Dependencia en crisis
Las dificultades econ¨®micas lastran el desarrollo de la ley estrella de la legislatura anterior
El desarrollo de la Ley de Dependencia (cuidado generalizado de los mayores con discapacidades) se ha cruzado con una crisis econ¨®mica profunda que ha dejado sin empleo al 20% de la poblaci¨®n activa y ha vaciado las arcas del Estado.
La ley, que fue discutida y aprobada en plena bonanza econ¨®mica hace cuatro a?os, genera un nuevo derecho que, por in¨¦dito, no tendr¨ªa el car¨¢cter irrenunciable de los otros tres pilares del Estado de bienestar: la educaci¨®n, la sanidad y las pensiones. Sin embargo, renunciar al desarrollo de la ley o frenarla a medio camino no deber¨ªa ser una opci¨®n, y menos una decisi¨®n unilateral de algunas autonom¨ªas. Precisamente porque en su esencia est¨¢ el convertir un hueco evidente del mercado laboral como es el de asistencia a los mayores y otras personas dependientes en un foco de creaci¨®n de empleos.
En contra de ese criterio, sin embargo, ya se han levantado algunas voces reclamando una revisi¨®n de los planes y algunas comunidades aut¨®nomas (en cuyas manos est¨¢ la gesti¨®n de la ley y el 50% de su financiaci¨®n) est¨¢n frenando su puesta en marcha por la v¨ªa de los hechos. Entre ellas, varias gobernadas por el PP (Murcia, Valencia, Madrid), pero tambi¨¦n presididas por partidos nacionalistas (Canarias) o el PSOE (Baleares).
Es evidente que seguir adelante con la Ley de Dependencia genera a corto plazo una ecuaci¨®n dif¨ªcil de resolver, salvo que se aumenten inmediatamente los ingresos por la v¨ªa de los impuestos o por el ahorro en el gasto. En este sentido, el pacto sanitario para racionalizar el gasto y un plan de ajuste m¨¢s ambicioso que el aprobado el viernes por el Gobierno ser¨ªan los caminos a seguir. En tiempos de crisis no se entender¨ªa que los poderes p¨²blicos acometieran recortes desprotegiendo a los que m¨¢s lo necesitan y arrebat¨¢ndoles una ayuda que, por otra parte, no supone un desembolso insuperable. S¨®lo la recaudaci¨®n del impuesto de patrimonio, que el Ejecutivo suprimi¨®, ser¨ªa suficiente para afrontar la factura a medio plazo.
El hecho de que 500.000 dependientes hayan logrado ya el apoyo estatal es un gran paso adelante. No es, sin embargo, un peque?o pago destinado a los familiares-cuidadores de los ancianos lo que resuelve el problema y nos acerca a los sistemas sociales de nuestros socios europeos. Tambi¨¦n aqu¨ª, la crisis y las carencias hist¨®ricas de nuestros servicios sociales est¨¢n desvirtuando el objetivo fundamental de la ley. Espa?a necesita m¨¢s plazas de residencias asistidas, hacer nuevas inversiones para conseguir una red asistencial adecuada y m¨¢s cuidadores profesionales que verdaderamente liberen de su carga a los familiares. S¨®lo as¨ª se podr¨¢ ir perfeccionando el sistema y se lograr¨¢ que la ley produzca el empleo previsto (ahora supone la tercera parte de esos 262.000 nuevos puestos de trabajo que se esperaban) y el consecuente retorno econ¨®mico a las arcas estatales.
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