Cambio de rumbo
Que la Administraci¨®n Obama ha dado en los ¨²ltimos tiempos un giro de 180 grados a su pol¨ªtica con relaci¨®n a Israel es algo que parece evidente para todo el mundo, quiz¨¢s salvo para el actual primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, que sigue actuando con relaci¨®n a Washington como si los problemas entre los dos gobiernos se redujeran a una disputa municipal sobre la construcci¨®n de 1.600 viviendas en el suburbio jud¨ªo de Ramat Shlomo situado en un Jerusal¨¦n oriental, reclamado por los palestinos como capital de una futura Palestina independiente. El anuncio, realizado durante una visita a Israel a finales de marzo del vicepresidente Joe Biden, quiz¨¢s el dignatario m¨¢s proisrael¨ª de la actual Administraci¨®n, provoc¨® indignaci¨®n en la Casa Blanca no s¨®lo por la inoportunidad de la medida, publicitada en plena visita de Biden, sino por producirse poco despu¨¦s de aceptarse la reanudaci¨®n de las conversaciones entre israel¨ªes y palestinos, a trav¨¦s de EE UU, tras semanas de esfuerzos a dos bandas por parte del enviado de Obama para la zona, el ex senador George Mitchell. Incluso d¨ªas antes del incidente, el presidente Obama hab¨ªa dispensado una recepci¨®n g¨¦lida a Netanyahu en la Casa Blanca, -no se permiti¨® cobertura informativa de la visita a la mansi¨®n presidencial-, por su negativa a congelar la ampliaci¨®n de asentamientos en Jerusal¨¦n y Cisjordania, como le hab¨ªa pedido el presidente estadounidense.
Netanyahu debe darse cuenta de que los intereses de EE UU han cambiado
"El cambio en los intereses de Am¨¦rica en Oriente Medio significa que Netanyahu debe optar entre enfrentarse al presidente de EE UU o enfrentarse a su ala derecha". Nunca se pudo decir tanto en tan pocas palabras porque la advertencia no procede de ning¨²n enemigo de Israel. Las escribi¨® recientemente en el New York Times el vicepresidente y director de Pol¨ªtica Exterior en la Brookings Institution, Martin Indyk, un jud¨ªo-americano que ha sido, en dos ocasiones, embajador de EE UU en Israel. Para agregar a continuaci¨®n que, "si [Netanyahu] contin¨²a pleg¨¢ndose a los ministros de su Gabinete que se oponen a la paz, las consecuencias para las relaciones entre EE UU e Israel podr¨ªan ser graves". El diplom¨¢tico americano se refiere en su art¨ªculo a los "intereses americanos en Oriente Medio". Y son esos intereses los que parecen haber cambiado sustancialmente como consecuencia de las guerras en Irak y Afganist¨¢n. Recientemente, Obama apunt¨® a la nueva direcci¨®n de la pol¨ªtica estadounidense con relaci¨®n a la zona cuando afirm¨® que, "conflictos como los de Oriente Medio nos est¨¢n costando demasiado en t¨¦rminos econ¨®micos y de bajas". Una declaraci¨®n que se produc¨ªa poco despu¨¦s de que el general David Petraeus, jefe militar americano para Oriente Medio, manifestase en el Congreso que la falta de acuerdo en el conflicto palestino-israel¨ª crea "un ambiente hostil [para EE UU] en la zona". Pero, ser¨ªa injusto no recordar un antecedente importante que ha servido para la formulaci¨®n de esta nueva pol¨ªtica de equilibrios entre las partes. Porque fue precisamente la entonces secretaria de Estado, Condoleezza Rice, quien en un discurso pronunciado en Jerusal¨¦n hace tres a?os, muy poco jaleado entonces, quien calific¨® por primera vez de "inter¨¦s estrat¨¦gico" para EE UU la consecuci¨®n de un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos. "La experiencia prolongada de privaci¨®n y humillaci¨®n puede radicalizar incluso a la gente normal", dijo en relaci¨®n con la situaci¨®n de los palestinos. Desgraciadamente para Rice, los "intereses estrat¨¦gicos" de su presidente, George W. Bush, estaban en esos momentos concentrados en estabilizar la grav¨ªsima situaci¨®n de Irak con la puesta en vigor de la "doctrina Petraeus" con el famoso aumento de efectivos (surge) y la pol¨ªtica de captaci¨®n de los l¨ªderes tribales sun¨ªes.
El cambio de actitud de Obama con relaci¨®n a Israel es realmente notable, especialmente, si se lee atentamente el discurso que pronunci¨® durante su campa?a electoral ante el m¨¢s poderoso lobby israel¨ª americano, el AIPAC. En ese discurso, que corresponde a una liturgia que siguen todos los aspirantes de la Casa Blanca, Obama no solo prometi¨® continuar los lazos indestructibles entre los dos pa¨ªses, sino que se declar¨® a favor de un Jerusal¨¦n "¨²nico e indivisible", afirmaci¨®n que no fue compartida por su contrincante republicano, John McCain, y ni siquiera por el entonces primer ministro Ehud Olmert. La realidad es que las relaciones entre los dos pa¨ªses est¨¢n pasando su momento m¨¢s dif¨ªcil desde 1975 cuando el presidente Gerald Ford exigi¨® a Israel la retirada del Sina¨ª para facilitar un acuerdo de paz con Egipto, logrado durante el mandato de Jimmy Carter. Porque es un mito la afirmaci¨®n de que Washington ha actuado siempre como marioneta de Israel. (Les contar¨¦ un d¨ªa las relaciones desde la creaci¨®n del Estado jud¨ªo hace ahora 62 a?os). Lo importante para Israel es que Netanyahu se d¨¦ cuenta ahora de que los intereses estrat¨¦gicos de EE UU han cambiado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.