El Vaticano degrada a los Legionarios
La investigaci¨®n papal define a Marcia Maciel, fundador de la congregaci¨®n, como un "delincuente carente de escr¨²pulos" - Roma les degrada a simple orden
Benedicto XVI nombrar¨¢ un delegado que dirigir¨¢ temporalmente la congregaci¨®n de los Legionarios de Cristo y supervisar¨¢ las nuevas leyes por las que se regir¨¢ el movimiento tradicionalista, seg¨²n anunci¨® ayer el Vaticano en una nota muy caracter¨ªstica de Joseph Ratzinger, tocada por ese estilo que algunos han definido como "ferozmente amable".
La nota afirma que la investigaci¨®n de ocho meses realizada ha confirmado con "testimonios incontrovertibles los grav¨ªsimos y objetivamente inmorales" comportamientos de Marciel Maciel, fundador de la Legi¨®n. El Papa proclama oficialmente, por primera vez, que el sacerdote mexicano, pederasta compulsivo y compa?ero de al menos dos mujeres con las que tuvo tres hijos, vivi¨® "una vida carente de escr¨²pulos y de sentimiento religioso", y que "cometi¨® verdaderos delitos".
El dictamen puede ser un freno para la canonizaci¨®n de Wojtyla
El Papa afirma que los da?os causados a la Legi¨®n por Maciel, "exigen una profunda revisi¨®n" de la congregaci¨®n, y detalla la "necesidad" de acometer varios cambios: "El carisma" que su difunto antecesor atribuy¨® al fallecido Maciel ser¨¢ "redefinido", es decir, abolido; se nombrar¨¢ una "comisi¨®n de estudio de las constituciones", es decir, un equipo de canonistas que redactar¨¢ los nuevos estatutos; el "n¨²cleo verdadero" del movimiento ser¨¢n las Milicias de Cristo (los misioneros y curas de frontera); el "ejercicio de autoridad" ser¨¢ revisado (lo que implica el desalojo de la actual c¨²pula); y el Vaticano acoger¨¢ en su jurisdicci¨®n los seminarios.
Fuentes vaticanas afirman que la r¨¢pida decisi¨®n de Ratzinger supone un conjunto de medidas "m¨¢s duro" de lo esperado y que tendr¨¢ un efecto fundamental: degradar a la congregaci¨®n, que pasar¨¢ a ser una orden religiosa m¨¢s, como los jesuitas o los franciscanos, sometida al derecho can¨®nico y obligada a rendir cuentas al Vaticano.
Seg¨²n el canonista Filippo di Giacomo, "la soluci¨®n y la toma de posici¨®n adoptadas son radicalmente ratzingerianas. Se trata de un ejercicio de claridad, uso honesto de la palabra y autoridad a la vez. Les dice que Maciel era un delincuente, y a?ade: 'Como me dicen que vosotros no sab¨ªais, se acab¨® el carisma pero os acojo a todos y os convierto a todos en fundadores'. El efecto es que se acaba el privilegio carism¨¢tico y se dota al movimiento de un mando m¨¢s democr¨¢tico, colegiado y no personalista, sometido al c¨®digo can¨®nico".
Los visitadores se han reunido con m¨¢s de mil legionarios. Tambi¨¦n han visto a numerosos miembros del movimiento laico de la Legi¨®n, el Regnum Christi. A estos, el Papa les anuncia que cumplir¨¢ su petici¨®n de enviar una inspecci¨®n antes de tomar cualquier decisi¨®n.
La doble vida del fundador, afirma el Vaticano, "estaba en la oscuridad para gran parte de los legionarios, sobre todo gracias al sistema de relaciones del padre Maciel, que supo crearse coartadas, generar confianza, confidencia y silencio de los circundantes". La decisi¨®n encierra un nuevo mensaje del Papa contra la mentira y la corrupci¨®n en las estructuras de Gobierno de la Iglesia; y parece sugerir adem¨¢s un posible freno a la beatificaci¨®n de su antecesor, Juan Pablo II.
Pederasta, pol¨ªgamo, padre de al menos tres hijos y, seg¨²n algunos, tambi¨¦n incestuoso y aficionado a las drogas, Maciel goz¨® siempre de la protecci¨®n de la Curia wojtyliana, a pesar de las reiteradas denuncias presentadas por algunas de sus v¨ªctimas. El comunicado hace menci¨®n a ello cuando escribe: "El lamentable descr¨¦dito y alejamiento de cuantos dudaban de su recto comportamiento (de Maciel), as¨ª como la errada convicci¨®n de no querer afectar el bien que la Legi¨®n estaba realizando, hab¨ªan creado en torno a ¨¦l un mecanismo de defensa que lo hizo durante mucho tiempo inatacable".
Varios ex seminaristas enviaron cartas a Juan Pablo II en 1978 y 1989, y en febrero de 1997 ocho de ellos revelaron en la prensa estadounidense los delitos de Maciel. Pero el Vaticano no castig¨® al fundador hasta casi el final de su vida. Pese a las cr¨ªticas, fue el entonces cardenal Ratzinger el ¨²nico que tom¨® cartas en el asunto. En 1992, intent¨® procesar a Maciel, pero lo impidi¨® el n¨²cleo de poder de Wojtyla: su secretario de Estado, Angelo Sodano; el camarlengo Eduardo Mart¨ªnez Somalo; su secretario personal, Stanislaw Dziwisz; el prefecto para el Clero, Dar¨ªo Castrill¨®n Hoyos, y su portavoz, Joaqu¨ªn Navarro Valls, alineados en la pol¨ªtica oficial de ocultaci¨®n. Finalmente, en 2004, Ratzinger oblig¨® a dimitir a Maciel. Ahora, el Papa culmina esa larga batalla interna.
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