Surrealismo y unidad
Realmente, algo de pueblo elegido debemos tener cuando aportamos tanto talento art¨ªstico a la historia de la humanidad. Ayer hasta el Parlament se apoder¨® del esp¨ªritu del surrealismo. Idas y venidas de los representantes pol¨ªticos para cerrar una posici¨®n de la mayor¨ªa de la C¨¢mara que permita hacer frente al tren del Tribunal Constitucional que se acerca a toda velocidad sobre el vapor del Estatuto.
Del pacto que insta a la renovaci¨®n del Tribunal Constitucional y le anima cordialmente al haraquiri, cerrado unas horas antes por el presidente de la Generalitat y el l¨ªder de la oposici¨®n, se hab¨ªa descolgado Esquerra Republicana haciendo gala de una sofisticaci¨®n t¨¢ctica que roza la tortura psicol¨®gica. Los republicanos lo votar¨¢n, pero nadie podr¨¢ decir que lo han impulsado, a pesar de estar en el Gobierno desarrollando la ley.
ERC se ha descolgado del pacto que insta a la renovaci¨®n del Constitucional, algo digno de 'Alicia en el pa¨ªs de las maravillas'
Probablemente, el texto no es perfecto, pero es una advertencia clara a las instituciones del Estado de que laminar un estatuto aprobado por el Parlament, las Cortes y en refer¨¦ndum puede no salir gratis y complicar la gobernaci¨®n de Espa?a.
Estamos ante una cuesti¨®n de lealtades. El PSC tiene que creerse la frase que Montilla dirigi¨® a Zapatero cuando se negociaba la financiaci¨®n y actuar seg¨²n el "Jos¨¦ Luis, te queremos bien pero queremos m¨¢s a Catalu?a".
CiU tiene que renunciar a colaborar con los dos grandes partidos, que dif¨ªcilmente van a conseguir una mayor¨ªa que les permita prescindir de las fuerzas catalanas para su investidura o su gobierno, si no se comprometen a una salida de esta situaci¨®n que salve el texto estatutario.
La respuesta a las fuerzas catalanas mayoritarias en forma de un pacto entre las dos fuerzas mayoritarias espa?olas para imponerse sobre el Estatuto ser¨ªa dif¨ªcil de explicar democr¨¢ticamente.
Debemos ser conscientes de la situaci¨®n y el diagn¨®stico ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil cuando menos nos enga?emos. Es verdad que la reforma del Estatuto fue una alternativa velada a la reforma de la Constituci¨®n y los hechos demuestran que se atac¨® la m¨¢s importante reforma institucional de los 30 a?os de autogobierno sin estrategia. La negociaci¨®n del Estatuto fue una puja constante, un mercat de Calaf del pedigr¨ª nacionalista, especialmente entre Converg¨¨ncia y ERC, con los dem¨¢s mirando entre asustados y entretenidos. Pero, lamentablemente, los hechos demuestran que la mejora del autogobierno, especialmente movida por la necesidad de una financiaci¨®n razonable, s¨®lo se pod¨ªa abordar as¨ª, forzando los procedimientos pol¨ªticamente.
La situaci¨®n actual tiene la ventaja de saber d¨®nde estamos y el inconveniente de descubrir que estamos donde siempre hemos estado: en la tensi¨®n entre la voluntad de autogobierno de Catalu?a y la fuerza centr¨ªpeta del Estado espa?ol.
Esta vez, la tensi¨®n es democr¨¢tica y con una Constituci¨®n que, en palabras de Miquel Roca, es m¨¢s "una m¨²sica que una letra" y que fue pactada con la voluntad de que cupi¨¦semos todos. Tambi¨¦n en palabras del redactor del texto legal de mayor ¨¦xito de la historia de Espa?a "las dos Espa?as cabalgan de nuevo y encuentran gusto en la confrontaci¨®n".
El momento pol¨ªtico es para la seriedad y el sentido de Estado y tambi¨¦n para un mensaje inequ¨ªvoco de firmeza y unidad pol¨ªtica en Catalu?a.
Finalmente, el documento unitario ser¨¢ aprobado hoy previsiblemente por el 87,4% de la C¨¢mara, aunque ERC no se haya ahorrado el surrealismo en un momento de gravedad pol¨ªtica y tambi¨¦n econ¨®mica viendo c¨®mo se degradaba la deuda espa?ola y se publicaban datos escalofriantes sobre el paro.
Entre las idas y venidas de ayer en el Parlament aquello recordaba a Alicia en el pa¨ªs de las maravillas. Me pareci¨® ver un tipo con un sombrero extra?o y un conejo blanco con prisas. Incluso pareci¨® o¨ªrse "?En qu¨¦ se parece un cuervo a un escritorio?" y una chica contest¨®: "?Vaya! Parece que nos vamos a divertir!".
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