El nuevo combate de Manu Larcenet
Tras triunfar con Los combates cotidianos (Norma), la historia de un fot¨®grafo de guerra que decide dejarlo todo para irse a vivir al campo, donde descubre no s¨®lo el amor, sino la historia period¨ªstica de su vida, y El retorno a la tierra (Bang Ediciones), un poco m¨¢s o menos el mismo relato pero narrado en tiras y con mucho m¨¢s humor, Manu Larcenet (Issy-les-Moulineaux, Par¨ªs, 1969) ha dado un giro radical con Blast (Norma), que inaugura una serie que se prolongar¨¢ durante varios vol¨²menes. Frente al alegre color lleno de matices de sus obras anteriores se ha sumergido en un ¨¢spero blanco y negro para construir el relato de un hombre que decide vivir al margen de la sociedad. La narraci¨®n arranca con un interrogatorio policial.
"Hay tantos c¨®mics que ya no sabemos qu¨¦ elegir, pero si escogemos diez tebeos, nueve ser¨¢n de diversi¨®n, y uno ser¨¢ otra cosa"
En una de las planchas m¨¢s bellas de Los combates cotidianos, Manu Larcenet incluye esta frase que es todo un manifiesto de sus principios art¨ªsticos. "Deslastrada de toda l¨®gica, la poes¨ªa es la ¨²nica forma libre de percatarse de lo que vale la pena. Depardon, Brassens, Miyazaki, Bonnard, Jarmush, Semp¨¦, Tom Waits, C¨¦zanne, Monty Python, Monet, Brel, Desproges, Klee, Cartier-Bresson Springsteen, C¨¦line, Harvey Keitel, Baudelaire, Van Gogh. La poes¨ªa lo redime todo". "No me interesan las im¨¢genes que no sirven para nada. La imagen me gusta cuando es pura y habla, cuando sirve para algo, cada plano de Jarmush quiere decir algo, incluso sus silencios. Por eso en Blast hice tantas p¨¢ginas de silencio", afirma Larcenet en una entrevista en Par¨ªs, celebrada en la sede de su editorial francesa, Dargaud.
Estudi¨® dibujo (gracias a un profesor que detect¨® su talento muy pronto) y afirma que, desde los 12 a?os, realiza todos los d¨ªas una plancha de c¨®mic. Como sus personajes de Los combates cotidianos (cuatro vol¨²menes) y El retorno a la tierra (cinco y los que quedan), vive en el campo, con su compa?era y sus dos hijos. Una frase de Jacques Brel que aparece en Blast define su actitud ante la vida: "Cuando alguien se mueve, los inm¨®viles dicen que huye".
PREGUNTA. ?Por qu¨¦ se ha lanzado a un cambio tan radical de estilo con Blast?
RESPUESTA. Tengo una editorial que se llama Les Reveurs, donde hago lo que me gusta, y tengo una producci¨®n destinada al gran p¨²blico en Dargaud, pero cuanto m¨¢s tiempo pasa y me voy haciendo mayor, las dos se acercan y llegar¨¢n a ser una. Mi idea era contar una historia diferente de las que me han hecho famoso, no dejarme llevar por el mismo tebeo. Ten¨ªa ganas de hacer cuatro o cinco tomos de 200 p¨¢ginas, algo largo que me diese tiempo para dibujar silencios, trabajar sobre la longitud y sin color, que es algo que hace los dibujos mucho m¨¢s alegres.
P. ?De d¨®nde surge este personaje empe?ado en vivir al margen?
R. Creo que es algo que tenemos todos, todos hemos pensando en alg¨²n momento en mandarlo todo a la mierda, en desaparecer, pero no lo hemos hecho por alg¨²n motivo, sobre todo por miedo. Mi protagonista no tiene ese miedo y es capaz de mandarlo todo a paseo. Quer¨ªa crear un personaje que no fuese ni simp¨¢tico ni antip¨¢tico, nunca sabemos a qu¨¦ atenernos con ¨¦l. Lo veremos mejor en el segundo tomo.
