?os en Madrid. Seg¨²n los c¨¢lculos de muchos de sus educadores y de ellos mismos, el 90% carece de documentaci¨®n si se trata de menores africanos (magreb¨ªes o subsaharianos). Las cifras oficiales son ocultas para proteger la intimidad de los ni?os, una paradoja que convierte en un mundo insondable lo que ata?e a estos cr¨ªos. Aunque esta circunstancia la admite sin cuantificar la Administraci¨®n madrile?a, que achaca el problema a Interior. Una acusaci¨®n que rechaza de plano un portavoz de la Delegaci¨®n del Gobierno.
Dani acab¨® de gorrilla en la Plaza de Castilla con una grave minusval¨ªa
Abdel pas¨® por la c¨¢rcel siendo menor por una prueba forense
Muchos ni?os escapan cuando inician los tr¨¢mites de repatriaci¨®n
Las ayudas a las asociaciones acaban cuando los chicos crecen
"Gestionar los expedientes de estos chicos es algo prioritario y la coordinaci¨®n entre administraciones es total. Si no se hace ser¨¢ porque no llegan los expedientes", zanjan con una convicci¨®n que contrasta con las experiencias de quienes viven el d¨ªa a d¨ªa de los centros de menores.
Dani, ahora con 21 a?os, es nigeriano. Tiene una minusval¨ªa del 60%. Una ligera protuberancia sale de su espalda. Ahora vive en un piso de Mensajeros de la Paz, una de las tres instituciones que no abandona a los chicos cuando se hacen mayores. Nunca le dieron papeles. Ni oportunidades. Acab¨® en la plaza de Castilla como gorrilla, aunque apenas puede moverse con sus piernas rengas y correteaba, seg¨²n su propia descripci¨®n, con dolores. Tambi¨¦n malviv¨ªa en casa de un compatriota algo mayor, y algo m¨¢s resabiado de lo que es la vida del inmigrante: "Tienes que recurrir a tu gente, y ellos se buscan la comida como pueden. Sin papeles no hay otro remedio", comenta con una sonrisa algo infantil Dani mientras su menuda figura queda engullida por un sof¨¢ del piso que ahora comparte con otros dos chicos que tambi¨¦n fueron tutelados por la Comunidad.
Desde la Asociaci¨®n La Calle, otra de las que no dejan tirados a los menores cuando reciben el regalo de cumplea?os de su mayor¨ªa de edad, el desarraigo total, consideran que "Madrid en esto es un desastre y se act¨²a de manera muy negligente". De hecho, recuerdan que la propia cabeza visible del Instituto del Menor y la Familia, Paloma Mart¨ªn, abronc¨® a las asociaciones que no abandonaban a los chicos "porque crea un efecto llamada desde otras Comunidades". Las asociaciones reciben un dinero por cuidar de los menores, pero cuando crecen, las ayudas econ¨®micas tambi¨¦n concluyen, con lo que muchas de ellas optan por desembarazarse de ellos.
El abogado Nacho La Mata ha conseguido en sentencias recientes que estas ONG puedan arreglar y gestionar tr¨¢mites relevantes de los menores, aunque no sean sus tutores legales (lo es la Comunidad). El fundamento es que se puede presuponer que exista "un perjuicio para los ni?os en las acciones que sobre ellos ejercen sus propios tutores". Y su tutor es la Administraci¨®n, que en ocasiones no ha defendido los intereses de los muchachos. El Defensor del Pueblo y el propio Fiscal de Madrid, Eduardo Esteban, tambi¨¦n han llamado la atenci¨®n al IMMF por practicar pruebas de mayor¨ªa de edad en entidades privadas y no solicitadas desde ning¨²n juzgado. "Algo as¨ª como secuestrar a los ni?os", sostienen algunos expertos. "La principal preocupaci¨®n nuestra son los menores", replican desde la Consejer¨ªa de Asuntos Sociales, desde donde se asegura que se comienzan los expedientes antes de lo que establece. "Lo hacemos en tres meses en lugar de los seis que se da de plazo". Desde luego, las peticiones de repatriaci¨®n las hacen de manera casi instant¨¢nea. Pero ese tr¨¢mite burocr¨¢tico que tanto asusta a los chicos -hasta el punto de que muchos se escapan en el momento que saben que se ha iniciado-, en teor¨ªa es a favor de su inter¨¦s. La idea es que los menores no acompa?ados siempre estar¨¢n mejor con sus familias. Y si sus familias est¨¢n en sus pa¨ªses de origen, pues lo suyo es que vuelvan a ellos.
