"La televisi¨®n acab¨® siendo una gran pipa de 'crack' para m¨ª"
La de David Simon es la historia de c¨®mo un redactor de sucesos se convirti¨® en el productor de televisi¨®n m¨¢s admirado. Quien ha visto sus series The wire o Generation kill, que retratan la corrupci¨®n y la guerra de Irak con autenticidad, queda marcado como espectador. Simon, de 50 a?os, es grandull¨®n y habla con seguridad desbordante. Estamos en un hotel de Nueva Orleans, donde se desarrolla su nuevo trabajo, Treme (TNT la estrena ma?ana). Tiene gesto de dolor: le molesta una v¨¦rtebra. Se traga un ibuprofeno y se recuesta en el sof¨¢ con un whisky en la mano. Fuera, diluvia. Muy propio, teniendo en cuenta que la serie se sit¨²a tres meses tras el Katrina.
Pregunta. ?Qu¨¦ le llev¨® a ser periodista?
"The wire' retrata la Am¨¦rica de hoy, pero es mi retrato. No es la realidad. A lo sumo se podr¨ªa considerar un editorial"
Respuesta. Nada me llev¨®, me lanc¨¦ de cabeza. Mi padre ten¨ªa amigos que trabajaban en peri¨®dicos. Eran todos unos personajes.
P. ?Le atra¨ªan los peri¨®dicos?
R. Me encantaban. En mi casa se compraban al menos cuatro revistas. Mis padres, mis hermanos y yo discut¨ªamos de todo por norma. Nos tom¨¢bamos como un deporte el ser capaces de desarrollar una argumentaci¨®n. Una forma muy socr¨¢tica de educarnos.
P. ?Recuerda la primera vez que sinti¨® el placer de retratar a alguien o contar una historia, lo que describe como "robar vidas"?
R. Al principio me gustaban los peri¨®dicos como entidad. Luego, en el instituto, me fascin¨® su proceso de elaboraci¨®n: maquetar, imprimir... En la Universidad aprend¨ª a diferenciar una buena de una mala historia, no se me hab¨ªa ocurrido antes (risas). La primera vez que sent¨ª ese enamoramiento fue entonces. Ten¨ªa un profesor que nos mandaba sus propios libros de lectura obligatoria, me parec¨ªa una mierda. Decid¨ª entrevistar a todos los profesores que hac¨ªan lo mismo. Contestaban unas chorradas incre¨ªbles y tuve mucho ¨¦xito entre los estudiantes. Cuando entr¨¦ en el Baltimore Sun me encargaron los sucesos. Y con los d¨ªas empiezas a ver cr¨ªmenes a diario y nada mejora. Empiezas a preguntarte ?por qu¨¦? ?se es el periodismo adulto.
P. ?Por qu¨¦ empez¨® en homicidios?
R. La broma del novato. Al principio consiste en llamar a la polic¨ªa: ?qu¨¦ ha sucedido? ?Qui¨¦n es la v¨ªctima? La mayor¨ªa asciende antes de preguntarse por qu¨¦. Lo gracioso en mi caso es que nunca ascend¨ª.
P. ?Por qu¨¦?
R. Me encantaba discutir. Para m¨ª, debatir apasionadamente no es una afronta. Cuando nada es incontestable, el periodismo mejora. Cuando el Sun era un sitio sano, se discut¨ªa por todo. Cuando a la gente le empez¨® a dar miedo, dej¨® de serlo.
Hay un hecho trascendental en la carrera de Simon. A los 28 a?os, siendo redactor de sucesos, pidi¨® permiso para integrarse en el grupo de homicios de la Polic¨ªa de Baltimore. El comisario jefe se lo dio. En pleno divorcio, Simon se entreg¨® a la tarea. De aquella experiencia naci¨® el libro Homicide. Y tras su ¨¦xito, la televisi¨®n llam¨® a su puerta. En plena crisis de fe hacia la direcci¨®n del Sun, acept¨®. "A¨²n no me explico por qu¨¦ aquel tipo me dio permiso -para entrar en la brigada-", dice. "Muri¨® antes de que se publicara el libro". Ten¨ªa un tumor cerebral. "?Qu¨¦ otra explicaci¨®n necesitas?".
P. ?C¨®mo es posible que aceptara un despido incentivado con 35 a?os?
R. Nos lo ofrecieron a los que llev¨¢bamos 12 a?os y yo entr¨¦ a los 22. Estaba terminando mi segundo libro, The corner, y ten¨ªa una oferta para adaptar Homicide a la tele y otra del Washington Post. Mi intenci¨®n no era dedicarme a la televisi¨®n, sino aprender a hacer guiones. Pens¨¦ que lo har¨ªa mientras acababa el libro y que me ir¨ªa al Post.
