Lujo, bohemia y los pies en el suelo
Que el embarazo de Samantha Cameron, de 39 a?os, coincidiera con la convocatoria electoral fue objeto de muchas conjeturas. S¨®lo los m¨¢s c¨ªnicos se aventuraron a denunciar premeditaci¨®n, pero a nadie se le escapa que ese perfil juvenil y prenatal de la esposa del l¨ªder conservador casa muy bien con la imagen que el partido intenta proyectar: el cambio, la regeneraci¨®n, lo nuevo. Incluso el informal apodo que le ha atribuido la prensa, SamCam, aporta ciertos aires de modernidad a unos tories que, m¨¢s all¨¢ de su pulso con el laborismo, se ven ahora forzados a competir con la refrescante irrupci¨®n de los liberales-dem¨®cratas.
La hija de un bar¨®n descendiente de Carlos II, criada en una fabulosa mansi¨®n campestre y educada en los mejores colegios, es parad¨®jicamente la responsable de haber pulido el lenguaje de su marido en consonancia con el mundo real. Desde su matrimonio con David Cameron (1996) ha conjugado la vida familiar con el papel de mujer trabajadora, en calidad de directora creativa de una firma de art¨ªculos de lujo, al tiempo que introduc¨ªa a su marido en los c¨ªrculos liberales y bohemios que cultiva desde sus tiempos de estudiante de arte. Se trata de un universo mucho m¨¢s elitista de lo que la pareja pretende sugerir, pero el efecto Samantha funciona muy bien en la prensa a la hora de proyectarla como una mujer con los pies en el suelo, profesional competente que se gana el sustento y al tiempo volcada en sus dos peque?os, Nancy (6 a?os) y Elwen (4). A diferencia de su marido, nunca ha hablado p¨²blicamente de la muerte a los 6 a?os de su hijo Ivan, aquejado de par¨¢lisis cerebral y epilepsia. Aquel suceso de febrero del a?o pasado gener¨® una corriente de simpat¨ªa hacia los Cameron, que repuntaba al conocerse que en la familia ingresar¨¢ pronto un nuevo miembro.
Por encima del pedigr¨ª aristocr¨¢tico de Samantha se impone el retrato de un matrimonio joven que comparte las inquietudes y problemas de la clase media. Y, si su papel en campa?a acaba reduci¨¦ndose al de comparsa del candidato, David Cameron intenta compensarlo subrayando que los consejos realistas de su mujer son los que atiende en primer lugar.
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