P. ?Cu¨¢ndo sale?
R. No tengo ni idea, estoy en ello, llevo 60 p¨¢ginas. Es algo que no quiero prever, los editores me preguntan y les respondo que estar¨¢ listo cuando est¨¦ listo. Y tampoco admito cambios: si les gusta, genial; si no, lo siento mucho.
P. ?Y lo seguir¨¢ haciendo compatible con El retorno a la tierra?
R. S¨ª, yo quiero que sea como lo que llamo mi serie Peyo, el autor de los Pitufos. Me gustar¨ªa hacer esto hasta que muera. Jean-Yves Ferri, el guionista de la serie y casi el ¨²nico amigo que tengo, cuando me escribe El retorno a la tierra es alta cocina, est¨¢ todo tan bien trabajado que no tengo que cambiar nada, no hay una palabra mal puesta. Es una de las mejores series que he hecho nunca. Me gustar¨ªa envejecer con mis tebeos.
P. ?Qu¨¦ hay de real en sus tebeos?
R. Bueno, el gato es mi gato, no est¨¦ticamente, pero s¨ª de car¨¢cter. Yo realmente viv¨ªa en la ciudad y mi gata se volvi¨® loca cuando me mud¨¦ al campo. Cuando escrib¨ªa Los combates cotidianos, durante un periodo de cuatro a?os, me fui a vivir al campo, tuve dos ni?os, muri¨® mi padre y asist¨ª a la desaparici¨®n medi¨¢tica de los obreros. Ten¨ªa que aparecer por alg¨²n lado. Mezcl¨¦ todo esto para hablar en estos libros. Eran obsesiones, pero para m¨ª ya est¨¢ terminado, he dicho todo lo que pensaba sobre ello. Lo ¨²nico que me quedar¨¢ es la muerte. Ahora trato de hablar del interior de la gente, la incomprensi¨®n que tenemos hacia nosotros mismos, de la violencia, me parece m¨¢s honesto hablar de eso porque est¨¢ m¨¢s cerca de mi existencia cotidiana.
P. Sus tebeos est¨¢n llenos de personas que viven en el margen. ?Por qu¨¦?
R. Bueno, son los que tienen inter¨¦s. No voy a contar historias de personas normales, bien integradas. Me apasiona contar historias de gente que est¨¢ en el dolor, en los m¨¢rgenes. Yo tampoco me siento especialmente insertado en la sociedad. Hay dibujos que est¨¢n hechos sobre vidas cl¨¢sicas, a m¨ª no me apasionan. Pero me interesa mucho el lado negro de la gente, creo que el arte, la locura, es mucho m¨¢s interesante que la norma. Adoro a Francis Bacon y es de una oscuridad extraordinaria, los cuadros de flores son cargantes.
P. De todas las planchas de Blast hay una que me ha impresionado mucho, que es cuando aparece una vi?eta a p¨¢gina con la frase de Brel: "Cuando alguien se mueve, los que est¨¢n inm¨®viles dicen que huye".
R. ?No es precioso? Antes de su ¨²ltimo concierto, un presentador franc¨¦s le entrevist¨® en su camerino y le pregunt¨®: "?Por qu¨¦ se retira de los escenarios?". Y Brel respondi¨® eso, despu¨¦s de un gran silencio. Dice, sencillamente, una verdad.
P. En Los combates cotidianos, un personaje explica que vota al ultraderechista Le Pen "por miedo" y reconoce que le da igual que le mientan, "porque todos mienten". ?No cree que es una definici¨®n perfecta de lo que ocurre en Francia?
R. Eso es lo horrible. Porque aparte de unos cuantos extremistas est¨²pidos a los que es muy f¨¢cil detestar, el electorado de extrema derecha est¨¢ formado por gente desesperada que tiene miedo. No veo ninguna salida a eso, por eso es un tema que he dejado de tratar en mis tebeos. Al final, el Frente Nacional siempre vuelve. En esta Francia me encuentro perdido. Estoy un poco desesperado, todo lo que hemos hecho no ha funcionado.
