La crisis llega a las pallozas
El invierno destroz¨® las cubiertas y en Piornedo no hay noticias de la Xunta
Desde tiempos de Fraga, la Xunta convocaba un concurso para reparar las cubiertas de paja de las pallozas de Piornedo. Era una cita anual que no fallaba desde hace m¨¢s de una d¨¦cada. Antes de la primavera, con el PP y con el bipartito, entre febrero y marzo, seg¨²n los vecinos, se publicaba el anuncio. Y como ya no queda mucha gente que sepa retechar con el colmo prensado de centeno las pallozas (un par de gallegos que est¨¢n asociados y un leon¨¦s de Balboa), Construcci¨®ns Piornedo (la empresa de los dos socios) se hac¨ªa con el contrato siempre. Siempre hasta este a?o, precisamente el m¨¢s duro que sufrieron Os Ancares en los ¨²ltimos tiempos.
Aunque desde Vivenda han asegurado a este diario que "el tr¨¢mite est¨¢ en marcha", de momento, ni la empresa reparadora ni el resto de los vecinos de esta aldea de Cervantes han logrado la misma respuesta. Avisaron del grave deterioro que presentaban las pallozas tras varios meses de ciclog¨¦nesis previstas y no anunciadas, y un d¨ªa se present¨® en el lugar "un arquitecto", que ellos suponen "de la Xunta", retratando con su c¨¢mara los desperfectos. Desde entonces no han obtenido m¨¢s noticias.
La paja de Astorga es m¨¢s corta y m¨¢s blanda. Se deteriora mucho antes
"Las casas tienen goteras y las vigas est¨¢n humedecidas", lamenta una vecina
"A pesar de que somos BIC, nunca hubo control", se quejan en la aldea
Pero el tiempo vuela. En julio hay que comprar la paja reci¨¦n cosechada, y durante el verano, como muy tarde hasta el mes de octubre, hay que reponer con parches las enormes calvas y sustituir una buena cantidad de centeno que contin¨²a en su sitio pero est¨¢ ya viejo. Seg¨²n Isolina Rodr¨ªguez, vocal de la Asociaci¨®n Cultural Teixeiro de Piornedo, ahora "todas las pallozas tienen goteras", y las vigas centenarias de casta?o "est¨¢n humedecidas".
Jos¨¦ Alonso, uno de los socios reparadores, cuenta que todos los a?os recib¨ªan "unos 25.000 o 26.000 euros" de la Xunta para reponer la paja que hab¨ªa salido volando de las 14 pallozas que quedan en pie, adem¨¢s de palleiras y h¨®rreos. Con esto compraban unos 7.000 kilos de paja de centeno "segada a mano, o con segadoras casi manuales" en Astorga, una cantidad que no alcanzar¨ªa ni para retechar de nuevo la superficie completa de una palloza. En total, en Piornedo, entre casas y construcciones accesorias, suman 7.000 metros cuadrados de cubiertas de centeno. S¨®lo una de las viviendas, la m¨¢s grande, tiene ya 700 metros cuadrados, con un grosor de medio metro de paja prensada.
Quiz¨¢s por esto las reparaciones, durante todos estos a?os, "dejaron mucho que desear", critican los vecinos. "Te dec¨ªan '?chove?, porque se non chove non teitamos'. Cambiaban lo m¨ªnimo, parches diminutos, y la verdad es que por parte de la Administraci¨®n nunca hubo control, a pesar de que Piornedo es Bien de Inter¨¦s Cultural".
Algunos vecinos se quejan de que se est¨¢n usando puntas para fijar las ripias (tablillas transversales que forman una trama, apoyadas en las tercias o vigas) y que los clavos terminan abriendo la madera. Adem¨¢s, la paja de los ¨²ltimos tiempos tampoco ha sido la mejor posible. La de Astorga es m¨¢s corta y m¨¢s blanda que la gallega, y por lo tanto menos duradera, pero en Galicia, seg¨²n Alonso, tampoco hay campos de centeno tan grandes que produzcan la cantidad que Piornedo precisa.
La mejor paja, la m¨¢s resistente, la que siempre se utiliz¨® en Os Ancares, era la que se cultivaba en los claros del monte, despu¨¦s de quemar la maleza. Hace dos a?os, se sembr¨® en O Incio centeno destinado precisamente a la aldea prerromana de Cervantes, pero el intento fall¨® en la fase de la siega. "No la cortaron en su punto exacto de maduraci¨®n", recuerda el socio de Construcci¨®ns Piornedo, que entonces se desplaz¨® al municipio para comprobar la calidad de la materia prima: "Es cuesti¨®n de diez d¨ªas, si no se sabe, se puede cortar o muy verde o pasada, y entonces no vale para los techos", explica Jos¨¦ Alonso.
Despu¨¦s hay que mallarla como toda la vida, a golpes y a mano, porque de Astorga viene con bastante grano y si se coloca con ¨¦l subir¨¢n los ratones a com¨¦rselo, roer¨¢n la paja y empezar¨¢n enseguida los problemas.
En la aldea no quedan m¨¢s que 30 personas, y en breve, tras el cierre ya anunciado del colegio de Don¨ªs, en el que s¨®lo estudian siete ni?os, Piornedo promete ir a menos. La mayor¨ªa de las construcciones ya no se usan como viviendas, sino para guardar los animales y la maquinaria agr¨ªcola. Y turistas "no es que haya muchos". "Tenemos mala suerte ¨²ltimamente", se lamenta Isolina, propietaria, con Fuco P¨¦rez, de Casa do Sesto, la ¨²nica palloza museo.
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