Su palabra es papel mojado
"Nuestras vidas son los r¨ªos...". Eso escribi¨® Jorge Manrique en sus celeb¨¦rrimas Coplas a la muerte de su padre durante sus correr¨ªas por las tierras de Castilla La Nueva, que hoy se llaman Castilla-La Mancha. ?l le daba un sentido metaf¨®rico, pero la frase es literalmente verdad: nuestra vida depende de los r¨ªos, del agua; sin ella, todo es desierto.
Por eso, cuando ya en 2004, plante¨¦ la necesidad de reformar nuestro Estatuto de Autonom¨ªa, vincul¨¦ esa reforma al agua, a la necesidad de acabar con un agravio hist¨®rico, porque siempre la planificaci¨®n hidrol¨®gica nacional se hab¨ªa hecho sin contar con nosotros, sin pensar en nuestras necesidades, como si estas tierras y sus habitantes no existi¨¦ramos.
"No me parece aceptable que el PP diga una cosa aqu¨ª y otra en otros sitios y en el Congreso"
El ejemplo m¨¢s evidente es el trasvase Tajo-Segura. Llevarse el agua de aqu¨ª para entregarla en otro sitio, lo que ocasionaba el ¨¦xodo de las personas hacia los lugares en los que se planificaba el desarrollo. Por pol¨ªticas as¨ª, Madrid se convirti¨® en una gran ciudad rodeada de un desierto. Esto me lleva a algunas consideraciones: ?El modelo territorial que queremos para Espa?a es el de una periferia superpoblada y completamente urbanizada y un interior des¨¦rtico con el oasis de Madrid? ?El desarrollo rural que deseamos pasa por impedir el mantenimiento de la poblaci¨®n en nuestros pueblos?
La Castilla polvorienta de Machado, La Mancha que significa "La Seca", no forma parte de la Espa?a h¨²meda. La escasez de agua es un factor limitante del desarrollo, y ahora que la regi¨®n crece en poblaci¨®n y aumenta sus empresas e industrias, y los agricultores plantean sus leg¨ªtimos deseos de ampliar sus regad¨ªos, nosotros queremos utilizar tambi¨¦n el agua.
Hasta ahora se han tramitado diversas reformas estatutarias y en todas ellas se ha hablado de agua. Sin embargo, al tratarse de nuestro Estatuto, se ha planteado que el agua deber¨ªa desaparecer del texto. ?Por qu¨¦ precisamente ahora tanta supuesta coherencia estatal y tanta apelaci¨®n a la Constituci¨®n para evitar que se hable del agua en nuestro Estatuto? No comprendo la doble vara de medir y no me parece aceptable que se diga una cosa aqu¨ª (en las Cortes de Castilla-La Mancha) y la contraria en otros sitios (en Murcia y en el Congreso). Quiero recordar que la propuesta de reforma del Estatuto fue aprobada por unanimidad en las Cortes regionales en las que s¨®lo est¨¢n PSOE y PP. Quiero recordar que la se?ora De Cospedal vot¨® a favor en Toledo, pero luego no se atrevi¨® a defenderlo en la tribuna del Congreso en el debate de su toma en consideraci¨®n, tal vez porque ya su condici¨®n de secretaria general del PP nacional se lo imped¨ªa o porque, como han demostrado, en ese partido, en los temas del agua, mandan Camps y Valc¨¢rcel.
El apoyo del PP para aprobar el Estatuto es imprescindible porque, al tratarse de una ley org¨¢nica, necesita de una mayor¨ªa absoluta de la que no dispone el PSOE por s¨ª solo. Hemos negociado durante dos a?os hasta el ¨²ltimo minuto. Hemos flexibilizado nuestra postura, desde exigir la caducidad del trasvase hasta establecer una reserva estrat¨¦gica de 4.000 hect¨®metros c¨²bicos, creyendo que al haber sido aprobada esa f¨®rmula ya en el Estatuto de Arag¨®n no habr¨ªa problemas. Pero nos hemos encontrado con que el compromiso, la palabra y el voto de la se?ora Cospedal ha sido papel mojado. Mojado como el agua que nos niega.
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