P. ?Por eso decidi¨® irse a vivir al campo?
R. La verdad es que segu¨ª a mi mujer por un trabajo, pero ahora me encuentro mucho mejor. Incluso aunque viva en una regi¨®n muy a la derecha. Me encuentro mejor, pero a la vez me voy convirtiendo en un mis¨¢ntropo: tuve tantas esperanzas y veo c¨®mo nada funciona, que me estoy convirtiendo en una especie de oso y el hecho de no tener vecinos, de vivir en mitad del campo, me tranquiliza.
P. ?Cree que vivimos una ¨¦poca dorada de los tebeos, que est¨¢n alcanzando espacios que antes les estaban vetados?
R. Los tebeos han cambiado mucho desde los a?os noventa: la editorial L'Asociation, autores como David B, una serie de creadores que han hecho explotar todo lo que se hac¨ªa en el c¨®mic. Al mismo tiempo hay otros creadores que hac¨ªan tebeos de adultos, pero era muy marginal. De repente, todo el mundo se puso a hacer tebeos de autor, aunque no me guste la expresi¨®n. Resultado: ahora mismo hay tantos c¨®mics en una librer¨ªa que ya no sabemos qu¨¦ elegir, pero si escogemos diez tebeos, nueve ser¨¢n de diversi¨®n, buenos o malos, y uno ser¨¢ otra cosa, y esa es la que me gusta. Es verdad que es una edad dorada, porque podemos hacer lo que nos guste. Pero a la vez hay demasiados libros, tal vez sea la culpa de los editores que no separan el trigo de la paja. Pero creo que nos estamos matando a nosotros mismos, salvo que tengan tu nombre en la cabeza no van a escarbar, coger¨¢n lo que hay arriba, que muchas veces es lo peor y desde luego no es el c¨®mic m¨¢s moderno. Se ha convertido en un gran negocio, es una forma de ganar mucho dinero. Si los lectores no tienen tu nombre en la cabeza, est¨¢s jodido.
P. ?Por qu¨¦ cree usted que los tebeos sociales o el tebeo period¨ªstico tienen cada vez m¨¢s importancia?
R. Joe Sacco y yo no practicamos el mismo oficio, ser¨ªa casi insultarle. ?l hace un trabajo mucho m¨¢s radical, a m¨ª me gusta contar historias, soy m¨¢s narrador, me encuentro muy atado a la novela. Lo que me parece extraordinario es que un medio como los tebeos, destinados a entretener a los ni?os hace 20 a?os, se haya convertido en un medio period¨ªstico. Aunque no puedo evitar preguntarme si no son m¨¢s directos un texto o una imagen.
P. Pero en un mundo lleno de im¨¢genes tal vez los tebeos ofrecen una visi¨®n diferente de la realidad.
R. Es posible, pero tengo mis reservas. Ahora hay muchos autores que quieren hacer esto, pero olvidan que para hacer este c¨®mic comprometido, period¨ªstico, hay que tener mucha calidad, interesarse por el dibujo, que es algo cham¨¢nico. Es un descubrimiento, es sumergirse en uno mismo, es una experiencia casi corporal para hacer surgir algo que va a hablar al otro. Pero muchas veces, en el periodismo dibujado, se hace pasar el discurso antes del dibujo y, desde mi punto de vista, no hay que hacer nunca eso. El ritmo, el color, la narraci¨®n, todo eso debe estar equilibrado y muchas veces los que quieren hacer tebeos comprometidos se olvidan del lado art¨ªstico, se centran sobre la radicalidad de lo que tienen que decir. Necesito dejarme atrapar por el amor del dibujo y ya sea Semp¨¦ o Crumb. Al ver una plancha necesito sentir cu¨¢l es la obsesi¨®n del tipo que la ha hecho. David, en Epil¨¦ptico, es alucinante, mezcla un amor enorme por el dibujo con la capacidad para contar su vida, el dolor que siente con su hermano.
Blast. Bola de grasa. Volumen 1. Manu Larcenet. Traducci¨®n de Enrique Abul¨ª. Norma. Barcelona, 2010. 204 paginas. 24 euros.
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