P. ?Y qu¨¦ pas¨®?
R. Que la televisi¨®n acab¨® siendo una pipa de crack con muchas posibilidades.
P. Los periodistas de prensa escrita se suelen considerar por encima de los de tele o Internet.
R. Efectivamente. Pero la iglesia de la que me siento un ap¨®stata se ha llenado de usureros y putas. Lo que yo valoraba del periodismo estaba desapareciendo del Sun cuando me fui. Si no, no lo habr¨ªa hecho. Pero nos compr¨® un grupo para los que Baltimore no era un lugar que cubrir, sino un sitio desde el que ascender. Su cobertura era falsa o exagerada y dej¨® de divertirme.
P. ?Desde la televisi¨®n se puede sensibilizar, lograr cambios?
R. Nunca me ha importado lograr cambios. Pol¨ªticamente estoy muy a la izquierda de los dem¨®cratas. En EE UU, los intereses econ¨®micos han comprado el sistema. Que un pa¨ªs con tanta riqueza no pueda ofrecer cobertura sanitaria b¨¢sica a todos sus ciudadanos es terrible.
P. ?No siente la necesidad de aportar su grano de arena para cambiar las cosas?
R. Como periodista, nunca escrib¨ª con esa idea. Lo hac¨ªa pensando que era la mejor historia que pod¨ªa hacer. Lo que suceda con ella est¨¢ fuera de mi alcance. No me van las cruzadas. Sales al mundo, ves algo y lo cuentas. No hay ninguna ley que diga que eso no puede hacerse tambi¨¦n en televisi¨®n.
P. Usted lo ha hecho.
R. Pero es ficci¨®n y s¨¦ que hago trampa. Tu responsabilidad como periodista es informarte y a?adir puntos de vista. En ficci¨®n no hay otro punto de vista. La gente me dice "?The wire es superreal!". Es un retrato de la Am¨¦rica de hoy, pero es mi retrato. A lo sumo se podr¨ªa considerar un editorial.
P. Sus series han subido el nivel de exigencia de muchos espectadores.
R. Bueno, es que la tele es un terreno desperdiciado. Pero ahora hay m¨¢s calidad, aunque tambi¨¦n m¨¢s basura.
P. ?Crear¨¢ escuela?
R. Hay m¨¢s gente experimentando con el estilo. El director Paul Greengrass tambi¨¦n usa la autenticidad como herramienta.
P. Y eso os diferencia porque...
R. El motivo por el que uno cuenta algo sin inventar chorradas es dotarlo de profundidad, pero sigue siendo ficci¨®n. Hay una gran frase de Picasso, y no me estoy comparando con ¨¦l, que dice: "El arte es la mentira que nos ayuda a ver la verdad". El periodismo puede contar la verdad, y cuando elige hacerlo es muy poderoso. El arte a veces tiene que mentir para poder contar la verdad con la intensidad necesaria para hacernos sentir algo respecto a esa verdad.
P. Tras retratar el fraude y describir el comienzo de la guerra de Irak, ahora vuelve la vista a Nueva Orleans tras el Katrina.
R. The wire iba sobre c¨®mo el poder y el dinero se relacionan con una ciudad. Treme trata sobre la cultura. Cuando ya no se recuerde a EE UU por nuestra ideolog¨ªa, alguien entrar¨¢ en un bar en Katmand¨² y podr¨¢ o¨ªr a Michael Jackson, a John Coltrane o a Otis Redding. El origen de eso son los m¨²sicos que empezaron aqu¨ª con Louis Armstrong. Esa es nuestra exportaci¨®n al mundo. Y ese legado peligr¨® con el Katrina. No la m¨²sica, pero s¨ª su punto de origen, Treme, el barrio m¨¢s europeo, latino y tercermundista de EE UU pudo haber desaparecido.
P. ?As¨ª que es optimista?
R. La cultura ha vuelto. Pero sigue siendo una ciudad disfuncional.
R. En el 9th Ward, la zona m¨¢s devastada, dos de cada tres casas siguen vac¨ªas.
P. EE UU no hizo nada bien tras el Katrina. Por eso es tan admirable lo que la gente ha logrado por s¨ª misma. The wire es una tragedia en la que los individuos no pueden transformar las instituciones a las que pertenecen. ?stas prefieren hacer una carnicer¨ªa con los suyos antes que cambiar; ¨¦sa era mi cr¨ªtica al capitalismo posmoderno. La Nueva Orleans institucional no es diferente. ?Ya ni siquiera hay sistema de educaci¨®n p¨²blico! La corrupci¨®n es end¨¦mica, esta ciudad es un desastre. Pero nada demuestra mejor el poder de los individuos que los m¨²sicos y toda esta gente que ha rehecho la ciudad.
P. ?Cree que Treme ayudar¨¢ en algo a Nueva Orleans?
R. Quiz¨¢ traiga m¨¢s turismo, no s¨¦. De nuevo me est¨¢s preguntando si quiero lograr cambios... S¨®lo estoy contando una historia. En este caso, sobre la cultura americana. ?Qu¨¦ hay m¨¢s importante que poner a bailar al planeta? Si alguna vez se nos recuerda por algo, ser¨¢ por eso.
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