La Comunidad se lamenta de la falta de coordinaci¨®n con Interior y asegura que las "administraciones estamos desamparadas tambi¨¦n". Tambi¨¦n que quieren un acuerdo y que las cosas se pongan "claras y por escrito". Tambi¨¦n recuerdan que ellos no tienen ninguna competencia en inmigraci¨®n. Por supuesto, los chicos no lo interpretan as¨ª. Es el caso de Otman, nombre supuesto, que todav¨ªa es menor. Este chico barbilampi?o y vestido ¨ªntegramente de blanco, ha pasado mucho miedo. Tanto que falsific¨® su propia documentaci¨®n a trav¨¦s "de un amigo", y esto lo dice con una sonrisa algo cansina, para sortear las famosas pruebas de mayor¨ªa de edad. La suya dio entre 17 y 18 a?os. Luego consigui¨® sus papeles reales. Pero ahora nadie se los cree. Y le quieren echar. En realidad, cumple los 18 dentro de cuatro meses. No le importa desde el punto de vista pr¨¢ctico demasiado, pero le fastidia que no le crean: "Siempre he vivido con miedo, desde el principio. Todo lo que hacen es para echarte, nada nunca para ayudar", dice en un parco espa?ol. En teor¨ªa cualquier circunstancia dudosa deber¨ªa resolverse a favor del ni?o.
Su caso ejemplifica el de otros muchos. Las documentaciones falsas son un negocio. "Una mafia", seg¨²n explica otro de estos chavales marroqu¨ªes, que se mueve alrededor de los centros de estancia temporal de inmigrantes. Los papeles se consiguen en Marruecos, pero quienes los ofertan -siempre "unos amigos"- son grupos organizados alrededor del p¨¢nico a la expulsi¨®n que sienten estos chicos. Un comercio opaco que se mueve a trav¨¦s de redes de conocidos de los ni?os.
Una sensaci¨®n de terror que se nota hasta en los m¨¢s peque?os. Algunos ni?os que asisten a las sesiones terap¨¦uticas para ni?os muy traumatizados pintan negras escenas en sus dibujos infantiles. Significan el pozo de la falta de amparo documental. Y el miedo a ser devueltos a una realidad a¨²n m¨¢s triste que la que viven tutelados. "Hemos visto historias terror¨ªficas que no se pueden contar por proteger la intimidad de los cr¨ªos, pero algunas afectan a ni?os muy peque?itos y tutelados", revela una de las psic¨®logas de la unidad de menores en riesgo de grave trauma. Por eso, muchos de ellos participan involuntariamente en su c¨ªrculo vicioso. No colaboran lo que deber¨ªan con las administraciones por miedo a que eso sirva para repatriarlos y no para fabricarles un futuro mejor y con sus permisos en regla. La primera acci¨®n administrativa es solicitar un expediente de repatriaci¨®n a Interior.
Algunos de ellos tienen motivos para la sospecha. Es el caso de otro chico marroqu¨ª. Abdel ahora es mayor de edad, tiene 22 a?os, y vive en uno de los tres pisos que Mensajeros de la Paz gestiona para estos muchachos. Su peripecia fue tan lamentable que acab¨® en una c¨¢rcel para adultos siendo menor de edad, seg¨²n sentencia judicial. Su delito fue pelearse con resultado de lesiones a otros. Lo relata ¨¦l y lo corrobora un dossier documental de su caso. "Nadie vino a traer los papeles a comisar¨ªa y me llevaron al forense para que me hiciera la prueba de la mu?eca". El veredicto fue que ten¨ªa 18 a?os. Su pasaporte dec¨ªa que ten¨ªa 17. En primera instancia, un juez dio por buena la prueba pericial y no admiti¨® la documentaci¨®n marroqu¨ª. Pas¨® seis meses en Alcal¨¢-Meco hasta que otro juez valor¨® el testimonio de su familia en Marruecos y la partida de nacimiento aportada por estos. Sali¨® libre.
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