Homenaje a Samaranch
El marqu¨¦s de Samaranch fue una figura destacada cuyo nombre es conocido en el mundo entero. No ser¨ªa exagerado decir que, gracias a la visibilidad que dio a los Juegos Ol¨ªmpicos y al Movimiento Ol¨ªmpico -sin la cual los Juegos no ser¨ªan lo que son- consigui¨® modernizar el Movimiento y salvar los Juegos Ol¨ªmpicos. Y, al hacerlo, su nombre qued¨® permanentemente asociado con el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional.
Me di cuenta de los lazos que un¨ªan al presidente Samaranch con la instituci¨®n que hab¨ªa dirigido durante 21 a?os cuando asum¨ª la presidencia. No en pocas ocasiones, incluso dos o tres a?os despu¨¦s de mi elecci¨®n, algunos mandatarios o representantes con los que me reun¨ª reconoc¨ªan mi cara, la relacionaban con el COI, pero luego se dirig¨ªan a m¨ª llam¨¢ndome "se?or Samaranch", algo que siempre me hizo re¨ªr.
Su carisma era tal que, para algunos, el hombre y la instituci¨®n eran indisociables. Cada vez que viajaba, el presidente de honor inspiraba un gran amor y respeto tanto por su persona como por la instituci¨®n que con tanta inteligencia hab¨ªa dirigido.
Conoc¨ª a Juan Antonio Samaranch hace m¨¢s de 25 a?os, cuando visit¨® el Comit¨¦ Ol¨ªmpico de B¨¦lgica, pero mi primera verdadera reuni¨®n con ¨¦l fue el d¨ªa de mi elecci¨®n como presidente de los Comit¨¦s Ol¨ªmpicos Europeos, en octubre de 1989. Poco despu¨¦s coincid¨ª con ¨¦l en una visita voraginosa a los nuevos estados emergentes de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, que, evidentemente, hab¨ªan creado nuevos comit¨¦s ol¨ªmpicos nacionales. Mientras prest¨¢bamos nuestra ayuda a estas nuevas naciones, entablamos una s¨®lida relaci¨®n basada en el respeto y la confianza.
Por mi parte, el respeto y la confianza que me inspiraba fueron acrecent¨¢ndose a lo largo de todos estos a?os en los que pude ser testigo de su pasi¨®n y devoci¨®n por el Olimpismo, sus excepcionales conocimientos sobre el deporte y la energ¨ªa con la que afrontaba cada nuevo d¨ªa.
El presidente Samaranch fue el arquitecto de los Juegos Ol¨ªmpicos de la era moderna. El fortalecimiento y la unidad del Movimiento Ol¨ªmpico son obra de su visi¨®n y talento excepcionales y sus enormes logros dejar¨¢n un legado que perdurar¨¢ durante muchos a?os.
Entre muchas otras cosas, a Samaranch se le recordar¨¢ por haber defendido la representaci¨®n femenina en el COI (¨¦l mismo supervis¨® la entrada de las primeras mujeres miembros del COI en los a?os 80), por haber logrado la abolici¨®n del amateurismo en los Juegos, por haber mejorado la calidad de los Juegos y aumentado el n¨²mero de pa¨ªses participantes a pesar del boicoteo de Mosc¨² 1980 y Los ?ngeles 1984 y por haber mejorado la salud financiera del Movimiento Ol¨ªmpico.
A Samaranch tambi¨¦n se le debe la creaci¨®n del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), la mayor participaci¨®n de los deportistas en la toma de decisiones del COI, gracias al establecimiento de la comisi¨®n de deportistas, y la construcci¨®n del Museo Ol¨ªmpico de Lausana.
Pero, adem¨¢s de todos estos logros y de ser una persona p¨²blica, Samaranch era tambi¨¦n un hombre discreto. Algunos le describieron como una persona parca en palabras, pero yo, que realic¨¦ muchos viajes de trabajo con ¨¦l, no comparto esa opini¨®n. Siempre se caracteriz¨® por su amabilidad y calidez.
El Samaranch que la gente no conoce es aquel que, estuviera donde estuviese, ten¨ªa la entra?able costumbre de comprar postales y sellos para mand¨¢rselas a sus nietos desde los lugares m¨¢s remotos.
Yo he perdido a un mentor y a un amigo. El mundo ha perdido a un hombre realmente maravilloso.
Jacques Rogge sucedi¨® en 2001 a Juan Antonio Samaranch como presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, cargo que sigue ejerciendo en la actualidad.
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